octubre 02, 2014

La codicia infinita

En su momento, el exmandatario, Patricio Aylwin, hace ya más de 20 años, sostuvo que el mercado podía impulsar el consumo, la creatividad y la creación de riqueza, pero que no era justo en la distribución de esa riqueza. Esto lo sintetizó con la expresión “el mercado es cruel” dado que en él no cuenta ni la justicia, ni la solidaridad, ni la fraternidad humana. Este pensamiento lo remató al afirmar que “el mercado es una pugna de egoísmos”.

Estas expresiones dieron origen a una avalancha de reacciones por parte de sus opositores, donde unos destacaban que no era el mercado el cruel, sino que la vida era la cruel al producir desigualdades: ricos, pobres, cojos, atletas, gordos, flacos, rubios, negros, feos, bonitos, bonitas, feas, hijos excelentes, a veces malos, huérfanos. Otros enfatizaban que el mercado no era sino un instrumento y que la crueldad no era del instrumento sino que de su eventual mal uso.

Pues bien, el desfile de hechos que el país está observando por estos días –casos Cascadas, Penta y colusión de pollos- parecieran estar confirmando, las expresiones vertidas por Aylwin, que el mercado no tiene consideraciones éticas ni sociales. Al no tener estas consideraciones, la responsabilidad se traslada entonces a quienes concurren al mercado.

En el caso Cascadas, el mercado financiero es el prostituido por quienes hacen cambalaches para llevar agua a su molino para hacer fortunas de la noche a la mañana en perjuicio de terceros sin sudar la más mínima gota. Especulando con información y posiciones de poder privilegiadas animados por una codicia insaciable.

En el caso Penta, es el mercado político el afectado, dado que se está poniendo al descubierto el chorro de recursos económicos que fluye de poderosos carteles económicos a un sector político claramente identificado para que los representantes elegidos “democráticamente” por el pueblo terminen votando leyes a favor de los grupos que los financian “reservadamente”. Supuestamente nadie sabe de dónde provienen los recursos, cuento imposible de tragarse por cualquiera con dos dedos de frente.

Luego tenemos el caso de la colusión de las tres más grandes pollerías del país, aprovechando su posición dominante, oligopólica, para fijar precios por sobre los que se tendrían si el mercado fuera de competencia perfecta. La codicia sin freno de los poderosos. En este caso, es el mercado económico el que se ve implicado.

¿Qué tienen en común los tres casos? Que los involucrados son ardientes defensores de la libre competencia de la boca para afuera. Apenas pueden abusar, abusan; apenas pueden monopolizar, monopolizan. Ahí se meten la ética, la responsabilidad social al bolsillo. Quienes más desprestigian al libre mercado, son sus propios apologistas.

En consecuencia, puede que el mercado no sea cruel, sino quienes abusan de sus posiciones dominantes, en su gran mayoría conspicuos personajes de la derecha política y económica, ligados a la UDI, el soporte civil de la dictadura y de la perpetuación de su legado ideológico. Aunque ojo, que en la viña del Señor estos personajes podemos encontrarlos hasta en los lugares más inesperados.

3 comentarios:

  1. Anónimo11:41 a.m.

    Estimado Rodolfo,
    como siempre atinada tu critica, aun cuando en esta oportunidad, no mostraria solo la avaricia desmesurada en un sector politico, puesto que este (uno de los 7 pecados capitales) que sindicas es muy transversal en la sociedad.
    Por otra parte, somos nosotros, las personas naturales, las que estamos llamados a cumplir nuestra legislacion y no por estar investidas -a veces- de cargos de poder o representacion, tengamos el derecho a usar resquicios legales o definitivamente sobrepasar nuestras leyes para aprovecharnos de nuestros congeneres y buscar apropiarnos indebidamente de mas de lo que nos corresponde... por lo tanto, el "mercado" como tal no existe, si no es porque personas interactuan en el... y aqui viene mi postura al respecto... ante la deteccion de una colusion o estafa, no basta con pagar una multa (que como hemos visto, es insignificante comparada con el valor de lo mal habido), sino que tambien corresponde carcel a la "persona" que le esta haciendo mal al "mercado"...

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  2. Hola Rodolfo. Es cierto que el abuso de no pocos son quiene´s desprestigian al sistema que dicen defender.
    Concuerdo con el comentario anterior: no bastan las multas. Deben establecerse sanciones penales (cárcel) y que las multas, en su caso, sobrepasen con creces los beneficios mal habidos.
    saludos.

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