junio 29, 2016

Chile campeón

Habiendo finalizado la copa América Centenario disputada en EEUU, aproveché de invitar a mis estudiantes a reflexionar en torno a lo que más les había llamado la atención. El resultado se acompaña a continuación, adobado con mis reflexiones y que agrupé en torno a seis temáticas.

1. El protagonismo de Messi: la presión de los medios de comunicación, su penal perdido, su renuncia. A mi modesto entender Messi demostró ser un gran jugador, un jugador desequilibrante que no ha podido desequilibrar con la camiseta de Argentina. De pocas palabras, sencillo, contrasta con la locuacidad y los aires de grandeza a los que nos tienen habituados los argentinos. Demostró que es de carne y hueso, que no resistió la presión, la responsabilidad que se le echó encima, a mi juicio, desproporcionadamente. Después de la batalla, ahora se le pide que siga, que no abandone la selección, que se le quiere y necesita.

2. El partido final entre Chile y Argentina, tanto por el equilibrio de fuerzas, la tensión, el arbitraje de Heber Lopes, un brasileño que alcanzó un protagonismo especial, las espectaculares atajadas de ambos arqueros, en particular de Bravo, el choque de pitbull Medel con uno de los palos del arco en su intención de evitar un gol, como por la euforia y emoción de los jugadores chilenos al ganar por segunda vez consecutiva un campeonato continental, por segunda vez consecutiva, con un plantel de excepción.

3. La reacción de los medios de comunicación internacional, más preocupados y asombrados de la derrota de Argentina que del triunfo de Chile y de una evolución futbolística que es resultado de un proceso de largo plazo, de mucho trabajo, y particularmente de una generación dorada que difícilmente se repetirá.

4. La temprana eliminación de Brasil y Uruguay, especialmente de Brasil, país que siempre ha sido protagonista de fuste, pero que parece atravesar una crisis de proporciones que se viene arrastrando desde hace tiempo.

5. La celebración del centenario del campeonato realizado en EEUU permitió visualizar los contrastes imperantes en dicho país. Por un lado, la infraestructura física existente, expresada en los descomunales estadios en los que se jugó la copa, y por otro lado, el primitivo uso de limpiapisos por parte de un “ejército” de trabajadores para extraer agua de la cancha luego de la copiosa lluvia caída en uno de los encuentros decisivos. Trabajadores que llamaron la atención por su obesidad, una de las lacras que vive una sociedad opulenta como la norteamericana, y que es expresión de una alimentación basada en comida chatarra.

6. El desempeño de Chile, de menos a más. Partió perdiendo con Argentina, en un partido cuyas características se asemejaron a los del partido final, con la diferencia que en el caso de Chile la pelota no quiso entrar al arco argentino, mientras que los argentinos lograron concretar en dos ocasiones mediante sendos contragolpes. Luego con Bolivia, tuvo una actuación para olvidar, donde se ganó en el minuto final con un penal que solo vió el árbitro. De ahí para adelante el equipo fue otro. Con México fue toda una sinfonía celestial, al igual que con Colombia y la final con Argentina. Todo esto en un contexto en el que se le tenía poca fe a la selección, ya sea por la crisis dirigencial por la que atravesó, expresada en la fuga de Jadue, como porque las actuaciones en los partidos preparatorios no ayudaban a hacerse mayores ilusiones.

En concreto, Chile ganó en buena lid, triunfo que le hace bien a su autoestima, no solo en el ámbito futbolístico o deportivo. Dejó atrás esa frase “jugamos como nunca y perdimos como siempre” a la que estábamos habituados gracias a una generación que ha sabido ganarse el respeto y la admiración de todos.

junio 23, 2016

Un partido electrizante

En un partido electrizante, en todo el sentido de la palabra, por haber sido jugado bajo una tormenta que obligó a su suspensión momentánea,Chile triunfó con clase, ante un potente rival, Colombia, pero que se vio impotente, tanto con la cancha en buenas condiciones, como con ella convertida en una piscina.

Después de la guerra, todos somos generales, razón por la cual voy a recordar las preguntas que se me hicieron antes del partido, y reflexionar en torno a ellas; además agregaré otras preguntas que surgieron al calor del partido.

1. Chile gana?
Dije que no lo sabía, que dependía de nosotros y del adversario. Se confirmó! En muchos pasajes del partido Chile jugó como los dioses, de memoria, triangulando. Me hizo recordar a la naranja mecánica holandesa de Cruiff, allá en la década de los ochenta.

