septiembre 29, 2016

Descentralización: ¿para qué?

Hemos sido testigos de formalizaciones a nivel nacional que involucran a personajes públicos del ámbito político, empresarial, deportivo, religioso y militar, por los más diversos motivos asociados a la corrupción: cohechos, colusiones, lucros indebidos, tráfico de influencias, manejo de información privilegiada, entre otros. Lamentablemente también se ha dado a nivel de regiones y comunas. Cuesta encontrar alcaldes, concejales, así como candidatos sin mácula.

No obstante lo expuesto, no deja de llamar la atención la formalización de quien es el alcalde de la comuna de Talca, Juan Castro, junto con la del administrador del municipio y director ejecutivo del programa Junto a ti, Juan Carlos Díaz, actual candidato a alcalde por Talca, y Juan Valdebenito, jefe del departamento de emergencia municipal, quien fuera candidato a diputado en las últimas elecciones bajo el lema, síganme los buenos.

Estos personajes configuran un trío cuyas actuaciones se encuentran en tela de juicio, esto es, bajo investigación por el delito de cohecho por parte de la fiscalía. Importa consignar que el cohecho es un delito asociado a un soborno para corromper a alguien con el propósito de obtener algún favor de su parte. Suele tratarse de entrega de dineros (o regalos) a alguien, por lo general a un funcionario, a cambio de algo que no puede ser obtenido lícitamente.

Que se encuentren formalizados, no significa que sean culpables, por lo que debe presumirse que son inocentes en tanto no se demuestre lo contrario. Pero también se sabe que nadie es formalizado porque sí. Importa señalar que la formalización es la actividad por la cual un fiscal comunica a un imputado de que se está desarrollando una investigación en su contra por uno o más delitos específicos.

Se presume que para que exista una formalización tienen que haber indicios, antecedentes que hacen presumir la existencia de un delito. Nada impide descartar la existencia de delito, y que se concluya que tan solo hayan existido, a lo más, faltas administrativas. Ello lo determinará la investigación en curso.

Desafortunadamente son muchos los municipios que están siendo investigados por presuntos delitos similares, asociados a la compraventa de terrenos y la contratación de los servicios de recolección de basura por parte de empresas del rubro. Investigaciones que han dado origen a peticiones por parte de distintas fiscalías para conocer los movimientos bancarios, esto es, depósitos, captaciones y otras operaciones sospechosas en las cuentas bancarias que posean las personas involucradas, todo con el propósito último de revelar si ha existido tráfico de influencias, apropiaciones indebidas, conflictos de interés.

El municipio, al igual que el aparato del Estado, está para servir a los más débiles, quienes necesitan apoyo; no está para servirse de él, en particular quienes son sus máximas autoridades. Desafortunadamente el negocio de la basura parece ser lo suficientemente atractivo para caer en tentación si no se cuenta con un sólido escudo ético-moral.

Para que la regionalización, la descentralización tenga sentido, es indispensable que tengamos municipios incorruptibles, con autoridades y funcionarios capaces de resistir la tentación de ser sobornados con ingresos recibidos bajo cuerda.

El caso en comento se arrastra desde el 2013. Dada la proximidad de las elecciones municipales, y que entre los implicados se encuentre uno de los candidatos a alcalde del municipio de Talca, es indispensable que se esclarezca cuanto antes su actuación bajo sospecha, al igual que la del alcalde actual. Por el bien de todos.

septiembre 21, 2016

Miigrantes somos (casi) todos

Las migraciones están concentrando gran parte de las agendas políticas en los más diversos países, sean estos de Europa como de América del Norte, Central y del Sur.

Las causas de los fenómenos migratorios con múltiples, pudiendo ser de naturaleza económica, como política. Unos, los menos, en busca de mejores horizontes; otros, los más, escapando de pobrezas, guerras, persecuciones religiosas, culturales. Tras un migrante, suele haber un drama, una tragedia no clasificable, la de dejar atrás a los suyos, su tierra, su cultura, sus costumbres.

