septiembre 21, 2011

Estamos indignados

A raíz de la última columna de Felipe Cubillos antes de su trágica muerte, decidí escribir mi propia versión, mi visión de la misma temática. La otra cara de la moneda. Para quienes no han leído la columna de Felipe, la transcribo a continuación:

Soy un indignado de Felipe Cubillos, La Segunda, Martes 30 de Agosto de 2011

Pertenezco a ese grupo de chilenos que después del terremoto y tsunami del 27 de febrero de 2010 nos hemos dedicado a ayudar a levantar escuelas, jardines infantiles, botes de pescadores y comercios que fueron destruidos por la fuerza de la naturaleza. Hemos sido miles los que hemos dedicado nuestro mejor esfuerzo, nuestra pasión y nuestro compromiso en ayudar a volver a levantar a Chile. Lo hicimos desde la alegría y desde nuestra libertad.

Muchos lo hicimos donando a Teletón, Desafío Levantemos Chile, al Techo para Chile y a muchas organizaciones de la sociedad civil. Miles de jóvenes se volcaron a ayudar a miles de familias chilenas, y nos conmovimos con el sufrimiento, pero sobre todo nos cautivamos con el compromiso de tantos por reconstruir nuestra sociedad. Sabemos que todavía nos queda mucho por hacer.

Soy un indignado, porque trabajamos sin descanso para que ningún niño chileno perdiera su año escolar en 2010 y, junto a mucha gente, lo logramos. Pero, un año después, vemos que miles de nuestros jóvenes están a punto de perderlo.

Soy un indignado, porque logramos levantar escuelas caídas para que nuestros niños pudieran estudiar, pero, un año después, otros las queman.

Soy un indignado, porque trabajamos sin descanso para levantar los pequeños comercios devastados por el terremoto y tsunami para que los emprendedores se volvieran a levantar; pero, un año después, veo a cientos de comerciantes como ellos que sufren los destrozos de sus locales cada vez que hay una protesta callejera.

Soy un indignado, porque un joven inocente ha perdido su vida tan sólo por haber estado en el lugar y momento equivocados (mientras escribo esta columna nos acabamos de enterar de que la bala que mató al joven Manuel Gutiérrez salió del arma de un carabinero; ojalá tengamos la mesura para condenar un hecho puntual y no a una institución completa, pues si es así escalemos también hasta los organizadores de las protestas).

Soy un indignado, porque vimos cómo nuestros carabineros evitaban los saqueos en los días posteriores al terremoto, y ahora vemos cómo delincuentes, escondidos entre los estudiantes, los atacan sin piedad en cada protesta.

Soy un indignado porque, pese a todos los problemas que tenemos como sociedad, hemos tenido avances notables en las últimas décadas, y hoy nadie se atreve a reconocer su paternidad o maternidad.

Soy un indignado por esos pseudoempresarios que engañan a la gente, sobre todo a los más pobres, renegociándoles sus condiciones sin ni siquiera preguntarles.

Soy un indignado, porque conozco a muchos emprendedores de la educación subvencionada que, precisamente por hacerlo mejor que los colegios estatales (sí, los municipales, también son estatales), hoy día corren el riesgo de tener que cerrar sus colegios.

Soy un indignado, porque muchos de los parlamentarios de nuestro país han renunciado al liderazgo y responsabilidad que les otorgamos en las urnas.

Soy un indignado cuando veo al presidente del Colegio de Profesores defendiendo una supuesta calidad de la educación, cuando el gremio que preside se niega a evaluarse.

Soy un indignado, porque no estamos discutiendo las verdaderas y profundas razones de la pésima y desigual educación que les estamos entregando a nuestros jóvenes, quizás porque llevamos años usando a la educación como caballito de batalla de la política de turno.

Soy un indignado porque, salvo honrosas excepciones, hemos caído en la política de las encuestas y el Twitter, y hemos renunciado a defender las convicciones. ¿Qué tal si los políticos apagaran por unos días sus computadores y se dedicaran a defender sus convicciones?

Hoy día hablo por mí, y sólo por mí, porque además creo que no somos muchos los que en estos tiempos creemos en la libertad; sí, esa libertad para emprender, para equivocarse, para educar, para enseñar y para aprender.

Soy un convencido de que la derrota de la libertad no se debe a la fuerza de sus enemigos, sino que a la debilidad de sus defensores.

