diciembre 24, 2015

La hora de las postulaciones a las universidades

En Chile no basta con egresar de un establecimiento de educación media para ingresar a las universidades. Se requiere rendir una prueba de selección, la PSU. Siempre ha sido así en nuestro país, antes era la PAA (Prueba de Aptitud Académica) y si nos vamos más atrás, a los primeros años de la década de los 60, era el Bachillerato.

La desconfianza hacia las calificaciones con que se egresa de la educación media está simbolizada en su baja ponderación a la hora de postular a alguna universidad. A pesar del bajo valor predictivo del puntaje que se obtiene en la PSU, éste sigue pesando fuertemente aun cuando se han estado incorporando nuevas variables, como la posición que un alumno ocupa dentro de su establecimiento.

Es por ello que la publicación de los puntajes PSU son esperados con expectación, dado que inciden fuertemente en las postulaciones que se vienen encima. Este año, esta expectación se ha visto incrementada por las vicisitudes experimentadas por la reforma educacional y la incógnita en torno a las universidades que finalmente se acogerán a la gratuidad, así como su alcance. No hay que olvidar que una de las banderas de las movilizaciones estudiantiles del 2011 fue el de la gratuidad.

Llegada la hora de postular no está de más reflexionar en torno a qué carrera y en qué universidad estudiar. Respecto de la carrera, la postulación debe venir dada, esencialmente, por los siguientes factores. Uno, lo que uno quiere estudiar, lo que quiero ser a futuro. Dos, debo considerar mis capacidades, conocerlas, saber si tengo dedos para el piano de lo que quiero ser. Tres, las perspectivas laborales.

Ninguno de estos 3 factores debe ser soslayado. Nada saco con estudiar lo que quiero si no tengo las aptitudes para ello. Del mismo modo, nada saco con estudiar una carrera basada tan solo en la perspectiva laboral. En este plano es crucial que cada postulante logre conciliar lo que quiere con lo que puede y con las perspectivas futuras.

Una vez acotado el espacio de carreras en las que incursionar, se debe decidir la universidad en que se impartan. Acá los factores que inciden son múltiples, pero me centraré en los que considero centrales. Uno, la calidad del cuerpo académico responsable de la carrera que elegimos. Calidad que se expresa no solo en términos de jerarquías o grados, sino que humanos, de trato, experiencia, dedicación. Dos, el ambiente que respira la universidad, tanto físico como psíquico, que está dado por el alma mater, la historia, los espacios disponibles, las conversaciones, el espíritu reinante. Para ello, una visita, una caminata por los senderos de las universidades donde pensamos estudiar, y conversar con quienes nos encontremos, nos puede ayudar a tomar una decisión crucial que puede definir el curso de nuestras vidas.

diciembre 18, 2015

La universidad en Chile

En la semana, en una cafetería de Talca, con la participación de 40 invitados, se dio el lanzamiento del libro “LA UNIVERSIDAD EN CHILE: PRESENTE Y FUTURO. Reflexiones desde la provincia” escrito por 12 académicos de diversas universidades regionales.

Su primer lanzamiento fue hace cerca de un mes atrás en la capital del reino, en el marco de una feria de universidades regionales efectuado en la plaza de la Constitución. Ahora, en la última semana, con singular éxito, el mismo libro fue lanzado en Talca y en Temuco, en esta última ciudad, en un evento organizado por la Universidad de la Frontera. Para los meses de enero y marzo del próximo año se están programando sucesivos lanzamientos en las ciudades de Arica y Valdivia, organizados por las Universidades de Tarapacá y Austral respectivamente.

El objetivo del libro es dar cuenta de lo que se piensa en las regiones en torno a la realidad universitaria actual. Sus capítulos abordan temas convencionales y candentes. Los convencionales son aquellos referidos a las funciones clásicas asociadas a la creación (investigación), transmisión (docencia) y difusión (extensión) del conocimiento; los capítulos candentes son los vinculados al modelo político-económico en que se inserta la universidad chilena de los últimos 40 años, que han condicionado su financiamiento, gobernanza y acreditación.

Una realidad compleja, como lo ilustra la discusión que por estos mismos días tiene lugar a nivel nacional en torno a qué universidades podrá acceder a la gratuidad. Desafortunadamente la actual discusión pública ha girado en torno a aspectos operativos sin que venga precedida de un marco que clarifique conceptos y oriente la toma de decisiones.

De otro modo es difícil explicarse la confusión reinante y que colinda con lo absurdo, como es el estar ante un Estado no disponible para financiar a universidades públicas, pero sí a universidades privadas. La lógica de condicionar el acceso a la gratuidad en base a la acreditación y no tener fines de lucro, es de dudoso gusto. De hecho, esta lógica se cae por sí sola por al menos dos factores. Uno, porque legalmente ninguna universidad debe lucrar, pero se sabe que muchas de ellas han lucrado a costa del endeudamiento de los estudiantes sin que el Estado tenga la capacidad y/o voluntad para sancionar e impedirlo. Dos, porque las actuales acreditaciones muestran fisuras, por no decir facturas de consideración, que explican muchas acreditaciones truchas.

La portada del libro ilustra su contenido y de las miradas de sus autores. Por un lado, nos muestra a estudiantes en pie de lucha, y por otro a jóvenes volando en base a las hojas de los libros. Realidad y sueños. Tierra y cielo, pragmatismo e idealismo.

Un libro escrito por académicos de universidades regionales, desde sus respectivas provincias, reafirmando su convicción de que Santiago no es Chile, que en provincia también existimos, también tenemos algo que decir respecto de la universidad que queremos.

diciembre 11, 2015

Se buscan líderes

Por razones de espacio, la semana pasada se nos quedaron en el tintero algunas aristas en torno al tema de las jefaturas y los liderazgos, y que son los que intentaré bosquejar en esta oportunidad. Bien pudieron constatar que la diferencia entre un jefe y un líder es tal que no resulta difícil distinguirlos. Basta verlos como se plantan, como actúan, como se presentan.

Los jefes van a todas las paradas protocolares, tienen que estar en la foto, idealmente con quienes se asume que son líderes. Están convencidos que saliendo en la foto con ellos, automáticamente ellos también pasan a serlo. El liderazgo no se compra ni adquiere con fotos o relaciones, tampoco se busca.

Los jefes buscan por afán de figuración, forzadamente, relacionarse, ser parte de redes, las que suelen ser inactivas. Los líderes en cambio, tienden a ser parte de redes de contacto en forma natural con beneficios para todas las partes, y no hacen ostentación de tales redes. Sus redes tienden a ser activas.

El líder levanta la mirada, tiene la mirada puesta en el cielo sin dejar de tener los pies en la tierra. No trabaja solo, sino que se siente formando parte de un equipo. En una canoa rema junto con los remeros, a diferencia del jefe, para quien los remeros deben remar mientras mira el horizonte. El jefe no se siente parte del equipo; el líder sí.

El jefe se pierde en lo operativo, en las formas, en la coyuntura, posee memoria de corto plazo. Convoca a reuniones cuando se le antoja, para tratar los temas que se le ocurren, convencidos que quienes trabajan con él, lo hacen para él, no para la institución a la que pertenecen. Al jefe le gusta actuar por sorpresa, sin una tabla de temas a tratar, sin documentación. La documentación, a lo más es entregada al momento de la reunión, y la decisión debe tomarse al momento, aunque no se haya leído nada. Esto es, la decisión que ha de tomarse, es la que el propio jefe induce a ser adoptada. Sin serlo, aparenta ser democrático.

Los líderes convocan sobre la base de temas previamente conocidos y proveyendo oportunamente toda la documentación necesaria, de modo que al momento de la reunión todos ya tengan opinión formada y no se pierda el tiempo. Los participantes debaten y deciden colectivamente, ventajas y desventajas de las alternativas en juego, conducidos e inspirados por el líder. No hay tiempo que perder, ni se emborracha la perdiz.

Por el contrario, el jefe compartimenta la información de que dispone y/o la guarda bajo la manga para tirarla en el momento más oportuno para sus intereses. El jefe recela de la comunicación horizontal, y él mismo decide qué consulta y a quién. Para el jefe el orden jerárquico es clave, porque de allí emana su autoridad, por lo que tiende a exigir una comunicación vertical, donde se ordena de arriba abajo, y se debe acatar de abajo hacia arriba.

En concreto, estamos llenos de jefes, demasiados. Nos faltan líderes. Vivimos tiempos complejos, de cambios, que nos exige lo mejor de cada uno de nosotros. De allí que el país, el mundo educacional, político, empresarial, económico necesita líderes, no jefes. Líderes dignos de imitar, de seguir.

diciembre 04, 2015

Jefe o líder

Muchos jefes se creen líderes sin percatarse de la abismal diferencia entre unos y otros. En estas líneas intentaré bosquejar lo que separa a unos de otros.

De partida, los líderes no necesitan cargos, lo son por naturaleza, por lo que proyectan, lo que inspiran; los jefes necesitan ocupar cargos, mantenerlos y ascender para ocupar otros cargos. Los jefes no trepidan en nada, buscan escalar a como dé lugar.

Recuerdo, décadas atrás, bajo los olivos del valle de Azapa, en la parcela de un amigo, un delicioso almuerzo y una más deliciosa conversación con Renato Hevia, entonces sacerdote jesuita, quien fuera director de la revista Mensaje. En algún minuto surgió el tema del líder: ¿qué es un líder? La respuesta que dio se me quedó grabada hasta ahora: un líder es quien reúne 3 características difíciles de encontrar en una misma persona: ser un pensador, un soñador y un realizador. Esta capacidad para pensar, soñar y realizar o concretar lo que piensa y sueña, es lo que poseen los verdaderos líderes, no los falsos líderes.

Por lo general poseemos uno o a lo más dos de estas capacidades, pero no las tres. En efecto, podemos pensar y soñar, pero nos cuesta concretar; si somos buenos para realizar, seremos realizadores, pero no necesariamente líderes si no tenemos sueños o los abandonamos en aras del pragmatismo o del realismo. Por otra parte, los sueños tienen que estar hermanados con la reflexión, puesto que de otro modo difícilmente estaremos en condiciones de concretarlos.

