febrero 28, 2013

¿Pueblos hermanos?

Siempre me ha llamado la atención cuando por momentos nos emocionamos con discursos que proclaman la integración latinoamericana, la hermandad entre los pueblos que compartimos una cultura, un lenguaje, un origen, un continente. Frases rimbombantes, vacías, que nos sirven para hacer gárgaras que se desploman bajo los cánticos guerreros "argentinos mataré, bolivianos fusilaré, peruanos degollaré" destinados a acumular rabia frente a un eventual conflicto. ¿En qué quedamos?

Con esos cánticos, lo demás pasa a ser música. Chile tiene algo que lo hace famoso en el mundo: es un chico que se las trae, que se las da de grande, con fama de expansionista, de estar permanentemente a la defensiva, pendientes de los demás, pensando que nos quieren atacar. De otro modo cuesta explicarse que tengamos un presupuesto de defensa como el que tenemos, unas FFAA "ejemplares, profesionales, disciplinadas" que el pueblo no deja de admirar!

Vivimos cagados!!!! Pendientes de que no nos pasen gato por liebre; de que no nos pasen por arriba, ni por debajo, ni por al lado, ni por delante, ni por detrás.

Casualmente, por estas fechas, el querido gobierno de Chile quiso tirarse a choro y agarró a 3 conscriptos bolivianos que estaban más perdidos que la cresta, o que el teniente Bello. Conozco el norte, conozco esa frontera, y sé que allá hay zonas en que no sabes dónde estás parado. Mal que mal viví más de 20 años en Arica, donde nace Chile. Pues bien, los disciplinados e incorruptibles carabineros de Chile, incapaces de frenar el contrabando, se encontraron con estos conscriptos bolivianos y los agarraron y se los trajeron por violar nuestras sacrosantas fronteras. Y el gobierno que tenemos, que lo que puede hacer mal, lo hace peor, quiso judicializar algo que es netamente político. Los portavoces gubernamentales proclaman: “dejemos que las instituciones funcionen”, lavándose las manos. Sin embargo, ante la reacción del gobierno boliviano y de los propios conscriptos que se negaron a reconocer que estaban en territorio chileno porque no sabían que estaban en él, el gobierno chileno se encuentra con una papa caliente y no sabe qué hacer con ella. Más temprano que tarde va a tener que devolverlos. Pero como tenemos un gobierno “choro”, que se compra problemas gratis, acá estamos.

Mientras tanto cacareemos con la integración. Es la politica de las dos bandas: sonrisas por arriba con patadas en las canillas. Asi difícilmente llegaremos lejos.

Siempre me he preguntado: ¿Por qué Europa fue capaz de gestar la unión europea a menos de 50 años de la última guerra mundial, en el que tres de sus países clave se fueron a las manos, perdón, a las armas, mientras acá seguimos comulgando con ruedas de carreta, sin guerras mundiales mediante, y con FFAA recordando sus gestas de hace más de 100 años atrás? Así, no tenemos vuelta! estamos fritos! ¿hasta cuándo?

febrero 26, 2013

La tesis de la bala loca

La muerte de un dirigente sindical de una de las miles de empresas subcontratistas que el modelo económico chileno ha generado, pone nuevamente al país en ascuas. Si no es por una cosa, es por la otra, pero permanentemente la realidad nos desafía una y otra vez. Empresas subcontratistas al servicio de empresas contratistas.

Empresas contratistas que antes tenían miles de trabajadores sindicalizados y que se han ido jibarizando para centrarse en sus respectivos “core business”, negocios principales, para mejorar su rentabilidad, o sostenerla, en un contexto de liberalización, de globalización, de creciente competitividad, de revolución de las comunicaciones. Por la vía de la tercerización, de la externalización, del outsourcing, las grandes empresas se han ido despojando de la grasa para quedarse con puros músculos.

Juan Pablo Jimenez trabajaba en una de esas empresas subcontratistas, grasientas, que hacen el trabajo sucio, el trabajo marginal que no hace la empresa contratista, en este caso Chilectra. Llevaba 10 años trabajando en la empresa, tenía 35 años, pronto a cumplir los 36. Era el presidente de uno de los sindicatos de la empresa subcontratista, Azeta, un sindicato formado por 40 trabajadores. No olvidemos que el modelito chileno está hecho para que las empresas puedan tener tantos sindicatos como los trabajadores -¿ó la propia empresa?- quieran. Es el modelito que se quiere exportar a nivel mundial con el componente laboral debilitado al máximo, donde cada sindicato pese menos que un paquete de cabritas, o que una chaucha, y el componente patronal fortalecido al máximo.