Hatsta acá la columna de Felipe. Cuando me llegó, decidí escribir mi versión, porque siento que la de Felipe es una versión de plaza Italia para arriba, la de los reyes cuando van a visitar a sus súbditos, la de los dueños cuando se dirigen a sus peones:

Soy un indignado, porque los usureros campean libremente por el país ganando descaradamente a costa de quienes trabajan sin descanso para ganarse el pan nuestro de cada día;

Soy un indignado, porque logramos levantar escuelas caídas para que nuestros niños pudieran estudiar, pero no somos capaces de proveer condiciones mínimas de trabajo a profesores que tienen la responsabilidad de educar a niños pobres sin recursos;

Soy un indignado, porque cuando queremos levantar nuestra voz contra las injusticias haciendo uso de nuestros derechos, los carabineros en vez de protegernos de los vándalos, los dejan actuar para generar condiciones de caos;

Soy un indignado, porque un joven inocente ha perdido su vida en manos de un carabinero que hizo uso y abuso de su poder;

Soy un indignado porque el hijo del jefe de carabineros chocó y arrancó, para que después su padre ordene anularle el parte, aparte de mentirle a todo el país diciendo que no intercedió;

Soy un indignado, porque dicen que el lucro conduce a la calidad, cuando luego de 30 años de lucro nos están legando una educación de baja calidad;

Soy un indignado porque, pese a todos los avances notables en las últimas décadas, la mayoría sigue pateando piedras con el cuento del chorreo del crecimiento;

Soy un indignado por esos pseudoempresarios que engañan a la gente, sobre todo a los más pobres, ofreciéndoles tarjetas de crédito y renegociándoles sus condiciones de pago sin ni siquiera preguntarles;

Soy un indignado, porque la educación la han convertido en un negocio aprovechándose de la gente que aún cree en la educación como el único mecanismo de movilidad social de que disponen;

Soy un indignado, porque la constitución política que nos rige ha esterilizado a los parlamentarios al dejarlos sin atribuciones, sin legitimidad ni representatividad, y que cada día que pasa las urnas de votación valen callampa;

Soy un indignado cuando veo al presidente de la república defendiendo el lucro en la educación, cuando llevamos ya 30 años de lucro y somos conejillos de indias del Banco Mundial y el FMI;

Soy un indignado, porque el modelo educacional que tenemos en vez de integrarnos, nos segrega, no nos permite mirarnos, sino que por el contrario, nos hace darnos la espalda;

Soy un indignado porque por décadas nos han vendido la pomada de la educación para salir de la pobreza cuando con el modelito que tenemos la perpetúa;

Soy un indignado porque por dinero somos capaces de vender hasta a nuestra madre, donde todo se compra y se vende, incluso las convicciones;

Soy un indignado porque no estoy dispuesto a sacrificar la igualdad por la libertad ni la libertad por la igualdad, como si fuesen opciones excluyentes, cuando no tienen porqué serlo;

Soy un indignado porque lo que yo quiero siempre es imposible, y lo que ellos quieren siempre es posible y es lo que definitivamente se hace;

Soy un indignado porque no me gusta la libertad para pisotear al otro, para ganar fortunas a costa de los otros, ni para cobrar lo que a uno se le antoja;

Soy un indignado por la derrota de la cooperación, de la colaboración, del entendimiento, en manos de sus enemigos, los que detentan el poder económico y militar;

Gracias Felipe por darme la oportunidad de escribir esto! Y mostrar que las cosas se pueden mirar desde distintas ópticas, que la moneda tiene dos caras, incluso más, muchas más caras......;

Gracias Felipe por darme la oportunidad de poner sobre la mesa el drama de la existencia de al menos dos Chiles que se dan la espalda, que se ignoran, que no se comunican, que no saben lo que piensan;

Gracias Felipe por recordarme que cuando los estudiantes hablan con el presidente dicen A y el presidente piensa B, y así sucesivamente... pero lo que hay es B porque al final se hace lo que quieren los dueños del país;

Gracias Felipe por recordarnos que por más que se movilicen los estudiantes, al final del día se hará lo que los dueños definen como la Verdad revelada... y para asegurarse que así sea, tienen a las FFAA como su guardia pretoriana;

Gracias Felipe por recordarnos que nada nuevo hay bajo el sol ...... así ha sido, es y será ... lo demás es circo .... con las movilizaciones estamos viviendo el circo ..... tú y yo sabemos en qué terminará …… porque el orden será siempre definido por unos, los poderosos, en tanto que el desorden está siempre en el otro lado ...

Perdónanos Señor porque no sabemos lo que hacemos ni decimos!!!!

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