Para estos efectos, la autoridad de un líder emana de su aura, no del cargo que ocupa, que por lo demás no necesita; por el contrario, el jefe necesita imperiosamente del cargo y se ampara en él para intentar proyectar una aparente autoridad.

Los jefes buscan imponerse, ampararse en cargos, disquisiciones protocolares, en normativas, ocultan sus verdaderas intenciones, esconden información relevante, despliegan información irrelevante y son incapaces de actuar con transparencia. Los líderes no se imponen, por el contrario, colaboran, orientan, proyectan, dan ejemplo. Hay un dicho popular: el que sabe, sabe; el que no sabe, es jefe.

A los jefes les encanta transmitir y hacerse responsables de las buenas nuevas, estar en actos protocolares, necesitan ser vistos; las malas nuevas, las transmite amparándose en que es decisión de otros, de las que no se hace responsable. El líder en cambio asume la responsabilidad en la buena y en la mala, no se esconde, es capaz de dar un paso al costado cuando no comparte una decisión que afecta al equipo de trabajo en el que se encuentra.

Se me quedan muchas otras diferencias que tendré que dejar para otra ocasión, pero de momento pueden servir para identificar si en nuestros respectivos lugares de trabajo tenemos jefes o líderes. Os invito a hacer el ejercicio.

noviembre 27, 2015

La Prueba de Selección Universitaria (PSU)

En los próximos días, miles de estudiantes deberán rendir la Prueba de Selección Universitaria (PSU), instituida en el año 2003 en reemplazo de la Prueba de Aptitud Académica (PAA), que a su vez sustituyó al Bachillerato.

Se trata de pruebas que fueron creadas en tiempos en los que la demanda por seguir estudios universitarios superaba con creces la oferta de vacantes establecidas por las universidades. Su objetivo no era otro más que ordenar a los estudiantes en base a sus conocimientos en las materias que tratan las correspondientes pruebas.

Para ingresar a las universidades, éstas consideran tanto los puntajes alcanzados en la PSU como las calificaciones promedio logradas en la enseñanza media. Desafortunadamente estas últimas han ido perdiendo peso con el tiempo en virtud de una suerte de inflación de notas y los disímiles niveles de exigencia entre los distintos establecimientos educacionales. Esto hace que una calificación de 6,0 en un establecimiento no tenga el mismo valor que igual calificación en otro establecimiento.

A estos dos factores, en los últimos años se ha incorporado un ranking que ordena a los estudiantes dentro de su establecimiento en base a sus calificaciones.

El aumento de la oferta de vacantes que se ha producido en las últimas décadas ha ido cerrando la brecha que existía respecto de la demanda, lo que explica el fuerte aumento de estudiantes que ingresan a las universidades. Se trata, sin lugar a dudas de una buena noticia; la mala noticia es que este aumento no se explica porque sean más los estudiantes con las capacidades para rendir exitosamente los desafíos que imponen las universidades. Se explica simplemente porque hay más oferta, tanto de universidades acreditadas como no acreditadas, particularmente de universidades privadas, creadas a partir de una legislación de 1981 que brilla por su laxitud, la que no se ha visto mayormente modificada. De hecho, los cambios efectuados en estas décadas no han ido a la médula del drama que afecta a estudiantes que desertan endeudados enriqueciendo las arcas de quienes han concebido a las universidades como un negocio a costa de las esperanzas de miles de jóvenes.

En este contexto, actualmente basta con rendir la PSU, y por más bajo que sea el puntaje que se obtenga, no faltará la universidad que lo acoja, a pesar que las estadísticas son contundentes en el sentido que quienes obtienen bajos puntajes tienden a ser fuertes candidatos a desertar, esto es, a abandonar sus estudios, ya sea por rendimiento académico u otros factores.

Ahora, si uno quiere realmente escoger la universidad y carrera donde estudiar, entonces solo cabe concentrarse, dejar de lado nerviosismos, ser optimista, y rendir la mejor PSU posible. De lo contrario se corre el riesgo de tener que escuchar los cantos de sirena publicitarios de universidades y carreras que se encuentran en las últimas posiciones de cualquier ranking mínimamente serio.

noviembre 19, 2015

Franco y Pinochet, hermanados en la sangre

A 40 años de la muerte de Franco, imposible evitar el paralelismo con Pinochet. Mal que mal Pinochet admiraba a Franco, tal como éste admiraba a Hitler. De hecho, Pinochet fue el único dictador latinoamericano de esos tiempos, la década de los 70, que estuvo en sus exequias.

En el caso español, con la muerte de Franco se inició una vertiginosa transición política de la mano de Adolfo Suarez, entonces joven dirigente político surgido de las entrañas del movimiento de Franco. A poco andar, Suarez se desmarca siguiendo la pauta dada por Juan Carlos cuando éste, al momento de asumir su reinado anuncia urbi et orbi “quiero ser el rey de todos los españoles”.

Lo anterior implicó restaurar los derechos políticos de todos los españoles, entre los cuales se encontraban los comunistas proscritos por Franco y los militares. Estos últimos tuvieron que tragarse la legalización del partido comunista, tal como en Chile, Pinochet y los militares tuvieron que tragarse el triunfo del NO en el plebiscito del 88.

La transición hacia la democracia, tanto en España, como en Chile ha sido compleja, interminable y para no pocos, controvertida. Las figuras de Franco y Pinochet siguen fuertemente devaluadas, aún en un entorno caracterizado por la corrupción de las castas empresariales y políticas que dominan no solo las escenas española y chilena, sino que en el mundo entero.

En España fueron 40 años de dictadura, acá fueron “tan solo” 17 años. Las huellas dejadas en ambos casos, persisten por más que se busque minimizarlas u ocultarlas. Con el respaldo de las respectivas fuerzas armadas y prominentes sectores civiles de derecha -estos últimos bautizados por Piñera como los cómplices pasivos- sembraron el terror para amedrentar, controlaron los medios de comunicación y mercantilizaron el sistema educacional. Recordemos las páginas censuradas en blanco o en negro que afectaron a no pocos medios aunque nunca a los medios proclives al régimen que ocultaban sus crímenes.

Habiendo transcurrido más de tres décadas del término de las dictaduras, aún subsisten quienes se amparan en la lógica del comunismo, la salvación de la patria, para justificar y explicar la barbarie en que se incurrió. Tanto en el caso de Franco como en el de Pinochet no faltan quienes los visualizan como genios responsables del retorno de lo bueno que tenemos, y a los políticos de todo lo malo.

En ambas transiciones, no han faltado quienes sostienen que “hay que mirar hacia adelante, no hacia atrás”. Para evitar que se repita lo ocurrido es indispensable no hacer la vista gorda. Las nuevas generaciones deben saber que existieron y lo que hicieron. En caso contrario, personajes como Labbé y muchos otros seguirán campeando como Pedro por su casa. Mal que mal, existieron y existen.

Con el tiempo, la transición que hemos tenido ha ido sumando un sabor amargo. No es para menos, hay muchos claroscuros, muchos antecedentes, negociaciones en las sombras que el común de los mortales desconocemos. No obstante, no hay que olvidar que tanto en Chile como en España, las FFAA tenían el poder total. Ninguna transición desde una brutal dictadura a una democracia ha sido fácil, y siempre tendremos la duda de si pudo ser mejor o peor.

Me he permitido recordar a ambos dictadores, porque tanto en Chile como en España sigue pendiente que la derecha y sus medios de comunicación así como las propias FFAA, asuman su responsabilidad por la represión que desataron. Esta incapacidad para asumir sus responsabilidades, así como el peso político de la derecha y sus dificultades para desmarcarse tajantemente de sus sombras, demuestra la influencia que siguen ejerciendo ambos dictadores en sus respectivos países.

noviembre 12, 2015

El abandono en la educación superior

En la semana tuvo lugar la V Conferencia sobre el abandono en la educación superior, que se desarrolló en nuestra ciudad, en el espectacular campus que la Universidad de Talca tiene en ciudad de Talca, Chile. Las cuatro versiones anteriores se llevaron a cabo en Managua (Nicaragua), Porto Alegre (Brasil), Ciudad de México (México), y Medellín (Colombia).

Tras el abandono de los estudios universitarios, entendido como su no finalización por los más diversos motivos, hay todo un drama personal, familiar y social con repercusiones no menores. De allí la relevancia que tiene conocerlo, comprenderlo, analizarlo, compartiendo experiencias que desde las más diversas perspectivas se hayan o estén emprendiéndose, para elevar propuestas orientadas a su reducción. Este ha sido el objetivo que se ha trazado esta conferencia, que convoca a expertos en la materia y que no podemos sino aplaudir, en la confianza que emerjan políticas, planes, acciones que permitan reducir el abandono en la educación superior.

Al respecto aventuraré algunas reflexiones dado que se trata de un tema de gran complejidad que debe abordarse sistémicamente. Todos sabemos, y de alguna manera nos vanagloriamos del aumento de la cobertura que ha experimentado la educación superior chilena, en poco más de dos décadas, de menos del 20% a más del 40% de los jóvenes en edad de cursar estudios superiores. Esto sería una excelente noticia si este aumento de cobertura fuese fruto de que los jóvenes que egresan de la enseñanza media tienen mayores competencias que los jóvenes de generaciones anteriores. Significaría que son más los jóvenes con las competencias cognitivas, procedimentales y actitudinales requeridas para rendir exitosamente ante las exigencias que plantea la universidad. Desafortunadamente las tasas de abandono, que tienen una raíz académica, esto es, por bajo rendimiento académico, revelarían lo contrario. Ello podría deberse, ya sea porque las universidades han incrementado sus vacantes indiscriminadamente y/o a un deterioro en las competencias con que egresan los alumnos de la educación básica y media. Lo más probable que la causa sea una mezcla de ambos factores. La mercantilización de la educación, el afán de lucro que metió su cola en la educación algo tiene que ver con lo planteado.