2. Chile va de menos a mas?
Dije que no, que aún no habían signos de ello porque a veces jugábamos bien, otras no. Después de este partido me atrevo a afirmar que me habría equivocado, mal que mal ya son dos partidos consecutivos jugando de maravilla, lo que nos hace entrar en confianza para lo que viene. Mal que mal Chile logró imponer su clase, su condición de campeón de la última copa América ante dos rivales de fuste. No digo tajantemente que me equivoqué porque la prueba de fuego será justamente la final con Argentina. Enla cancha se ven los gallos.

3. Cuál es el equipo que le gusta más, el de Bielsa, Sampaoli o Pizzi?
Dije que entre los tres, me quedaba con Bielsa y que con Pizzi veía un retroceso. Sigo estando con Bielsa, pero Pizzi se está ganando mis respetos. Modestamente, sencillamente, calladamente, sin aspavientos, los dos últimos partidos han mostrado un equipo en todo el sentido de la palabra, que actúa como una orquesta tocando una sinfonía celestial.

4. Qué resultado vaticina?
Dije que no era pitoniso. No soy capaz de vaticinar resultado alguno, lo que reitero. Para el partido con Argentina tampoco me atrevo a vaticinar resultado alguno, solo que todo indica que será un partido de meta y ponga. Podemos ganar, como podemos perder. Argentina no es broma, pero tampoco es imposible.

5. Qué va a hacer?
Dije que iba a ver el partido y encomendarme al Señor, lo que hice y el Señor me escuchó. Lo mismo haré para el próximo partido.

Acá van preguntas adicionales recibidas:

1. Cuáles fueron las figuras que más lo deslumbraron?
Ninguna en particular. Todos los jugadores estuvieron atinados, rayaron a gran altura, mojaron la camiseta. No vi puntos débiles. Quizá Jara, quien perdió algunas pelotas, y/o erró pases que podían habernos producido daño.

2. Qué le llamó más la atención del equipo?
Que no obstante los cambios, Chile no se desdibujó, mantuvo su impronta ante México. Mal que mal, no estuvo en la cancha el rey Arturo ni el Pato Díaz, dos maestros en el medio campo. Sus reemplazantes supieron responder. Uno de ellos, Hernández, incluso tuvo que ser reemplazado por lesión, y no por ello se resintió el equipo.

3. Qué le llamó más la atención del estadio?
Su capacidad para absorber tanta agua caída, la espectacularidad de su diseño. No puedo dejar de mencionar que también me llamó la atención la obesidad de quienes tuvieron bajo su responsabilidad limpiar la cancha. todos los barrenderos, salvo excepciones, eran obesos, verdaderos sacos de comida chatarra.

4. Creyó que el segundo tiempo se postergaría para el otro día a raíz de la tormenta'
Vuelvo a reiterar que no soy pitoniso. Pero me temía lo peor. Mal que mal, Chile ganaba 2 a 0, y si el partido se reanudaba después de la lluvia, la cancha pasaba a ser otra; si se posponía para el otro día, era como jugar otro partido. Ambas coyunturas no las veía con buenos ojos. Por suerte se reanudó, y a pesar de que la cancha era otra, el juego de Chile no se resintió mayormente. Por momentos llegó a bailar rumba frente a los propios colombianos que se veían impotentes.

Y ahora a esperar la final. Argentina no es invencible, pero no es pan comido. Ahora tendremos al rey Arturo, ellos a Messi. Un duelo imperdible.

junio 21, 2016

Chile: ¿una lotería?

Ad portas del partido con Colombia por la copa Centenario, sobre la marcha van respuestas que he dado frente a consultas que se me han hecho:

1. Chile gana?
No lo sé, si juega como jugó ante México, gana; pero si juega como jugó ante Bolivia, pierde. Siento que Chile ha vuelto a la irregularidad, a veces si, a veces no. Perdí la seguridad, la confianza de que ganaba que me insuflaron Bielsa y Sampaoli. Ahora mi respuesta es que todo puede ser. Depende de nosotros y del adversario, en este caso, Colombia.

2. Chile va de menos a mas?
Eso se quiere creer, pero no es cierto, porque partió jugando bien ante Argentina, aunque perdió; y luego jugó muy mal ante Bolivia, aunque ganó; mientras que con México jugó a las mil maravillas, como los dioses, y ganó. Si jugara así todos sus partidos sería campeón del mundo por paliza.

3. Cuál es el equipo que le gusta más, el de Bielsa, Sampaoli o Pizzi?
De momento me quedo con el de Bielsa porque es el que le cambió el pelo al país. De un país que jugaba arratonado, refugiado en su arco, apostando a no perder, o a perder por poco, pasó a jugar hacia adelante, a ganar, a abrirse en vez de cerrarse, a encarar, siempre hacia adelante, aunque se estuviese ganando. Sampaoli mantuvo ese juego, ese estilo, ese esquema. Con Pizzi está por verse, pero siento un retroceso, mucho pase lateral, hacia atrás, como los brasileros, esperando el espacio, el error del adversario. Con México volvió el Chile del loco Bielsa o del pelado Sampaoli, pero no sé si por iniciativa de Pizzi o porque los jugadores se salieron de libreto.

