marzo 29, 2017

Camino al mundial

Se ha cumplido una nueva jornada dentro de la actual etapa eliminatoria para determinar qué países quedan dentro y fuera del próximo campeonato mundial de fútbol. Chile perdió ante Argentina, en el estadio monumental de Buenos Aires, y ganó a Venezuela en el estadio del mismo nombre en Santiago.

Si bien existía la esperanza de sacar algún punto en Argentina, al final se impuso la lógica o la historia. Esto, a pesar que Chile jugó bien, y Argentina mal. En largos pasajes del partido, Chile parecía la Argentina de antaño, jugando con la pelota a ras de suelo, dribleando, escondiendo la pelota. El partido terminó con un sabor amargo porque se pudo haber empatado o ganado. Faltó la puntada final. Goles son amores.

Frente a Venezuela el imperativo era ganar, por necesidad e historia. Venezuela, si bien ha progresado una barbaridad, aún le falta recorrido. En todo caso presentó un equipo que, si no pierde la brújula, dará que hablar. Es cosa de tiempo. Efectivamente, Chile entró a la cancha con todo, en un estado vestido de rojo, encandilado ante un juego brillante desde los primeros minutos. El tiro libre del niño maravilla, que en Buenos Aires no quiso entrar, rebotando en el travesaño, esta vez sí entró por el ángulo superior, sin que el arquero atinara a nada, tan solo a mirar cómo se clavaba la pelota. Un tiro libre perfecto, de antología, combeado, con efecto.

Los otros goles convertidos por Paredes, fueron la justa expresión del dominio incontrarrestable que imponía Chile. Venezuela no atinaba, su entrenador se paseaba incrédulo por la orilla de la cancha, sin saber qué hacer. La goleada se veía venir. La muchedumbre deliraba ante el espectáculo que observaba sin disimular su encanto. Vino el intermedio, el descanso. El público se frotaba las manos esperando la segunda parte: la goleada. Pero ella no vino, las oportunidades siguieron creándose al por mayor, pero no se concretaban. Puras farras, tiros o cabezazos a las nubes o alejados de los tres palos. Un penal que Alexis dispara al mismo lado que se tira el arquero venezolano. Venezuela descuenta con un cabezazo de su ariete, entusiasmándose. Chile no pierde los estribos, pero ya no ejerce ese talente, esa finura del primer tiempo que entusiasmó al público y que hizo imaginar que vería una goleada de punta a cabo. De allí la molestia y frustración no obstante el triunfo final y haber vuelto a posicionarse dentro de la zona clasificatoria.

En síntesis, Chile sigue en carrera de la mano del macanudo. Como en tantas otras oportunidades, el camino al mundial no es un lecho de rosas, pero se avanza. En el pasado, clasificar para un mundial era casi un milagro; hoy es una posibilidad cierta; antes jugábamos para no perder, hoy para ganar acá o allá, de local y de visita. Hoy Chile se para de igual a igual ante cualquiera, de la mano del loco, del pelao o del macanudo, posibilitanto que nos olvidemos de las escandalosas utilidades de las isapres, las afps, así como de los fraudes en carabineros, de la corrupción en las más diversas esferas, y de las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias. no solo de pan vive el hombre,

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