Pero las tasas de abandono también tienen raíces económicas y psicológicas. La vulnerabilidad, la precariedad, fragilidad con que vive el grueso de las familias de los jóvenes que están ingresando a las universidades, en un contexto de pago de matrículas y aranceles, es un factor no menos relevante en el abandono, aun cuando muchos de los estudiantes se encuentren con becas, las que por lo general solo cubren aranceles. No todos estos jóvenes, disponen de los recursos requeridos para mantenerse estudiando y con buen rendimiento académico bajo las condiciones materiales mínimas –en términos de alojamiento y alimentación-.

No he mencionado otros factores vinculados con factores familiares, psicológicos y otros que también parecen incidir en las elevadas tasas de abandono en la educación superior. En fin, se trata de un fenómeno cuyas repercusiones van más allá de los jóvenes afectados: afecta al país, sus posibilidades de desarrollo. De ahí la importancia de esta conferencia, de la cual confiamos que emerjan propuestas claras, concretas, viables, que permitan iniciar una senda orientada a su solución.

noviembre 05, 2015

Un paro interminable

El paro de los funcionarios de una institución del Estado, Registro Civil e Identificación, ha puesto de relieve un conjunto de temas que invitan a la reflexión, entre los cuales destacan los abusos con los usuarios de servicios públicos, las condiciones laborales de los funcionarios estatales y la legalidad del paro.

Debo confesar que no logro comprender un paro que se ha prolongado por más de un mes que afecta a millones de usuarios. Respecto de los fundamentos del paro pareciera que se centran en exigencias de mejoras salariales y la entrega de un bono comprometido por un exministro de la cartera de Justicia, José Antonio Gómez, quien a lo largo de este período no ha confirmado ni desmentido dicha versión. Lo más probable es que estemos ante un juego de interpretaciones, donde una de las partes se abrió a una posibilidad que la otra parte terminó dando por sentado.

A partir de las tablas que se han dado a conocer en torno a los sueldos que perciben los funcionarios de Registro Civil, si bien los sueldos no son escandalosamente altos, tampoco son en extremo bajos, al menos en relación a lo que percibe el grueso tanto del sector público como privado.

En este contexto el paro constituye un abuso por tratarse de un servicio esencial, que está ocasionando perjuicios graves a muchos chilenos. Más de un millón de documentos pendientes, que no se han podido emitir, revela la magnitud del daño que está ocasionando.

Los paros, las huelgas constituyen un recurso de defensa de los derechos de los trabajadores. Más allá de su legalidad, es la única herramienta de que disponen para hacer valer lo que se cree merecer frente a la contraparte, el Estado o los dueños de la empresa en el caso del mundo privado.

Los paros también representan un fracaso de la capacidad negociadora de las partes implicadas. Al paro se asume que recurrimos cuando se agotaron instancias de negociación, cuando no se alcanzan acuerdos.

Los costos de la falta de acuerdos lo deben pagar quienes han sido incapaces de ponerse de acuerdo, no terceros que no tienen nada que ver. Y este es el drama de este paro y de muchos otros paros. Se chantajea usando como escudo a los afectados.

Esto es particularmente cruel cuando el producto/servicio que se proporciona es monopólico, como es este caso. Si requiero un carnet de identidad, no tengo la opción de obtenerlo de otra institución que no sea el Registro Civil e Identificación. Por tanto, acá hay un abuso, en este caso de funcionarios que se coluden suspendiendo indefinidamente un servicio de carácter monopólico. Tal como abusan dos o más empresas cuando se coluden para fijar cuotas de producción o precios en perjuicio de los consumidores. La única y gran diferencia, reside en que en un caso se trata de acuerdos de los de arriba, en tanto que en el otro, de los de abajo.

Lo expuesto ilustra la necesidad de acelerar tanto el proceso de virtualización de los servicios en que han estado empeñadas los servicios públicos, como de incorporación de más personas al uso de estos servicios por parte de la población, particularmente la de menor educación.

octubre 29, 2015

La colusión de la Papelera

Para quienes nos opusimos a la dictadura y para quienes creemos en una sociedad verdaderamente libre, resulta decepcionante observa la realidad que estamos viviendo, atravesada por una corrupción desvergonzada. Desvergonzada y generalizada en sectores privilegiados, en las élites que nos han estado dictando cátedra a través de los más diversos medios de comunicación, en las élites que nos han estado gobernando, en las élites dueñas de establecimientos educacionales donde estamos siendo formados, en las élites dueñas de las más importantes empresas nacionales.

A la colusión de los pollos y las farmacias, ahora debemos agregar al inventario, como broche de oro, la colusión de los papeles, con la famosa CMPC a la cabeza. La misma empresa que en aras de la libertad inició la cruzada contra Allende y la Unidad Popular a fines de los 60 e inicios de los 70, con su slogan “la papelera NO”. Ilustres apellidos que han jalonado la historia patria, saltan por los aires.
Estupefacto, el país observa la hipocresía elevada a su máxima expresión. Personajes que con voz engolada pregonan la libre competencia, el libre mercado, en la práctica terminan siendo sus principales enemigos cuando se coluden para percibir utilidades monopólicas en desmedro de modestos consumidores.

En paralelo, para cubrir el frente político, en los entresijos del poder, descaradamente se encargan de capturar a quienes deben regularlos, y parecen no faltar quienes sucumben a la tentación. Ya son muchos los senadores, diputados, alcaldes y concejales implicados, tanto a nivel nacional, regional, provincial, como comunal. Ya son muchas las grandes empresas involucradas. Si bien se trata de un problema global, que nos trasciende, no por ello podemos “sacarnos el pillo”.

Estas prácticas duelen más fuertemente cuando se llevan a cabo en un sistema que tendemos en denominar democrático, pero que está trizado, por no decir fracturado. No puede ser democrático un sistema donde votamos por quienes deben representarnos, pero que a la hora de la verdad, terminan representando a quienes están financiándolos bajo cuerda. El caso de Jaime Orpis, el senador de la UDI, es particularmente emblemático, tanto por su relación con las empresas pesqueras, como por representar a una región donde la incidencia de estas empresas es fuerte, como la aureola que le rodeaba por la creación de una fundación destinada a rehabilitar a drogadictos.

Desafortunadamente no se trata de un caso puntual, sino que de una extensión tal que está remeciendo la razón de ser de la democracia y de una sociedad verdaderamente libre. Todo esto da cuenta de una ética y una moral erosionadas, de un relajamiento de las exigencias ético-morales, tanto a nivel individual como colectivas.

Para salir airosos del trance en que nos encontramos, no hay más remedio que recuperar la decencia, ser más exigentes, no claudicar, respaldar con todas nuestras fuerzas a quienes están a la vanguardia en la lucha contra la delincuencia de cuello y corbata. En particular, respaldar a la Fiscalía Nacional, la que a la luz de las acciones emprendidas, pareciera estar constituyéndose en la reserva moral del país.

octubre 23, 2015

El proceso constituyente

Con ocasión de la cena anual que celebra la SOFOFA, organización gremial empresarial, uno de sus miembros, Gonzalo Bofill, presidente de Carozzi, señaló que estaba desilusionado porque ve que el gobierno está empecinado en un proceso que culmine en una nueva Constitución. Proceso que le interesaría a tan solo un 3% de los chilenos ideologizados que quieren imponer sus posturas, en circunstancias que habría cosas más relevantes de las que preocuparse. Sus palabras parecen expresar muy bien el pensamiento de una oposición que se parapeta tras una Constitución, que estima ha sido fundamental para el desarrollo de este país en estos últimos 30 años. Agrega, sin arrugarse siquiera, que el 76% de los chilenos se siente feliz. Entonces ¿para qué cambiarla?

En estas líneas me centraré en las razones que a mi juicio ameritan un proceso constituyente, un proceso deliberativo, participativo que puede culminar, o no, en una nueva Constitución.

No me pronunciaré sobre las bondades ni maldades de la Constitución del 80, sobre la cual podemos tener concordancias y discrepancias, sino sobre su génesis. La Constitución del 80 surgió entre cuatro paredes, por orden de una Junta Militar, como resultado de una comisión presidida por Enrique Ortúzar, con la actuación estelar, en las sombras, de Jaime Guzmán. El resultado es la Constitución que tenemos, una Constitución que nos fue impuesta a punta de bayonetas, en un contexto de guerra fría. Buena o mala, fue impuesta, aprovechando la ausencia absoluta de deliberación y participación, salvo la que pudiere haber existido entre quienes respaldaron la dictadura, algunos con los ojos bien abiertos, en tanto que otros, los cómplices pasivos, cerrando los ojos.

A lo largo de estas décadas esta Constitución, la que tenemos, ha experimentado cambios, algunos de ellos sustantivos, sin embargo conserva su esencia, su impronta original. Los cambios que la han afectado son los que la derecha ha admitido, aceptado, por lo general, cuando ya no le eran propicias, como es el caso de los senadores vitalicios. Bien sabemos que la derecha, no obstante ser minoría, ha conservado, contra viento y marea, su capacidad de veto dada por la Constitución del 80 a través de los quórums calificados.

La derecha sabe que la actual Constitución ha sido impuesta mediante un plebiscito sin registros electorales, en tiempos oscuros. A más de 25 años de la derrota de la dictadura es hora de tener derecho a elaborar una nueva Constitución. ¿O solo la derecha puede hacerlo?

Lo que aspiramos es tener la posibilidad de tener otra Constitución. Lo que necesitamos con urgencia es dirimir de una vez por todas lo que queremos, y por lo mismo creo que tenemos derecho a poner sobre la mesa la Constitución que queremos. Si a unos les gusta esta, y a otros les gusta otra, lo que corresponde es que decidamos en un proceso electoral, cuál Constitución queremos. ¿Es mucho pedir?

No queremos imponer Constitución alguna, como sí lo hicieron ellos. Solo queremos tener la opción de tener una Constitución que sea fruto de un proceso constituyente deliberativo, participativo, donde los desacuerdos se diriman electoralmente, como corresponde a una verdadera democracia.

octubre 15, 2015

Desde Casapueblo

Encontrándome en Uruguay no resistí la tentación de ir, una vez más, a Casapueblo, concebida como una escultura habitable. Casapueblo, localizada a unos 15 km antes de llegar a Punta del Este, es la obra maestra de Carlos Paez Vilaró, consumado artista uruguayo fallecido el año pasado a los 90 años.
Se trata de una obra monumental, cuya construcción se inició a fines de la década de los 50 sobre unos acantilados rocosos de una pequeña península. Al poniente se observa la magnífica playa de Punta Ballena, en tanto que al oriente, elevando la mirada se divisan los rascacielos de Punta del Este.

