Todos los días, Evelyn se empecina en poner temas sobre la mesa. Así como un día fue el del observatorio judicial destinado a seguirle la pista a los fallos de los jueces, como una forma de blanquear el fracaso del gobierno en aquello que tanto había criticado a los gobiernos anteriores, ahora está emprendiendo una cruzada fundamentalista, afirmando en la Catedral Evangélica que, si es electa, “no se hará nada que vaya en contra de lo que la Biblia señala”.
La causa de esta cruzada en que se ha empeñado, recuerda a campañas del terror: la de los comunistas comiéndose las guaguas en tiempos de Allende, y la del caos que generaría el triunfo del No en el plebiscito del 88 y el advenimiento de los gobiernos de la Concertación en los 90. Quienes implementan estas campañas, por una extraña casualidad, son los mismos que no trepidan en hacer lo suyo: torturar, exiliar, perseguir, desaparecer, verbos que conjugan al revés y al derecho. Se trataría de atemorizar, de pasar gatos por liebres.
Uno se pregunta: ¿para qué incurrir en estas cruzadas de terror? Pregunta que nace porque estas campañas no han dado resultado, por el contrario, han sido nefastas para quienes incurren en ellas. En otra de sus expresiones dignas de un bronce, Evelyn sostiene: “cuando tú estás en el templo con personas que son muy profundamente religiosas hablarles de la Biblia es la forma más fácil de que entiendan cuáles son las posturas nuestras, y ellos lo entendieron muy bien”. Y como para rematarla, afirma que “lo que estábamos hablando ahí con los evangélicos era básicamente de los temas que les importan muchísimo sobre el aborto y el matrimonio homosexual. Yo, en ese sentido, ya había expresado claramente cuál era mi posición hace mucho tiempo”. Esto, para reafirmar su postura de rechazo al aborto y al matrimonio homosexual.
Entre las frases para el bronce que Evelyn ha sacado a relucir durante esta campaña, en una suerte de cruzada fundamentalista destaca aquella donde afirma que "Ustedes saben que Dios pone a los gobernantes y Dios los saca". O sea, a Pinochet lo puso y lo sacó Dios; ¿a Allende también? Y como para rematarla, nos invita a involucrarnos y parar el desastre que se nos vendría encima si es que no votan por ella cuando sostiene que “si el día de mañana tenemos un país absolutamente laico no lloren, cuando no han tratado de parar este movimiento, cuando podían hacerlo durante su voto”. En síntesis, esquizofrenia total.
El tema es más profundo, más complejo, y merece un análisis y una reflexión menos simplista, menos demagógica. Nadie aborta por el gustito de abortar, ni se es homosexual por opción. Así como nadie se divorcia por el gusto de divorciarse. Todos nos casamos con la intención de hacerlo para siempre, pero las circunstancias, la cruda y dura realidad, a veces es más fuerte. Eso lo saben no pocos en la propia derecha. No se puede tapar el sol con el dedo. Es hora que a la derecha, y a Evelyn, su abanderada, le caiga la teja. Dios no merece que juguemos con Él, ni que lo manipulemos.
Es hora que respetemos a creyentes y no creyentes, que nos respetemos todos y no hagamos caricaturas de nuestros sentimientos y valores. Los valores de la Biblia están suficientemente resguardados en la conciencia nacional, y quienes alguna vez han actuado en contra de dichos valores no están entre quienes no están con Evelyn, sino que entre quienes la sostienen y respaldan.