4. Qué resultado vaticina?
Ninguno, no soy pitoniso, menos con este equipo; menos sin el rey Arturo en la cancha, con el Pato Díaz en las cuerdas y con el niño maravilla agotado. Todo puede ser, es una lotería.

5. Qué va a hacer?
Ver el partido y encomendarme al Señor!

Educación superior en Chile: ¿hacia la gratuidad?

Conversando en torno a la gratuidad de la educación superior en Chile ...


junio 15, 2016

Los encapuchados: la barbarie en acción

Los encapuchados han sido un dolor de cabeza! Qué duda cabe! Para quienes se manifiestan, para quienes sufren sus consecuencias, para quienes respaldan las ideas, los conceptos que están tras los movimientos sociales.

Sin querer queriendo, con sus acciones, los encapuchados están contribuyendo a perpetuar la vigencia de un modelo económico social que tiene al país sumido en un malestar cuya duración se está prolongando en demasía.

En efecto, los encapuchados están logrando objetivos que probablemente no tenían en carpeta. A modo de ejemplo, están logrando reducir los niveles de adhesión a las movilizaciones, están incrementando los niveles de escepticismo sobre las reales posibilidades de que las reformas, por las que supuestamente pregonan, se concreten. Esto es, están llevando agua a otro molino.

A un molino que junto con multiplicar sus actuar destructivo y sembrar inseguridad, espera agazapado su turno para instalar la dictadura que les provea la paz y seguridad que caracterizan a los cementerios. Un molino que en el fondo celebra alborozado sus actuaciones.

En democracia, en un estado de derecho, allí donde existe el debido proceso, los encapuchados no tienen razón de ser, y por lo tanto, su existencia debe ser constitutiva de delito. Bajo la dictadura, los que daban la cara, las vieron negras; en democracia, los que las deben ver negras son los encapuchados, no los que dan la cara.

Lo que en el fondo pareciera que están cuestionando los encapuchados es si realmente estamos en democracia o si seguimos en dictadura. Si bien nos falta para tener una democracia como Dios manda, con todas sus limitaciones, que no son pocas, no podemos ignorar que podemos expresarnos y disentir pacíficamente, sin que esbirros propios de las dictaduras nos vengan a sacar de las casas para hacernos desaparecer. No perdamos el sentido de las proporciones.

La democracia tiene todo el derecho a defenderse de quienes nos quieren retrotraer a tiempos violentos. La violencia nada engendra. El único camino hacia el progreso es el de la paz, la no violencia, el diálogo, el mirarse cara a cara, al descubierto. No hay atajos.

En el caso particular de las marchas estudiantiles, frente a la incapacidad por evitar la infiltración de encapuchados y la consiguiente secuela de destrucción, es hora de hacer un alto para reflexionar sobre caminos alternativos, pacíficos, que ayuden a sumar adhesión en vez de restar; que ayuden a acelerar las reformas, en vez de retrasarlas o distorsionarlas.

junio 10, 2016

El triunfo de PPK en Perú

PPK, Pedro Pablo Kuczynski, exministro de economía en el gobierno peruao encabezado por Toledo, ganó raspando, en fallo fotográfico, la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Como quien dice, de atrás pica el indio, porque en la primera vuelta salió segundo a gran distancia de Keiko, la ganadora de entonces. El apoyo a último minuto de Verónika Mendoza, representante de la izquierda, fue crucial para impedir el triunfo de quien se veía ganadora por paliza, Keiko. Fue una elección entre dos candidatos de derecha, reveladora del reflujo que están viviendo las fuerzas de centro y de izquierda, de una polarización, de un desconcierto, y de un cansancio.

En este caso fue en Perú, pero que es manifiesto en general. Quizá este sea un caso un tanto extremo porque uno de los candidatos, Keiko, es hija de Alberto Fujimori, hoy encarcelado por corrupto y violador de los DDHH. A pesar que no ganó, la votación alcanzada por Keiko, es reveladora de un país partido en dos, en dos mitades prácticamente iguales, realidad que tiende a reproducirse también en otros países. Que la hija de un personaje tan tenebroso como Alberto Fujimori, hoy encarcelado, obtenga la votación que tuvo, es una vergüenza para la democracia peruana y para todas las democracias donde los candidatos que adhieren a una concepción autoritaria, dictatorial, alcancen porcentajes significativos de votación.