Carlos Paez Vilaró fue un autodidacta, que se formó a sí mismo sin conocer la universidad. Construyó Casapueblo, con sus propias manos y el apoyo de pescadores, para que fuera su casa, taller y museo. Al hacerlo, afirmó:“pido perdón a la arquitectura por mi libertad de hornero”.

Hace unos años, tuve el privilegio de verlo y compartir con él. Cuando supo que venía de Chile su mirada se encendió y sus brazos se extendieron para acogerme. En 1972, Carlos Miguel, uno de sus hijos, viajaba en el avión siniestrado en la cordillera de los Andes. Luego de más de 2 meses de infructuosa búsqueda, y cuando las esperanzas se desvanecían, en víspera de navidad, un arriero chileno se encuentra con algunos sobrevivientes. Entre ellos venia su hijo, Carlos Miguel. Desde entonces, en señal de gratitud, su vinculación con Chile y los chilenos se fortaleció.

En Casapueblo se puede observar la extensa y portentosa obra de Carlos Paez Vilaró, que se extiende al ámbito de los murales, pinturas, cerámicas, esculturas, collages, letras. Su creatividad no tenía límites, y su temática favorita era el candombé, expresión musical-cultural de origen africano muy arraigada en Uruguay, yque Carlos Paez Vilaró hizo suya.

La construcción de Casapueblo demoró más de 40 años, y allá llegan quienes quieren ver magníficos atardeceres en un ambiente de paz, con espacios y rincones para la reflexión sobre el sentido de la vida y disfrutar del arte.

Su admiración por la mujer lo llevó a expresar:

Si Casapueblo es mi homenaje al sol, también mi ofrenda a la mujer.
A todo el universo de la mujer.
Me refiero a la mujer obrera, a la mujer maestra. A la que encorvada bajo el sol lava la ropa en el arroyo o la que lleva su hijo de mochila mientras transporta el cesto de frutas en la cabeza. La que enfrenta el desnudo la cresta de la ola o la que sofisticada decora el salón con belleza de pavo real.
Ella ha significado el mayor estimulo en todas las batallas que eh debido librar o las empresas que eh acometido.
Siempre pienso que sin mujer no hay creación.
Es la base de todos nuestros proyectos y de todo lo que hacemos. Por ella somos capaces de levantar una casa, emprender una aventura, pintar, componer, escribir o hacer una revolución.
Es la raíz de nuestras motivaciones, la salsa que condimenta con su belleza nuestra vida.

octubre 06, 2015

Revolución Democrática en la mira

Recientemente se tuvo conocimiento del rechazo a la inscripción de Revolución Democrática (RD) por parte de SERVEL. La razón invocada se centra en que la palabra revolución evoca, incita o invita a actuaciones que pudiesen dar origen a convulsiones, caos, alteración del orden público. Lo anterior, a fin de resguardar la institucionalidad vigente.

Esto ocurre en momentos en que la imagen de los partidos está por los suelos, y con ello, la democracia. Al fin y al cabo, con partidos débiles, capturados por las empresas, la democracia se convierte en letra muerta. Incluso más, cuando las encuestas más recientes visualizan a RD como un movimiento político serio, que valora positivamente su incursión en el terreno de la política. Lo prueba la evaluación positiva que la ciudadanía le asigna, por encima del resto de los partidos.

En este contexto, el rechazo a RD representa todo un símbolo de la postura de los poderes establecidos dominantes, más preocupados de las formas que del fondo de la cuestión. Si hay algún movimiento que ha practicado como pocos la democracia interna, ese es RD. A ello se agrega su rechazo a la violencia, en la teoría y en la práctica, y su opción decidida y real por la democracia.

Su nombre obedece a su intención de dar vuelta por completo la democracia que tenemos, una democracia cartucha, más formal que real. RD nace para reivindicar la esencia de la democracia, invitando a hacer carne la participación. Como pocos, RD sabe que una democracia se construye con partidos sólidos, que practiquen la democracia. Su líder y único representante en el Congreso, ha dado muestras consistentes de su convicción democrática e interés en el fortalecimiento de los partidos políticos y de las buenas prácticas en la arena política.

El rechazo al nombre de RD no hace sino reforzar el eufemismo al que estamos habituados, la dificultad que tenemos para llamar a las cosas por su nombre. En vez de dictadura el etablishment prefería hablar de régimen autoritario; en vez de golpe, pronunciamiento. ¿Hasta cuando?

Solo cabe esperar que se reconsidere un rechazo que no tiene pies ni cabeza. RD valora la democracia como el que más, así como en su tiempo la Democracia Cristiana acuñó la expresión Revolución en Libertad, y no por ello se le imputara alguna intención de atentar contra la institucionalidad vigente en esos años, la década de los 60. Claro que entonces no estábamos regidos por la Constitución del 80, invocada para rechazar la inscripción de RD.

octubre 01, 2015

La lección de la nana

Gracias a un video se tuvo conocimiento de la agresión de un médico oftalmólogo a una asesora del hogar, también llamada empleada doméstica o nana en un edificio localizado en el balneario de Reñaca, Viña del Mar. En el video se observa claramente la prepotencia y discriminación con que actuó el médico, quien iba acompañado de sus dos pequeñas hijas. La nana, quien iba con una perra lazarillo de su empleador fue conminada a salir del ascensor, a lo que se negó, no hallando el médico nada mejor que agarrar a la perra y expulsarla con inusitada violencia.

Lamentablemente el hecho retrata una sociedad que abusa a vista y paciencia de todos. A modo de ejemplo, en la semana también tuvo lugar la comparecencia del cardenal Errázuriz ante algunas de las víctimas de los abusos de Karadima.

Para remate, el médico involucrado no halló nada mejor que irse a Miami no sin antes excusarse por su conducta. Sin embargo, no se trata de la primera vez que el profesional incurre en esta clase de conductas. En el año 2010 había discriminado a una secretaria del municipio de Viña del Mar que padecía artritis reumatoide.

No cabe duda que algo anda mal. Los abusos andan a la orden del día de la mano de la segregación socio-económica o de cualquier otro orden. Se maltrata al distinto sin expresión de causa, y cuando existe alguna causa, es inverosímil. A unos sí, a otros no. Discriminación dura y pura basada en una idea de superioridad por cualquier factor. Quienes la practican parecen sentir placer por abusar una y otra vez imponiendo sus condiciones.

No pocos ejercen su autoridad por esta vía, olvidando que en, al menos en el discurso, la sociedad se ha vuelto más transversal, más plana, más democrática, más transparente. Desafortunadamente estos hechos parecieran indicar lo contrario, aunque preciso es reconocer que muy probablemente en el pasado se dieran incluso con más frecuencia, pero que no se daban a conocer porque estábamos en una sociedad más cerrada, menos transparente, más hipócrita.

Con todo, no puedo dejar de admirar la entereza de la nana de Reñaca, que supo reaccionar con gallardía, salvaguardando su honor y no dejándose atropellar por quien se asume que tiene más estudios, pero no más educación. La nana nos dio una verdadera lección de educación y de autoestima, la que no deberíamos perder nunca.

septiembre 24, 2015

Fabricando un presidente: Leopoldo López

Para no escribir sobre el reciente fallo de La Haya, he optado por hacerlo acerca de la reciente condena a Leopoldo López, político opositor al chavismo, a una pena de prisión por 13 años y 9 meses. El tribunal supremo venezolano adujo como motivo de la condena, haber liderado una manifestación no autorizada contra el gobierno venezolano, que terminó con más de 40 muertos, y múltiples daños a la propiedad, tanto pública como privada.

En la oposición venezolana, al igual que en todas las fuerzas políticas suelen convivir bandos con duros, palomas con halcones. El chavismo se nutrió y creció a partir de la corrupción de los gobiernos democráticos que le precedieron y de una oposición atomizada, dividida.

Henrique Capriles, líder opositor a Chávez y Maduro, representante de una postura blanda, pacífica, con santa paciencia ha intentado generar una oposición unida por la vía electoral, pacífica. Esta opción se ha visto contrarrestada por Leopoldo López, cuya postura de derecha dura, radical representa de mejor manera a quienes buscan la caída de Maduro por las buenas o por las malas.

Con la decisión adoptada por la justicia venezolana se le hizo un flaco favor a la oposición dura encabezada por Leopoldo y sus adherentes. La condena, no hace sino victimizarlo, beneficiándole políticamente. También opaca el liderazgo opositor a Capriles, cuya popularidad ha declinado desde que Leopoldo fue encarcelado.

La prisión de Leopoldo y su condena se produce en momentos que Venezuela ve caer los precios de su principal producto de exportación: el petróleo. Por décadas el país se ha farreado los petrodólares, que en vez de sentar las bases para un desarrollo sustentable en el tiempo, esto es, a un verdadero desarrollo, solo ha servido para corromperse y aplicar políticas asistencialistas. Si bien los pobres ven aminorada su situación con estas políticas, solo lo logran temporalmente porque es imposible sostenerlas en el tiempo. Ahora, con los actuales precios del petróleo, la economía venezolana se deteriora, y con ello se incrementa la posibilidad de una desestabilización política.

Esto ocurre cuando Venezuela está viviendo un período preelectoral, con una baja en el respaldo cívico a Maduro, quien se sostiene en base a un respaldo de las FFAA que en cualquier minuto se puede aguar. Inevitablemente, más temprano que tarde, Maduro caerá por el peso de sus propios errores.

Un clásico efecto no buscado por Maduro y sus adherentes, es que Leopoldo termine saliendo de la cárcel con destino a la presidencia. Mal que mal, Leopoldo no es cualquier personaje: está emparentado, lejanamente, con el prócer venezolano, Simón Bolívar; también desciende del primer presidente de Venezuela. Y todos sabemos el peso de la ascendencia a la hora del voto popular. La historia es bastante elocuente en estas materias.

septiembre 18, 2015

Desde Cartagena de Indias

Estas líneas se escriben desde la histórica, colonial y cálida Cartagena de Indias, localizada en Colombia, país que vive, como tantos otros países, el drama de la desigualdad, la inseguridad, el narcotráfico.