Pues bien, Juan Pablo, de familia modesta, padre de dos hijos pequeños, trabajador, estaba sentado en una banca al interior de la empresa cuando de repente se desplomó. Se pensó en un desmayo. Se lo llevaron a una clínica. Llegó cadáver. No fue un desmayo, fue una bala.

La Policía de Investigaciones (PDI), a través de uno de sus comisarios, a ´pocas horas de la muerte de Juan Pablo afirma que “recabada una grabación de una cámara de seguridad de la empresa, la línea investigativa nos orienta a que el Jimenez fue víctima de lo que se denomina comúnmente como una bala perdida”. Así de simple, una bala perdida, una bala loca.

Juan Pablo hace rato que estaba cansado de los atropellos a los derechos laborales y los despidos injustificados y que estaba por denunciar ante los Tribunales y la Dirección del Trabajo. De Juan Pablo se recuerda una frase que debiera guiar nuestra conducta: “Prefiero luchar y perder, que perder sin haber luchado”.

La teoría o tesis de la bala loca o perdida es insostenible, es para incautos, para estúpidos, para pelotudos. ¿Eso somos? Por favor! Me recuerda la tesis que las muertes por "la ley de fuga" en tiempos de la dictadura.

febrero 21, 2013

Las relaciones humanas en el sector salud

Foto de National Cancer Institute en Unsplash

La experiencia vivida por un amigo, Francisco José (en adelante FJ), me invita a escribir acerca de la importancia de la relación entre el paciente y el personal que opera en el sector de la salud, particularmente con quienes el paciente más interactúa. Ellos van desde los médicos, enfermeras, paramédicos, nutricionistas hasta el personal de servicio de alimentación que le lleva la comida al enfermo, el personal de servicio de limpieza que efectúa el aseo donde se encuentra hospitalizado el enfermo, el personal de servicio de vigilancia que vela por la seguridad del establecimiento donde se encuentra el enfermo, y el personal administrativo y secretarial.

El paciente que llega a la consulta, clínica, u hospital, por lo general llega en un estado de fragilidad, debilidad y/o precariedad. Por ello, la relación que se da entre el paciente y los que lo rodean, en particular con el personal médico-enfermero-paramédico es profundamente asimétrica. Está quien tiene el problema de salud, que por lo general no sabe nada respecto de cómo resolver su problema; y están quienes sí saben qué es lo que hay que hacer, cómo hacerlo, para finalmente ejecutar los tratamientos y las operaciones.

En todo este entramado orientado a dar salud hay involucrados recursos humanos, tecnológicos, financieros, pero los más relevantes son los primeros, por sus conocimientos y sus capacidades para relacionarse entre sí y con los pacientes, para trabajar en equipo, respetarse mutuamente, pero muy especialmente por la calidad en el trato con los pacientes.

La bolita parte cuando uno o varios trabajadores del sector salud se vinculan con un paciente cuyas capacidades física o mentales, en mayor o menor grado, se encuentran disminuidas. En estos dos últimos años, FJ ha tenido 2 experiencias en este ámbito: una en Santiago, y la última en Talca, de la que aún no sale.

La que FJ vivió en Santiago, la capital del Reino, se caracterizó por su impersonalidad, frialdad, largos tiempos de espera, y alto costo, en la Clínica donde Eduardo Frei Montalva entró vivo y salió cadáver. La vivida en Talca, por el contrario, se distinguió por su rapidez, calidez, trabajo en equipo del personal involucrado. La diferencia esencial se centró en la forma, la actitud con que el personal recibió a FJ, cuya recuperación estaba en sus manos.

La recuperación de un paciente no solo depende de las capacidades técnico-profesionales duras, sino que de capacidades para relacionarse con el paciente: tacto, respeto, apoyo, delicadeza. No da lo mismo un médico que trabaja con discreción, que se da el tiempo para explicarte el diagnóstico efectuado y los fundamentos del tratamiento a aplicar, aclarar dudas, que aquel que no lo hace. Lo mismo vale respecto de los otros profesionales y de todo el personal implicado.

Las características del sector salud son muy particulares, pero me centraré en aquellas que más llamaron la atención a FJ de su experiencia en Talca. Estando postrado vio un trabajo en equipo, tanto en la fase preoperatoria, la operatoria propiamente tal en pabellón, y la postoperatoria. Un trabajo en equipo sincronizado donde cada uno de los integrantes del equipo tiene claras sus responsabilidades y tareas. Los procedimientos están claramente compartimentados. Por tanto, en todo equipo de trabajo deben estar quienes definen qué hacer, cómo hacerlo, y quienes deben ejecutar el procedimiento definido. De otro modo, la recuperación del paciente no será eficaz, ni eficiente.