Si bien las migraciones han existido siempre y tienen que ver con nuestra vertiente nómade, no sedentaria, probablemente ahora se den en mayor magnitud por las facilidades que provee el desarrollo experimentado por el transporte y las comunicaciones. Las migraciones también son consecuencia de desigualdades exacerbadas por una globalización que el mismo desarrollo científico-tecnológico ha generado.

Tambalean gobiernos abiertos a las migraciones por convicción y doctrina, cuya magnitud ha hecho resurgir los nacionalismos, azuzando los miedos al otro, la potencial amenaza que representaría el migrante. Unos los presentan como la causa del desempleo; otros como la causa de la inseguridad. Estos últimos, asimilando al migrante a la categoría de potencial terrorista y/o culpable de la situación del nativo.

Se observa un auge de la ultraderecha que no es posible menospreciar, reveladora de lo mucho que nos falta por avanzar, en términos culturales y educacionales. Basta observar a sus potenciales votantes: sin o con mala educación, con empleos mal pagados, inestables y/o informales. A ellos, los dirigentes ultraderechistas, les inculcan el rechazo al extranjero, al otro, al distinto, culpabilizándolo de su precariedad. Todo ello en un contexto de descrédito de la política.

Ahí está la opción de Marine Le Pen en Francia amagando a los partidos tradicionales en crisis; ahí está el avance de Alternativa para Alemania (AfD), organización nacionalista y xenófoba, que tiene en las cuerdas a Merkel, la CDU y el SPD, así como su política hacia los refugiados. Ahí está la decisión del Reino Unido, del brexit, esto es, salir de la Unión Europea, cansados de ver arribar a tanto extranjero. Mientras tanto, como la guinda de la torta, en USA, país forjado por inmigrantes, tiene ahora a uno de sus candidatos presidenciales, Trump, enarbolando la bandera del nacionalismo, para volver a “ser grandes”. Curiosamente Trump es un descendiente de inmigrantes que ahora arremete contra los inmigrantes. Las vueltas de la vida! Aspira “seleccionar” a los inmigrantes: estos sí, estos no; para ello postula nada menos que construir un muro en la frontera con México financiado por los mexicanos!

Termino afirmando que no estamos en tiempos para construir muros; si algún sentido tiene el progreso, lo que corresponde es destruir muros, construir puentes, reducir desigualdades, desarmarnos, ser capaces de mirarnos de frente, enarbolar las banderas de la solidaridad y la paz en contraposición a la guerra.

septiembre 15, 2016

El fenómeno Trump

El mundo se encuentra en estado de alerta ante la irrupción de un candidato fuera de molde para las próximas elecciones presidenciales en EEUU. Digo fuera de molde porque ha sacado a todos de los esquemas tradicionales.

No proviene del establishment político convencional, la élite o casta política norteamericana. Es un multimillonario que ha cambiado de domicilio político y que ninguno de estos domicilios lo reconoce como propio. Tanto es así que los propios líderes republicanos se agarran la cabeza pensando en el engendro que ganó las primarias donde se impuso contra viento y marea, sin atenuantes, sobre todos los rivales que se le opusieron.

Por más que intente moderar su discurso en la recta final, su impronta está marcada a sangre y fuego por sus declaraciones en el primer tramo de su ascenso, declaraciones que incendiaron la pradera: las vinculadas a poner freno a la inmigración y la decadencia del imperio expresada por la pérdida de influencia mundial.

Lo paradojal es que el propio Trump es un descendiente de inmigrantes. Mal que mal, los EEUU que conocemos fue construido sobre la base de sus inmigrantes, sus esclavos y el exterminio de sus aborígenes. Claro que entre los inmigrantes están los blancos sonrosados y los no tan blancos. A los que Trump no quiere es a los no tan blancos, los latinos, los que vienen del sur, particularmente quienes cruzan la frontera con México. Y lo quiere hacer con un muro financiado por los mexicanos.