Fundada en 1533 por los españoles, esto es hace ya poco menos que 500 años, se constituyó en un importante puerto comercial y de tráfico de esclavos. Desde entonces ha experimentado el acoso de ingleses y franceses, lo que explica las numerosas fortificaciones de las que está revestida y que delimitan su centro histórico marcado por sus balcones y respeto a su arquitectura que luce sobremanera gracias a la exuberante vegetación que la acompaña, en particular helechos, palmeras y buganvillas de brillantes colores.

Cuando Colombia alcanza la independencia en 1811, ya Cartagena de Indias había perdido el rol estratégico y comercial que caracterizaba a la ciudad, viviendo un período de estancamiento que logró sortear recién el siglo pasado sobre la base de dejar atrás los recuerdos de tiempos gloriosos y asumir en plenitud su condición turística a partir de su arquitectura colonial acompañada de la alegría, ritmo y calidez de su gente, la que se expresa en todo momento, pase lo que pase. Por sus venas, en vez de sangre, parece circular música, ritmo, vallenato, rumba, lo que les impediría conocer el derrotismo. En este plano, los chilenos tenemos mucho que aprender de ellos.

De Cartagena es difícil no destacar a sus mujeres, al igual que en toda Colombia, ya sea por su andar, su gracia, su sensualidad, su alegría. Los chilenos ya estamos sabiendo de ello gracias a la fuerte inmigración hacia nuestro país que se ha estado produciendo en los últimos años en busca de mejores horizontes. No obstante las dificultades que vive Colombia, sustantivamente mayores que las que enfrenta Chile, y tener un ingreso per cápita significativamente menor al de Chile, quien sabe porqué, al lado de ellos nosotros parecemos un pueblo triste, sin alegría de vivir.

De su gastronomía llama la atención el contraste en que oscilan sus comidas. Por un lado está la frescura de sus sabrosas frutas y jugos naturales, y por otra, sus frituras, de allí que se observen tanto jóvenes y adultos delgados, físicamente bien dotados, sin grasas; como obesos, estos últimos adictos a frituras y comidas chatarras.

Visito Colombia en un momento muy especial, cuando crece la tensión con Venezuela como consecuencia de la deportación decretada por Maduro, tensión que no se expresa a nivel de quienes habitan estas hermosas tierras, dada la afinidad existente entre ambos pueblos. También es un momento especial porque luego de más de 4 décadas de guerrilla, que tanto han debilitado a un país bien dotado por la naturaleza, emerge una luz de esperanza. Actualmente, las fuerzas en pugna parecen estar empeñadas en un proceso destinado a alcanzar una paz definitiva, como se lo merecen los colombianos.

septiembre 11, 2015

El legado del golpe

A 42 años del golpe, sus secuelas persisten, al igual que gran parte de sus actores. Los ganadores de entonces, dejaron de serlo. Todos perdimos. La consecuencia del golpe fue una dictadura y una interminable transición que persiste hasta nuestros días por más que no pocos la hayan querido declarar por clausurada.

El legado del golpe es lo que tenemos, con sus luces y sombras. Para muchos de quienes fueron partidarios del golpe, más luces que sombras; para sus opositores, lo contrario. Los primeros apelan al contexto, menoscabando la participación de quienes aspiraban exacerbar, polarizar, con miras a acelerar el golpe. Basta recordar los titulares de la prensa de entonces. Fueron y son quienes actuaron a la sombra de los cuervos, preparando su macabra danza.

La transición, lentamente, no sin obstáculos ha ido revelando lo que la dictadura y la transición ocultaron al amparo del miedo. A más de 40 años del golpe y más de 20 años de transición, continúan saliendo al aire verdades, montajes y secretos.

No pocos de quienes respaldaron el golpe apelando a que la situación no daba para más, a poco andar se percataron del monstruo que se había generado. Que lo peor estaba por venir. Algunos, de buena fe creyeron que era necesaria una intervención, sin imaginar siquiera lo que vendría. Otros fueron capaces de levantar la mirada para visualizar los años de torturas, desapariciones, exilios, asesinatos que sobrevendrían al amparo de estados de sitio y desprotección ciudadana. Entre ellos destaco a los 13 valientes demócratacristianos que fueron capaces de emitir una declaración denunciando lo que sobrevendría, desmarcándose de la declaración oficial de la directiva DC de entonces. El tiempo les dio la razón.

El legado del golpe es el país que habitamos. Un país con sentimientos encontrados, que en términos de “ tener” tenemos más cosas u objetos, ya no somos tan pobres materialmente como ayer, pero que en términos de “ser”, nos hemos vuelto más hoscos, más desconfiados, más individualistas, donde la ética brilla por su ausencia. Espiritualmente, todo indica que hoy somos menos personas. El descrédito actual nos atraviesa a a todos, la falta de confianza nos corroe.

¿Qué hacer? Mirarnos a los ojos, confiar más, recuperar un mínimo de ética, dejar de hacer lo que sabemos que no se debe hacer. Que los de arriba dejen de poner el pie encima de los de abajo; que los poderes fácticos –políticos, económicos, religiosos, militares- dejen de intervenir; que no nos dejemos corromper si queremos vivir con la frente en alto; las platas no contaminen nuestras vidas; que los políticos nos representen realmente; que los empresarios se dediquen a producir; que los militares degraden a quienes han sido procesados y condenados por delitos en tiempos en que no se movía ni una sola hoja sin que el innombrable lo supiera.

Lo que tenemos por delante es una tarea titánica, pero posible y que no podemos soslayar si queremos salir airosos.

septiembre 04, 2015

Algo va mal

Tiempo atrás tuve oportunidad de leer un libro con el título de esta columna de un escritor británico, Tony Judt, en que visualizaba que se estaba perdiendo la brújula y que se hacía necesario restaurar un mínimo de decencia.

Lo recuerdo porque siento que algo va mal. Quizá no tan mal como otros países, pero ello no impide que mantengamos la guardia. A nivel internacional, las masivas migraciones están poniéndonos a prueba. Las imágenes del niño muerto en las costas de Turquía ilustran un drama extremadamente doloroso que muchos no alcanzan a dimensionar. No han faltado conversaciones en que me toca escuchar que la preocupación va por el lado de “que nos estamos llenando de inmigrantes”. Por desgracia, esta expresión refleja nítidamente el pensamiento de no pocos.

Mientras tanto, a nivel nacional es preciso reconocer que la magnitud de los conflictos de interés, los tráficos de influencia y la corrupción, si bien existen de tiempos inmemoriales, está rebalsando los niveles a los que estamos acostumbrados, ya sea porque hemos elevado nuestros niveles de exigencia o conocimiento.

Para abordarlos Michelle decidió tomar el toro por las astas creando un Consejo Asesor Presidencial para que propusiera medidas en favor de la probidad y la transparencia. Este consejo ya hizo sus propuestas, las que en su momento fueron bien vistas por moros y cristianos. Entre ellas destacaron aquellas orientadas a dotar de mayores atribuciones al Servicio Electoral, generar un nuevo padrón de militantes, introducir más democracia en los partidos políticos, separar la política de las empresas, etc.

Más allá de los aplausos iniciales, en la práctica el grueso de las iniciativas se están entrampando mediante zancadillas de quienes se verán más afectados. A modo de ejemplo, el proyecto de ley que se ingresó a la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados prohibía el aporte de las empresas, sin embargo salió con que las empresas podrían aportar a los partidos políticos hasta 500 UF. Pasó piola hasta que la vergüenza hizo que el gobierno se viera obligado a rechazar la indicación.

Todos sabemos que los aportes de las empresas a los partidos y a las campañas no son por bolitas de dulce. No es necesario tener ni siquiera dos dedos de frente para darse cuenta de ello. Con esos aportes salen elegidos senadores, diputados, alcaldes, concejales. Con esos aportes las empresas ponen la música, ponen las leyes, mientras el grueso de los ciudadanos sigue pateando piedras. La prohibición es una señal que no impide que los empresarios se pongan, pero tendrán que hacerlo a título personal.

Y para controlar esto, es necesario darle las consiguientes atribuciones al Servicio Electoral, porque en caso contrario, se convierte en letra muerta como la prohibición del lucro en las universidades, pero que todos sabemos que en no pocas se lucra, en gran parte por la inexistencia de una institucionalidad con atribuciones para el cumplimiento de la ley.

En fin, es imprescindible retomar la fuerza original de la agenda de probidad y transparencia si queremos salir adelante sin que los poderes fácticos impongan sus condiciones.

A nivel internacional, nuestra conducta no puede ser otra que la de abrir nuestros países a los inmigrantes, vengan de donde vengan. Es el momento de afirmar: ¡Todos somos inmigrantes!

agosto 28, 2015

Un modelo exportador fracasado

Con la llegada del innombrable en el 73, el país experimentó un cambio de timón que perdura hasta el día de hoy. Un cambio en todos los frentes a punta de bayonetas. Entre ellos, el modelo productivo de sustitución de importaciones que se implementó desde las primeras décadas del siglo pasado, por un modelo basado en las exportaciones en base a la teoría de las ventajas comparativas. Esto es, que nos concentráramos en producir aquello en que somos más eficientes, dejando que otros produzcan aquello en lo que nosotros seríamos ineficientes, o no tan eficientes. La implementación de este nuevo modelo se basó en una drástica rebaja arancelaria, esto es de las tasas que debía pagar todo producto importado que los encarecía artificialmente para promover su producción nacional. Todo se ve superlógico, sin embargo la realidad ha resultado ser algo más compleja. En efecto, a más de 40 años de la implantación de esta política, las consecuencias negativas están a la vista.

Primero, la incipiente industria nacional que se estaba gestando, prácticamente desapareció. Su personal pasó a engrosar el desempleo, y posteriormente, el empleo informal, callejero, que perdura hasta la fecha. Había que aguantar el chaparrón mientras se generarían empresas exportadoras que absorberían el desempleo generado. Esto último no ocurrió, dado que estas últimas no generaron empleo en la magnitud del que se destruyó.