Actuando con eficacia implica obtener altas tasas de pacientes con su salud recuperada; actuando con eficiencia implica ocupar óptimamente, los recursos materiales, tecnológicos, informáticos de que se disponen.

Para actuar con eficacia, la clave es la forma como el personal de la salud se relaciona con el paciente. Una sonrisa, una palabra, un cariño, una atención, puede hacer la diferencia, facilitando la recuperación. Para actuar con eficiencia, la clave es la ética del personal la que está en juego. Cuidar y ocupar los recursos estrictamente necesarios, ni más ni menos.

En síntesis, trabajar en salud no es broma, es un apostolado, no es para cualquiera, sino para quienes tienen vocación de servicio, de sacrificio.

La experiencia de FJ en la capital del Reino le dijo que el modelo del negocio de la clínica estaba guiado por el lucro, mientras que la experiencia que está viviendo en Talca –porque aún no termina- le está diciendo que el foco parece estar más puesto en el paciente.

febrero 12, 2013

Nerviosismo electoral

Desde las esferas de gobierno, los ataques se han concentrado en Michelle con el claro objetivo de que no triunfe en las próximas elecciones. Lo curioso, es que a la fecha ella aún no ha manifestado su voluntad de postular, o sea, ni siquiera es precandidata, al menos hasta el próximo mes, al afirmar a fines del año pasado, “en marzo hablamos”.

En el gobierno el nerviosismo se ha instalado porque asume que será candidata, o para evitar que lo sea; desde la oposición, también existe cierto nerviosismo, aunque en menor escala, porque no ha confirmado ni desmentido si será candidata. Se ha dejado querer. En todo caso, cuesta creer en la posibilidad de que no sea candidata, porque en este caso se supone que hace rato debiera haber rechazado ser candidata.

Los resultados de las encuestas en mano, respecto de las próximas elecciones presidenciales, otorgan una considerable ventaja a Michelle por sobre cualquiera de sus competidores, ya sea de la derecha gobernante, como en la oposición.

Las razones de los ataques se explican por la necesidad de horadar, destruir la credibilidad y la confianza que Michelle despierta en la ciudadanía. Tales ataques comenzaron desde el inicio de este gobierno y se centran en el rol jugado durante el trágico terremoto-maremoto del 27F. Sin embargo no han logrado mellar la popularidad de Michelle, la que sube ya sea tras un período en que el gobierno se abstiene de atacarla, como cuando la ataca sin descanso. Desde todos los flancos han intentado minar el respaldo sin lograrlo, al menos hasta la fecha.

Para desgracia del gobierno, la ciudadanía parece haberse formado un juicio de Michelle: le cree, le tiene confianza, la aprecia, valores que le son muy caros. Y respecto del 27F, es claro que la ciudadanía ya tiene su juicio formado en torno al escandaloso nivel de desinformación reinante en horas cruciales como consecuencia de la inoperancia de la institución clave para estos efectos: el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile.

Resulta curioso constatar que los ataques provienen desde esferas del gobierno antes que de los precandidatos oficialistas, Andrés y Laurence, lo que solo se explica por los bajos niveles de popularidad que posee el gobierno, que por tanto ya no tiene nada que perder. Aunque a medida que nos acerquemos a la recta final, si es que Michelle resuelve participar en las elecciones presidenciales, inevitablemente, el candidato de la derecha que emerja de las primarias, si es que hay primarias, tendrá que involucrarse en los ataques.

Si bien es inevitable que así sea, porque la política es así, de cara al sol, es lamentable porque la campaña debiera centrarse en el Chile que queremos y en lo que hay que hacer para tener ese Chile que ansiamos.