Sus frases para el bronce se multiplican, violando todas las reglas de la sensatez, explotando la ignorancia en que parece estar sumida la población norteamericana. Trump representa al populismo en su máxima expresión. Su fortuna, al igual que los productos/servicios que generan sus actividades empresariales se basan en la explotación de la vaciedad que recorre a la sociedad de consumo estadounidense.

Trump representa el hastío con una clase política cerrada que se reproduce una y otra vez. Desafortunadamente, al partido demócrata no se le ocurrió nada mejor que poner al frente a Hillary Clinton, quien representa como pocos al prototipo político convencional que está siendo rechazado, no solo en USA, sino que en todo el mundo. Los demócratas se farrearon la posibilidad de llevar al contrincante de Hillary en las primarias, Bernie Sanders, quien no obstante ser biológicamente de avanzada edad, sus ideas cautivaron a la juventud por su frescura, su audacia, y su capacidad para levantar las banderas abandonadas en aras del pragmatismo. Una juventud que hoy por hoy no tiene candidato, y que por lo mismo se resiste a votar por un Trump o una Hillary.

Ambos representan la decadencia que afecta a la sociedad moderna. Nada muy distinto a lo que se vislumbra en Chile y el resto del mundo.

septiembre 08, 2016

En punto de quiebre

En Chile, progresivamente, las manifestaciones de protesta desde los más diversos sectores se multiplican cada vez con mayor frecuencia, dando cuenta de una nueva realidad que parece asomar con fuerza luego de un período de letargo.

La transición hacia la democracia desde 1990, ha sido un proceso complejo, difícil, para no pocos, interminable. En un primer período, se puede afirmar que estuvo marcado por una política de “acuerdos” forzada por la presencia del innombrable, la influencia y visibilidad de las FFAA, y el peso de una derecha sobrerrepresentada gracias a un sistema electoral binominal. Una política de acuerdos que condujo a perfeccionar un modelo neoliberal heredado, impuesto a sangre y fuego, y que en la transición se ha estado consolidando.

El segundo período está siendo marcado por un cierto malestar, descontento que se ha estado expresando socialmente, antes que políticamente, a través de movimientos sociales inicialmente inorgánicos, pero que lentamente buscan formalizarse. En breve, pareciera tenerse claro lo que no se quiere, pero no lo que se quiere. Ahí las diferencias persistirían, lo que explicaría la fragmentación y multiplicación de partidos políticos, lo que explica las dificultades para expresarse como una corriente de opinión contundente tras un objetivo compartido. Una vez que se superen estos obstáculos, se ingresaría a una suerte de tercer período, el cual aún no se vislumbra con claridad.

Los signos de malestar son innumerables. Ejemplos se tienen al por mayor: se aprueba una ley de pesca de corrupto origen en virtud de la cooptación de legisladores por parte de las grandes empresas pesqueras; por ley no se puede lucrar en las universidades, pero no obstante ello, y se sabiéndose que se lucra, poco o nada se hace para impedirlo; quien fuera nuestro máximo dirigente del futbol, se encuentra procesado en USA por corrupto; en la última elección de la CUT que agrupa a los sindicatos a nivel nacional, uno de los candidatos se proclama unilateralmente luego de una semana sin conocerse los resultados de la elección; en materia previsional el rechazo al sistema de capitalización individual junto a la administración privada de las pensiones, se toma la agenda noticiosa; y los grandes empresarios se coluden una y otra vez sin que se atine a nada.

La población se encuentra estupefacta ante la suma de tapones que van saltando diariamente, dando cuenta de un descontento soterrado que aún no encuentra cauce político. Este fenómeno no solo se da en Chile. Los paralelismos se multiplican por doquier. Haciendo un símil tenístico, podríamos afirmar que estaríamos ante una suerte de punto de quiebre, ad portas de un nuevo escenario.