Segundo, el empleo se precarizó, se volvió inestable de la mano de una reforma laboral que alteró sustantivamente la relación de poder entre el factor trabajo y capital en favor de este último. Con ello se favoreció la subcontratación, la externalización, el debilitamiento de las organizaciones sindicales, reduciéndose la capacidad para negociar colectivamente. Esta realidad se mantiene hasta nuestros días no obstante los esfuerzos por equilibrar la relación entre el capital y el trabajo.

Tercero, se asumía que habría un impulso exportador en producir aquello en lo que seríamos más eficientes, sin embargo a más de 4 décadas en nuestra canasta exportadora sigue dominando sin mayor contrapeso la exportación de nuestros recursos naturales sin mayor valor agregado. Esto es, seguimos exportando cobre en bruto, maderas en bruto, frutas. Todo nuestro discurso en favor de la innovación, del emprendimiento y los incentivos disponibles desde que tengo uso de memoria, han caído a saco roto, más allá de iniciativas exitosas puntuales, pero sin mayor peso.

Por último, nos hemos vuelto más frágiles. En vez de ganar en autonomía, independencia, hemos estado transitando por un sendero que nos está conduciendo a un incremento en la dependencia de factores que no controlamos.

No se trata de practicar la autarquía, ni de ser autosuficientes, simplemente se trata de no exagerar, de no abrir de par en par puertas y ventanas para quedar en la intemperie, como es el estado en que nos encontramos ahora, donde hasta las pensiones dependen de China y del resto del mundo, donde el trabajo de toda una vida se puede estar yendo por la alcantarilla.

Se trata simplemente de no pasar de un extremo a otro. En síntesis, es necesario tomar ciertos resguardos, como de hecho lo hacen los países de mayor desarrollo. Me cuesta creer que ellos sean tan tontos para hacerlo, y nosotros tan inteligentes como para no hacerlo.

agosto 27, 2015

La crisis china

Bastó que China dejara de crecer como lo estaba haciendo, para que todo tambalee. Las bolsas crujen. Todo un modelo de desarrollo es puesto en jaque. Y ello ocurre no obstante que se sabía y se sabe que las tasas de crecimiento de China no eran sostenibles. No lo eran por varios factores, entre los que se deben destacar un modelo político de partido único, el PC chino, fuente de corrupción, conviviendo con un modelo económico de libre mercado, un modelo productivo depredador, contaminante, bajo un modelo laboral explotador, inhumano. Esto es, con chinos trabajando como chinos por migajas. Eso explica que el mundo se inundara de productos chinos a precio de huevo.

Si bien, el mundo se frotaba las manos empujado por esta suerte de locomotora china, era evidente que esto no sería duradero. No obstante, China se ha reposicionado. Hoy está con un poder que no tenía en el pasado, el poder de tenernos colgando de una brocha gracias a que en su momento solo vimos las ventajas de corto plazo, sin visualizar las consecuencias de mediano y largo plazo que ya estamos palpando.

Esta visión cortoplacista es la que nos tiene en las cuerdas. Lo señalado se ve agravado porque nos pilla en pampa gracias a un modelo económico que dejó de lado la política de desarrollo industrial basada en la sustitución de importaciones en que se había empeñado el país a lo largo de todo el siglo pasado hasta el golpe, comprándose gratis la teoría de las ventajas comparativas. Es así como dejamos de producir lo que otros producen más eficientemente, y nos centramos en producir aquello en que creemos somos más eficientes: extraer, dilapidar nuestros recursos naturales.

Reconozcamos que, al menos en el caso chileno, esto viene de antes del crecimiento chino, viene desde los tiempos del innombrable, responsable de la instalación del extremista modelito económico neoliberal que nos tiene en las cuerdas.

Resultado: lo que tenemos hoy día, esto es, un sector manufacturero prácticamente desaparecido, por ineficiente. Es así como hoy importamos más barato lo que antes producíamos más caro, pero seguimos exportando recursos naturales sin mayor valor agregado. A pesar de todos los esfuerzos, de todos los discursos en torno al emprendimiento y la innovación, lo concreto que en nuestra canasta exportadora sigue dominando sin contrapeso, el cobre, la fruta, la madera.

En el interín, la informalidad ha crecido, multiplicándose, con toda la carga de precariedad, fragilidad, inestabilidad que trae consigo. El empleo formal, estable, ha ido en descenso, y con ello, la tranquilidad, la seguridad familiar, que hoy, una vez más, gracias a lo que ocurre en China, vuelve a estar en el candelero.

No se trata de practicar la autarquía, ni de ser autosuficientes, simplemente se trata de no exagerar, de no abrir de par en par puertas y ventanas para quedar en la intemperie, como es el estado en que nos encontramos ahora, donde hasta las pensiones dependen de China y del resto del mundo, donde el trabajo de toda una vida se puede estar yendo por la alcantarilla.

En vez de ganar en autonomía, independencia, hemos estado transitando por un sendero que nos está conduciendo a un incremento en la dependencia de factores que no controlamos. De un extremo, nos hemos ido al otro extremo.

agosto 25, 2015

El desafío de diseñar o rediseñar una organización

Normalmente se asocia el diseño organizacional a la estructura, y ésta tiende a reducirse a un organigrama. Sin embargo, el diseño de una organización es más que eso. No se trata tan solo de distribuir cargos, funciones, responsabilidades, tareas, sino que con otros aspectos imposibles de soslayar. En esta ocasión quisiera destacar aspectos vinculados a la formalización, la centralización y el ejercicio de la autoridad.

La formalización tiene que ver con la estandarización de las actividades que se han de ejecutar. Si acaso estas actividades han de realizarse en base a procedimientos o protocolos ya definidos, o bien, quienes poseen la responsabilidad de su realización tienen espacios de libertad para proceder por su cuenta, para innovar. Las empresas tradicionales, con trayectoria tienden a un mayor formalismo, pero en un contexto de alta competitividad este formalismo puede ser un obstáculo para innovar, para adaptarse a mercados cambiantes, reacios a la fidelización.

El grado de centralización/descentralización se relaciona con el control o con el nivel en que se adoptan las decisiones, las que pueden ser al más alto nivel en el caso de una organización muy centralizada, o en el más bajo nivel en el caso de organizaciones descentralizadas. Por lo general se ha tendido a un alto de centralización, pero la tendencia apunta en la dirección contraria, ya sea por el propio crecimiento que pueda estar experimentando una empresa, que dificulta mantener las riendas a nivel central, o bien por la necesidad de adoptar decisiones rápidas en el lugar de los hechos y no tener que esperar que ellas vengan de arriba.

Por último, el diseño de una organización también implica definir la forma en que se ejercitará la autoridad. Esta forma puede ser más o menos democrática, más o menos autoritaria, más o menos consensuada. Según si se aspira a un mayor o menor ejercicio democrático de la autoridad podrá depender la nominación de quienes ocupen los cargos dentro de las organizaciones, o bien, quienes ocupen los cargos deberán ejercer su autoridad en base a lo resuelto.

Como se puede observar, el diseño de una organización va mucho allá de precisar su estructura, abarcando aspectos de carácter intangible como los mencionados. En consecuencia, antes de diseñar, o rediseñar, una organización, se hace necesario conocer su misión, su visión, su estrategia, su objetivo, el sector en el que opera, las características del personal con que cuenta.

A modo de ejemplo, una organización que opere en un sector moderno, altamente tecnologizado, muy probablemente dispondrá de profesionales muy competentes, capaces de tomar decisiones por sí mismos y, por otro lado, se deberá estar desenvolviendo en mercados altamente competitivos. Bajo este escenario, lo más probable es que esta empresa tenga un bajo grado de formalización –para dar libertad a su personal en la realización de sus actividades-, un bajo grado de centralización –para adoptar decisiones por sí mismos sin esperar que otros decidan-; y un grado de ejercicio de autoridad altamente democrático –resolviendo situaciones en base a conversaciones y sin que sea necesaria la imposición-.

agosto 21, 2015

Realismo sin renuncia

Desde que Michelle hizo mención al “realismo sin renuncia” se han sucedido una serie de interpretaciones a la pinta de cada cual. No es para menos. Desde las filas de la Nueva Mayoría (NM), unos ponen el énfasis en el realismo, en la necesidad de adecuarse a las circunstancias, a un contexto caracterizado por un escenario económico complejo; otros ponen el acento en “sin renuncia”, esto es, que no se abandona el programa de gobierno para el cual fue elegida. Desde la oposición, o toman palco, o buscan meter cuña para dividir.

No cabe duda que la candidatura y triunfo de Michelle se explican, en lo fundamental, por el impulso de los movimientos sociales, el hastío con un modelo económico altamente discriminador en contra de los más desposeídos que en vez de reducir la desigualdad, la agudiza. Un modelo político, económico, social y cultural parido en dictadura y consolidado a lo largo de todas estas décadas. Los gobiernos de la Concertación, encorsetados por el empate político definido por un sistema electoral binominal que infló a la derecha, unas FFAA que dejaron el gobierno, pero que siguieron teniendo peso, con la desenfadada presencia del innombrable en la comandancia en jefe del Ejército primero, y luego como senador vitalicio. A ello hay que agregar la vigencia de una constitución que dificulta in extremis todo cambio al modelo.

Finalmente, luego de 20 años de Concertación, la ciudadanía optó por entregar el gobierno a los papis del modelo, la derecha. Así y todo, no le fue fácil ganar, lo que logró gracias al desgajamiento de la Concertación de sectores de centro. Los 4 años de gobierno de Piñera terminaron convenciendo a la ciudadanía que era la hora de realizar una serie de reformas que no admitían mayores postergaciones. Reformas en el ámbito educacional, constitucional, laboral y previsional conducentes, no a eliminar la desigualdad, sino que a dejar de ser los campeones en materia de desigualdad. De allí la necesidad de revertir la consolidación de un modelo que está consagrando una desigualdad perniciosa, generadora de inseguridad, desconfianza y desánimo.

