octubre 15, 2015

Desde Casapueblo

Encontrándome en Uruguay no resistí la tentación de ir, una vez más, a Casapueblo, concebida como una escultura habitable. Casapueblo, localizada a unos 15 km antes de llegar a Punta del Este, es la obra maestra de Carlos Paez Vilaró, consumado artista uruguayo fallecido el año pasado a los 90 años.
Se trata de una obra monumental, cuya construcción se inició a fines de la década de los 50 sobre unos acantilados rocosos de una pequeña península. Al poniente se observa la magnífica playa de Punta Ballena, en tanto que al oriente, elevando la mirada se divisan los rascacielos de Punta del Este.

Carlos Paez Vilaró fue un autodidacta, que se formó a sí mismo sin conocer la universidad. Construyó Casapueblo, con sus propias manos y el apoyo de pescadores, para que fuera su casa, taller y museo. Al hacerlo, afirmó:“pido perdón a la arquitectura por mi libertad de hornero”.

Hace unos años, tuve el privilegio de verlo y compartir con él. Cuando supo que venía de Chile su mirada se encendió y sus brazos se extendieron para acogerme. En 1972, Carlos Miguel, uno de sus hijos, viajaba en el avión siniestrado en la cordillera de los Andes. Luego de más de 2 meses de infructuosa búsqueda, y cuando las esperanzas se desvanecían, en víspera de navidad, un arriero chileno se encuentra con algunos sobrevivientes. Entre ellos venia su hijo, Carlos Miguel. Desde entonces, en señal de gratitud, su vinculación con Chile y los chilenos se fortaleció.

En Casapueblo se puede observar la extensa y portentosa obra de Carlos Paez Vilaró, que se extiende al ámbito de los murales, pinturas, cerámicas, esculturas, collages, letras. Su creatividad no tenía límites, y su temática favorita era el candombé, expresión musical-cultural de origen africano muy arraigada en Uruguay, yque Carlos Paez Vilaró hizo suya.

La construcción de Casapueblo demoró más de 40 años, y allá llegan quienes quieren ver magníficos atardeceres en un ambiente de paz, con espacios y rincones para la reflexión sobre el sentido de la vida y disfrutar del arte.

Su admiración por la mujer lo llevó a expresar:

Si Casapueblo es mi homenaje al sol, también mi ofrenda a la mujer.
A todo el universo de la mujer.
Me refiero a la mujer obrera, a la mujer maestra. A la que encorvada bajo el sol lava la ropa en el arroyo o la que lleva su hijo de mochila mientras transporta el cesto de frutas en la cabeza. La que enfrenta el desnudo la cresta de la ola o la que sofisticada decora el salón con belleza de pavo real.
Ella ha significado el mayor estimulo en todas las batallas que eh debido librar o las empresas que eh acometido.
Siempre pienso que sin mujer no hay creación.
Es la base de todos nuestros proyectos y de todo lo que hacemos. Por ella somos capaces de levantar una casa, emprender una aventura, pintar, componer, escribir o hacer una revolución.
Es la raíz de nuestras motivaciones, la salsa que condimenta con su belleza nuestra vida.

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