febrero 07, 2013

Juegos de guerra

El Ministro de Economía, Pablo Longueira, ha afirmado que como en febrero estamos de vacaciones, no hay noticias relevantes, razón por la que nos entretenemos en minucias. Eso debe pensar respecto de la difusión de un video en el que cadetes de la marina, en plena costanera de nuestra principal ciudad turística por excelencia, Viña del Mar, cantan a todo dar: "Argentinos mataré, bolivianos fusilaré, peruanos degollaré".
Apenas tuvo conocimiento del video, el gobierno reaccionó solicitando a la Armada una investigación para establecer sanciones. La Armada, a través de su propio comandante expresó su más enérgico rechazo a los cánticos, los que no serían consistentes con la formación que reciben los cadetes.
Sin embargo, desde las propias filas gubernamentales no faltaron los próceres que en pleno verano quisieron echarle más fuego a la hoguera. Desde la UDI, uno de sus diputados ironizó afirmando: ¿Qué pretende la Armada, que canten la ‘Ronda de San Miguel’? Y desde RN, uno de sus ilustres diputados, Cardemil, sostuvo que “Los soldados no son niñitos de las monjas, están preparados para las guerras”.
La lógica con que ambos personajes respaldan sus dichos se basa en que así ha sido siempre, que no es algo nuevo, y que se hace en todas partes. Estaríamos ante un clásico juego de verano como diría Longueira, pero que revela mucho, revela la mirada de país que estos personajes tenían en el 73. Para el golpe, los argentinos, bolivianos y peruanos, implicados en los cánticos, fueron chilenos que no comulgaban con las ideas de los cabecillas civiles y militares del golpe. Capaz que en algunos de los ejercicios los cánticos de entonces fueran: “marxistas mataré, extremistas fusilaré, izquierdistas degollaré”. En ese tiempo, miembros de nuestras gloriosas FFAA conjugaron muy bien no solo tales verbos, sino que muchos otros, tales como torturar, exiliar, desaparecer.
Siguiendo con las ironías de los diputados que sostienen y respaldan al gobierno, al estribillo de los cadetes habría que agregar “paraguayos torturaré, uruguayos desapareceré, brasileños exiliaré”. Y después nos llenamos la boca con la necesidad de integrarnos.
Por ello tengo la convicción de que muchos de estos personajes, si es que están arrepentidos de algo de lo que promovieron, ocultaron o minimizaron en las décadas del 70 y 80, fue de haberse quedado cortos, de no haber sido más sanguinarios, de modo que no resucitáramos, de habernos dejado vivos.
Lamentablemente esta es la mirada de la derecha clásica, que ve a los vecinos como enemigos, al igual que a muchos de sus compatriotas. No les gusta la dictadura del proletariado, pero sí les gustan las dictaduras militares; no les gusta la lucha de clases, pero la practican. Ojalá el video en referencia, les invite a reflexionar y cambiar, aunque confieso que dudo que así lo hagan.

febrero 01, 2013

Conflictos de interés

Foto de Alexander Mils en Unsplash
Desde el comienzo de este gobierno los conflictos de interés han estado a la orden del día y lo más probable que tales conflictos lo sigan acosando hasta el último día. En esta oportunidad el foco está puesto en el director del Servicio de Impuestos Internos, Julio Pereira.

El tema es el siguiente: Julio Pereira, como ciudadano, arrienda un sitio familiar a la empresa CENCOSUD, del famoso Paulmann, en un valor del orden de los 22 millones de pesos mensuales (unos 45 mil dólares). El valor de arriendo es un valor de mercado, el contrato fue suscrito hace más de 10 años y vence el 2033.

Hasta el momento, no hay pecado alguno. La sospecha empieza a emerger, cuando una de las tantas empresas del holding de CENCOSUD, la empresa Johnson’s se vio beneficiada con una condonación de multas por parte del SII, en lo que se conoció públicamente como el perdonazo tributario a Johnson’s. La defensa de Pereira aduce que la decisión fue adoptada por un tercer organismo autónomo, que el fisco se vio beneficiado porque la condonación se dio una vez pagados los tributos adeudados, y que su actuación se ajusta a la legalidad vigente.

El problema se da no tanto por una suerte de falta de tino o por desprolijidad, o por una oposición política desmedida que ve delitos allí donde no los hay. Nada de eso. Se da esencialmente porque el concepto de ética que tienen quienes tienen responsabilidades de Estado deja mucho que desear. No es primera vez que bajo este gobierno estamos ante una situación de esta naturaleza. Cuando se desempaña un rol público, no basta solo con actuar bajo los marcos legales imperantes, sino que es necesario que la actuación se ajuste a los marcos ético-morales dominantes.

Afortunadamente, al menos en Chile, tales marcos ético-morales constituyen una valla importante que limita nuestro actuar público. Estos marcos, dados por la tradición y la cultura no han podido ser derribados por el exitismo, el individualismo y el neoliberalismo imperantes.
En este plano, la derecha de hoy poco tiene que ver con la derecha de ayer. Jorge Alessandri Rodríguez, el Paleta, el último gobernante de derecha antes de la dictadura, estaría agarrándose la cabeza frente a la ostentación y el desparpajo con que actúa la derecha de hoy.

Hay cosas que cualquier hijo de vecino sabe que no se hacen, no por ser ilegales, sino que por ser impresentable. Y ¿qué es lo que define que algo sea o no presentable? La escala de valores de la sociedad en que estamos. La ética imperante. Así de simple. Por ello cayó en su momento el Ministro de Justicia; por ello, más temprano que tarde, Pereira tendrá que abandonar su cargo. Mientras más tarde caiga, más alto será el precio político que terminará pagando el gobierno.