A poco andar, se pudo constatar que otra cosa es con guitarra, que a la hora de aterrizar las reformas, las dificultades no son menores, que más allá de los titulares, hay un contexto que es cambiante. Que el horno no está para bollos. El punto es ¿cuándo el horno está para bollos? ¿quién lo define?

Es así como con el devenir de los días han estado en el tapete noticioso nuevos verbos: priorizar, gradualizar. Nada nuevo bajo el sol. En efecto, gobernar es priorizar, es gradualizar. Nunca, no solo ahora, nunca se tienen todos los recursos que se requieren. Son pocos los que pueden darse el lujo de hacer lo que quieren de un paraguazo. Gobernar es ordenar, tener una agenda de prioridades, tener una carta Gantt. Es imposible hacer todo de un viaje. Sobre todo en política, que no es otra cosa que el arte de negociar, de resolver civilizadamente los conflictos, con un papel y un lápiz, sin odios ni violencias, sin bayonetas ni pistolas al pecho, en la medida de lo posible.

El tema es ¿Quién define lo posible? ¿quién define lo que viene primero y viene después? ¿la mayoría o la minoría?

agosto 14, 2015

Recordando el desplome financiero

Hace ya casi 7 años en USA, Lehman Brothers se declaró en bancarrota, dando origen a la peor crisis financiera de la historia, mayor incluso a la gran depresión de 1929. Desde entonces USA primero, y luego el resto de los países desarrollados, al igual que el resto del mundo, se vieron afectados.

La verdadera historia parte de la derecha norteamericana, la de los republicanos, cuando en el año 2002 de la mano de su presidente Bush, en uno de sus tantos arranques populistas, sostuvo que era hora de cumplir el sueño americano de tener casa propia. Liberalizó todo lo que había que liberalizar para que el sector privado hiciera el negocio de su vida con el sueño de la casa propia de millones de norteamericanos en base al endeudamiento. Removió todas las regulaciones del mercado de capitales para facilitar el financiamiento hipotecario a los más pobres, con o sin trabajo.

Todo esto en un contexto muy particular, cuando USA aún no salía del trauma que significó la caída de sus torres gemelas y la caída en cadena de muchas de sus empresas de internet puntocom. Era necesario un nuevo despertar, una nueva pomada, un nuevo sueño.

La Reserva Federal siguió el juego de Bush reduciendo las tasas de interés del 6% al 1%, y con ello el costo del dinero. La bolita se echó a rodar. Los bancos y agentes hipotecarios se frotaban las manos expandiendo el crédito hipotecario a quienes no tenían trabajo ni ingresos. Eran los tiempos en que en Chile las casas comerciales regalaban tarjetas de crédito. Se estaban otorgando créditos a quienes se sabía que no iban a pagarlos. Cualquier persona con dos dedos de frente sabía que más temprano que tarde el castillo de naipes artificiosamente creado se derrumbaría.

Al mismo tiempo se creaban nuevos instrumentos financieros sin regulación alguna y que se transaban libremente. De la noche a la mañana la burbuja del alza de las viviendas se desploma, y el valor de las viviendas, pasa a estar por debajo de las deudas contraídas por propietarios que no tenían con qué pagar. A las familias endeudadas les fue más barato devolver sus viviendas que seguir pagando préstamos por un valor que sextuplicaba el valor de la propiedad. Terminaron sin casas y endeudados. El sueño de la casa propia no fue más que eso: un sueño.

Aún nos pena la irresponsabilidad con que se construyó el castillo de naipes por parte de quienes se autocalifican de serios, ponderados, responsables.

agosto 06, 2015

El refrito educacional

Materializar la gratuidad en la educación superior, parece estar sumida en un obsceno túnel desconociéndose si verá la luz en algún minuto. A estas alturas aún no se sabe si será tan largo y exitoso como el que le hicieron al narcotraficante Chepo Guzmán a vista y paciencia de moros y cristianos.

La gratuidad no surge por azar. Las movilizaciones del 2006 y del 2011 pusieron la temática sobre la mesa mediante un slogan simple y majadero: “educación pública, gratuita y de calidad”. En ocasiones, era complementado con “sin fines de lucro, participativa”.

Las movilizaciones dieron cuenta de la insatisfacción reinante y que trascendía el ámbito educativo. Una insatisfacción que concierne al modelo de país, de sociedad que estamos construyendo. De otra manera no se explica los altos niveles de adhesión alcanzados. También explica en forma importante la derrota de la derecha en las últimas elecciones presidenciales y el consiguiente triunfo de Michelle.

Restringiéndome a la educación superior, se clamaba por restituir una educación pública en el más pleno sentido de su expresión. En efecto, las dos universidades estatales nacionales –la Universidad de Chile y la Universidad Técnica del Estado, hoy Universidad de Santiago- fueron literalmente descuartizadas por razones estrictamente políticas, ideológicas. Con el inconfesable propósito de hacerles perder peso en el desarrollo del país y en la conformación del ser nacional. La reducción presupuestaria que experimentaron del 73 en adelante y la introducción de la lógica mercantil en la educación desde la década de los 80 hicieron el resto. No obstante que desde los 90 los gobiernos democráticos han tratado de mitigar la situación, lo concreto es que el modelo educativo permanece impertérrito. De otro modo no se explica que el Estado no pueda favorecer a sus universidades, abandonadas por un Estado ausente que se ha desentendido de lo que le pertenece.

No por azar se clamaba por una educación gratuita. Fruto de la privatización tenemos la educación más cara del mundo en relación a nuestro ingreso per cápita sin regulación alguna. Recién en las últimas décadas se han introducido algunas regulaciones mínimas, pero absolutamente insuficientes. La prueba más palpable es la existencia de universidades que de tales solo tienen el nombre.

Se clamaba por una educación de calidad. La protesta nace del uso y abuso de la aspiración de miles de hogares chilenos por educar a sus hijos y desearles un mejor futuro. Para ello asumen que las instituciones existentes son capaces de proveer esta educación. Desgraciadamente esto es falso. No pocos egresan con credenciales sin valor, habiendo perdido dinero y tiempo. Más encima terminan endeudados. No pocos ni siquiera terminan, pero así y todo, endeudados.

Este es el triste sino que afecta a gran parte de nuestra juventud como consecuencia del refrito que tenemos.

julio 31, 2015

Un pacto de silencio vergonzoso

En los oscuros tiempos del innombrable fueron quemados dos jóvenes indefensos y en forma intencionada, por miembros de las FFAA, específicamente del Ejército. Sus nombres están grabados a fuego: Rodrigo Rojas Denegri y Carmen Gloria Quintana. El primero falleció producto de las quemaduras, en tanto que Carmen Gloria logró sobrevivir con secuelas que lleva consigo desde entonces. Por estos días, un conscripto a varias décadas del hecho, decidió romper su silencio, romper un pacto de silencio que ha forzado la reapertura del proceso judicial. En su momento la “prensa seria” aduladora de la dictadura hizo circular versiones inverosímiles que caían por su propio peso.

Ahora se hace pública una verdad que estaba soterrada por uno de los tantos pactos de silencio que deben avergonzar a las FFAA. Como sostuviera recientemente Carmen Gloria, no fueron valientes soldados los responsables de hechos repudiables que lamentablemente no son producto de “excesos”. Sin embargo, a la fecha, las FFAA no han dicho ni pío.

El crimen se enmarca dentro de un contexto de amedrentamiento, de inhibir toda protesta, de ejemplificar las consecuencias que conllevaría toda discrepancia. Un contexto que contó con la complicidad tácita, activa de sectores civiles entronizados en los poderes fácticos y no fácticos de la derecha política y económica que a lo largo de todas estas décadas han estado definiendo, regulando, vetando lo que tolerable y no tolerable en este largo, desgastante y doloroso proceso de transición interminable. Transición que se ha dado por terminada más de una vez, pero que en estricto rigor no terminará hasta que tengamos un modelo político dado por una constitución y un modelo socioeconómico sin rastros de autoritarismo que nos legó la dictadura. Rastros que se han perpetuado en gran parte por la pusilanimidad que no pocos sectores que en su momento estuvieron a la cabeza de la lucha por la recuperación de la democracia.

Como sostuviera en su momento Eduardo Frei Montalva, la verdad tiene su hora, gracias a dos conscriptos que han descorrido el velo. Los responsables de crímenes de lesa humanidad, imprescriptibles, deben ser necesariamente degradados, primer gran paso hacia la reconstitución de unas FFAA auténticamente profesionales, al servicio del país, no del crimen organizado.

El país debe sacudirse de sus trancas, de sacar de sí mismo lo mejor que tiene, la solidaridad y hospitalidad de su gente, dejando atrás la impunidad de la barbarie.

En la televisión, un panelista tuvo la osadía de afirmar, en la misma cara de Carmen Gloria, que “pasó la vieja, el país está en otra”, expresión que refleja el pensamiento de no pocos, los mismos que quieren dar vuelta la página por la vía de poner una losa de mármol sobre las mentiras de todos estos años sobre los crímenes silenciados o justificados al amparo de una guerra imaginaria.

Gracias Carmen Gloria por tu ejemplo, por tu coherencia, por tu sobrevivencia, por ser portadora de la dignidad humana.

julio 23, 2015

La educación en un zapato chino

La educación de mercado que tenemos no es un sistema inocente, conlleva un ideario, una ideología, una política, la política neoliberal, basada en la focalización de los recursos en contraposición a la universalización de los derechos.

La mercantilización de la educación fue concebida e implementada en tiempos del innombrable como una forma de organizarla, distribuirla y financiarla que exigía una sociedad y una organización política muy particular. Una sociedad desestructurada, rastrera, sin derecho a pataleo.

En este contexto se fraguó el modelito educacional que persiste hasta el día de hoy y cuyas características medulares conserva a más de 30 años de su origen en los comienzos de la década de los ochenta.

En estas décadas se supone que hemos recuperados nuestras libertades, y sin embargo, el modelo se resiste a morir, lo que revela la profundidad de su inserción.

En las primeras décadas del retorno a la democracia, el modelo se mantuvo incólume porque la tensión política -tiempos de boinazos, operaciones de enlace, pinocheques, senadores designados y el innombrable en la comandancia en jefe, posteriormente como senador vitalicio- desaconsejaban meter más ruido.