Es como si en Chile, para las próximas elecciones se lanzara un hijo del innombrable y alcanzara una votación de la magnitud obtenida por Keiko. Sería para agarrarse la cabeza, pero por sobre todo para reflexionar en torno a lo que hemos hecho mal para enmendar, rectificar. La corrupción es inherente a las dictaduras porque allí no existen contrapesos, el poder es absoluto. En democracia no debiese ocurrir, sin embargo también hemos visto que ocurre, desvergonzada y persistentemente. Si bien en democracia se destapa, este destape es parcial por la concentración de los medios de comunicación; es persistente porque el poder económico, la casta económica ha terminado por capturar a la casta política; y es vergonzosa porque deslegitima la democracia, a la que convierte en papel mojado, dejándonos sin banderas quienes creemos en ella. Estos está ocurriendo acá y en la quebrada del ají.

Perú, al igual que muchos otros países, es un país cuya democracia está en jaque, con un parlamento dominado por el fujimorismo. PPK tendrá que hacer milagros para sortear las dificultades con que se topará, amén de que su impronta liberal, por no decir neoliberal, no creo que ayude mayormente a resolver los problemas que enfrenta Perú. Con todo, solo cabe desearle éxito, porque de lo contrario pavimentará el camino al poder por parte del fujimorismo que ya tiene al parlamento en el bolsillo y con dos candidatos para las próximas presidenciales bien aspectados, ambos hijitos de Alberto Fujimori.

junio 03, 2016

En punto de quiebre

Una vez más la actividad política parece estar en una encrucijada. De tiempo en tiempo se observa un auge y caída en la apreciación ciudadana de los políticos y el quehacer político.

En su caída parece haber un denominador común: la corrupción; agregaría también su inoperancia, su inefectividad, su incomprensión.

El neoliberalismo ha ayudado a la decadencia de la política puesto que bajo su imperio el dinero ha pasado a ser el nuevo dios, posponiendo los valores que deben guiar el comportamiento humano, y reduciendo el valor de lo público, ensalzando lo privado. La épica de la política, los sueños, las utopías se reducen a la más mínima expresión, así como la capacidad del Estado por corregir las distorsiones del mercado.

En este contexto la política y los políticos quedan como una suerte de figuras decorativas, inoperantes, que están porque tienen que estar, pero restringidos en su capacidad para cambiar las cosas. Una de las herencias de las dictaduras que asolaron el continente ha sido justamente esta: ahora los políticos no tienen poder alguno, ni para hundirnos, ni para salvarnos. Ya no tienen la manija. La tienen las grandes empresas que lo manejan todo, incluyendo voluntades.

El resultado es lo que tenemos, acá, allá y más allá. Todo está entrampado, abrazados mortalmente (deadlock). La lógica tecnocrática, económica dice una cosa; la lógica humana, social, ambiental nos dice lo contrario. Y a río revuelto, ganancia de pescadores. En Europa el nacionalismo, el ultranacionalismo está ganando terreno; en nuestros países los paladines de la antipolítica están al acecho esperando dar el zarpaso. En USA, el ascenso de Trump da cuenta del hastío con la política y del nivel educacional de los norteamericanos.

Pero no solo el neoliberalismo ha ayudado al desprestigio de la política. También lo hace el mal ejercicio de ella, como es el caso de Venezuela, donde Chávez llegó a la primera magistratura ante la corruptela de la clase política mayoritariamente representada por Acción Democrática y COPEI. Apareció como el mesías con el apoyo de las FFAA. Hoy, su sucesor, Maduro hace rato se cae de maduro, sumido en la corrupción de su sostén, las FFAA venezolanas y la dilapidación de los recursos petroleros.

En Perú, este domingo son las elecciones presidenciales, la segunda vuelta, donde los dos aspirantes comulgan en la misma iglesia, el neoliberalismo, aunque en parroquias distintas, una más popular que la otra. El escenario es macondiano porque uno de los candidatos, Keiko es hija de Alberto Fujimori, hoy encarcelado por crímenes y corrupción. Es como si en Chile un hijo del innombrable estuviese en la papeleta presidencial, sacara la primera mayoría en la primera vuelta, y para la segunda estuviese ad portas de ser elegido.

En Chile las consecuencias del desprestigio del quehacer político aún no se han hecho sentir con toda su fuerza porque ha sido acompañada del desprestigio en otros ámbitos, tales como el deportivo –caso Jadue-; el militar –caso Fuente-Alba-; el empresarial –casos CAVAL, SOQUIMICH, PENTA, CORPESCA-; el religioso –caso Karadima, O´Neill-.

En términos tenísticos pareciera que estamos en una suerte de punto de quiebre.