Las aspiraciones en este ámbito, así como en muchos otros, se pospuso para una mejor ocasión. En el interín, el modelo seguía navegando en aguas relativamente calmas, gracias a un poderoso sedante, la estabilidad laboral docente, luego de años en que los profesores vivían a salto de mata y al tres y al cuatro. Los escasos cambios efectuados no vulneraban su esencia, sino que por el contrario, acentuaban sus características centrales. Se implementó el financiamiento compartido y la subvención escolar diferenciada, manteniéndose hasta la fecha, el pago de la subvención a los establecimientos en base a la asistencia.

La creación de establecimientos educacionales y la formación de pedagogos siguió transitando por un camino sin control. La desregulación llevada al paroxismo, en la confianza, de que al final del camino alcanzaríamos la verdad revelada: una educación de calidad basada en la competencia y cuya zanahoria sería el hoy tan vilipendiado lucro. En tiempos de dictadura, la pedagogía dejó de ser una carrera universitaria, lo que revela la mirada que tenían los “líderes” de la época. Si bien, al llegar la democracia una de las primeras acciones adoptadas fue devolverle el carácter universitario a tan noble profesión, la creación de pedagogías a diestra y siniestra por universidades que de tales solo tienen el nombre, nos tiene llenos de pedagogos con una formación que deja mucho que desear.

Mientras abrían sus puertas de par en par hacia una mayor cobertura en la educación superior, muchas universidades, particularmente las privadas creadas después de 1981, lucraban desembozadamente a costa del endeudamiento y las esperanzas de familias. Es así como hoy estamos ante una suerte de zapato chino.

Los mismos que fomentaron esto, ahora rasgan vestiduras por la mala calidad de nuestra educación como si no tuviesen ninguna responsabilidad en la realidad actual. Por ellos, el modelito debe seguir, con ajustes, o como diría Jaimito, habría que perfeccionarlo. Es cosa de tener paciencia, porque al final veremos la luz, y si no la vemos, es porque no queremos verla o porque le hemos puesto palitos, porque estamos introduciendo muchas regulaciones.

El debate y las dificultades que se está dando en la actualidad tienen relación con lo expuesto. La resistencia de quienes idearon el modelo, acompañados de quienes terminaron comprándoselo por completo.

Los desacuerdos nos tienen entrampados, nos impiden desatar los nudos. La educación debe estar basado en la cooperación antes que en la competencia, en la integración antes que en la segregación.

Al paso que vamos, por desgracia, seguiremos pateando piedras, comulgando con ruedas de carreta.

julio 15, 2015

La Fundación Emilia con la frente en alto

El hecho simple y duro: El rey Arturo, luego de protagonizar un accidente vial en estado de ebriedad, en plena copa América, quiso hacer una importante donación a la Fundación Emilia. Para sorpresa de no pocos, esta última resolvió rechazar la donación.

El motivo dado para el rechazo no fue otro que el de mantener en alto los principios que guían a la fundación, que buscan desalentar la irresponsabilidad asociada a la conducción en condiciones de ebriedad. La fundación sin fines de lucro, nace a partir de una tragedia cuando hace ya más de 2 años, Emilia Silva Figueroa con tan solo 9 meses de edad falleció como consecuencia de la irresponsabilidad de un conductor ebrio.

Los motivos del aporte que quiso hacer el rey Arturo, si bien de desconocen, pueden obedecer a los siguientes factores. Uno, como una expresión de un arrepentimiento real por conducir en estado de intemperancia; dos, como un lavado de imagen por el comportamiento y la prepotencia con que actuó frente a los carabineros y que no se condice con la conducta que se asume debe proyectar un futbolista de rango mundial.

Todo esto ocurrió en medio de una Copa en la que su continuidad en el plantel llegó a estar en jaque. La decisión de Sampaoli de seguir contando con él, no debe haber sido fácil. De hecho, las reacciones desde los más diversos sectores fueron disímiles, tanto en el entorno periodístico como deportivo.

La Fundación Emilia nace para apoyar a las víctimas de accidentes y cuyos victimarios actúan en estado de ebriedad o bajo los efectos de estupefacientes, y para evitar que se sigan multiplicando estos accidentes por la vía de campañas educativas, visibilizando las consecuencias de conductas irresponsables y promoviendo iniciativas legales orientadas a promover la responsabilidad.

Lo que quisiera destacar es la conducta asumida por la Fundación al rechazar la donación ofrecida por el rey Arturo. Rechazo motivado por una política, por principios que la fundación no está dispuesta a transar por dinero. La política que guió a la Fundación es no tener contacto con imputados por delitos viales hasta que concluyan sus procesos, en señal de acompañamiento a las víctimas. No condenan al rey Arturo como persona, condenan sus acciones.

La Fundación nos ha dado un ejemplo, de que el dinero no todo lo puede comprar. Organizaciones como Fundación Emilia, harta falta nos hacen en medio de un contexto en que todo pareciera estar medio podrido.

julio 10, 2015

Después de la Copa ¿qué?

Desde el sábado pasado, en materia futbolística, por primera vez Chile es campeón de América. Después de décadas de “jugar como nunca y perder como siempre”, cansado de “triunfos morales”, Chile logró imponerse sin atenuantes de la mano de un técnico argentino, Sampaoli, quien tiene el mérito de haber continuado la senda abierta por Bielsa, y con un plantel de excepción. Sampaoli mantuvo la impronta, el sello, la marca dejada por Bielsa.

Así como se ganó, se pudo haber perdido, como tantas otras veces. Sin embargo en esta ocasión, se ganó. El trofeo fue ganado en base a pundonor, esfuerzo y trabajo. No es fruto del azar. Nunca antes Chile había tenido tantos jugadores disputando partidos en las más importantes ligas mundiales. También impuso su condición de local, condición que no vale de nada si no se tienen los jugadores y el cuerpo técnico apropiados.

Recordemos que en un pasado no muy remoto, la necesidad de ganar, particularmente cuando se jugaba de local, agobiaba a los jugadores. Hoy eso no ocurre porque se trata de jugadores curtidos en las ligas más exigentes del mundo. En un pasado no tan remoto la realidad del minuto actual era impensable. Nunca nos imaginamos ver a tantos, no solo jugando en equipos del más alto nivel, sino que brillando en ellos.

El tema es ¿y ahora qué? Las exigencias son mayores. La obtención de la copa constituye un hito, y los desafíos de ahora a enfrentar y superar son significativamente mayores. No nos debe pasar lo que nos ocurrió con el tenis. Después de Fillol y Cornejo en la década de los 70, poco pasó, hasta que apareció Marcelo Ríos, como una suerte de estrella fugaz seguida de Fernando González y el Nico Massú. ¿Qué quedó? Poco y nada. ¿Qué nos dice todo esto? Que la obtención de títulos es fruto de conquistas personales antes que de políticas deportivas institucionalizadas. Lo mismo me temo ahora. ¿Dónde están los sucesores del niño maravilla, del matigol, del mago, del rey Arturo, de edú, del príncipe?

La conquista de la copa nos plantea mayores exigencias, y por lo mismo, si no encaramos apropiadamente la necesidad de institucionalizar políticas deportivas realistas y masivas que contribuyan a sostener lo conquistado, corremos el riesgo de dejar atrás los lindos momentos presentes.

Para cosechar, hay que sembrar, mejorar la tierra. Aprovechemos este minuto de gloria para no solo sentarnos en los laureles.

julio 02, 2015

La probidad en entredicho

Hace rato que el tema de la relación entre la política y los negocios anda dando vueltas sin que se avizore solución alguna. La propia agenda de la probidad que en un momento de éxtasis fue alabada por moros y cristianos, está siendo perforada sin asco. Una perforación pequeña, una pequeña rendija, que terminará siendo un forado. Para eso, unos y otros son expertos.

Para el común de los mortales, de carne y hueso, que trabajan con sus manos y mentes, el espectáculo que se está observando no tiene nombre y es el retrato mismo de la degradación ético-moral que se está viviendo, en Chile y en la quebrada del ají como consecuencia de unas élites convencidas que el dinero todo lo puede comprar.

Con esta lógica, la democracia se convierte en letra muerta, porque hasta los votos se pueden comprar, y si no se pueden comprar, entonces se compran a quienes son elegidos. Eso explica los altos costos de las campañas políticas y de los bienes públicos privatizados en tiempos del innombrable, así como los financiamientos de empresas privadas a congresistas o funcionarios públicos por trabajos de dudoso gusto. Lo peor que hasta quienes posaban de inmaculados, también se han visto implicados en lo que eufemísticamente hoy no pocos llaman irregularidades. A esta altura ya cuesta encontrar a alguien que se libre de haber caído en tentación.

No obstante este desolador panorama, aún hay patria porque si la influencia del dinero fuese tan determinante de los resultados electorales, se supone que quienes más gastan en las campañas son los elegidos. Afortunadamente no siempre es así. Esto habla bien de los votantes que no se dejan seducir por imágenes construidas a punta de meter más y más plata.

Lo que hoy no está tan claro es si quienes salieron elegidos con nuestros votos, están representando a quienes les votamos o a poderes fácticos que les financian desde las sombras, y más encima, al amparo de franquicias tributarias. Que alguien salga elegido con el voto popular y después una empresa aporte recursos a su fundación o le financie informes truchos, es algo que para cualquiera con dos dedos de frente huele a azufre.

Cómo impedir que nuestro voto sea escamoteado por esta vía es el gran desafío. No visualizo solución por la vía legal, que suele ser vulnerada sin vergüenza alguna. La única solución es ético-moral. Esto es, tener una formación ético-moral que se constituya en una barrera infranqueable, a prueba de balas y tentaciones. Tener políticos y empresarios de primera, nacidos para servir, no para servirse.

Desafortunadamente, lo que tenemos es resultado de un sistema educacional mercantilizado que poco tiene de educación. Mientras este escenario continúe en estos términos, seguiremos inmersos en copas futboleras, o de vino, que nos ayudan a distraernos, aunque sea por un rato. Salir campeones es importante, pero no tanto como tener una sólida formación ético-moral a prueba de balas.