junio 11, 2011

La trampa crediticia en la educación superior al descubierto

La educación chilena parece estar despertando luego de tres décadas del inicio de su privatización, desde que una ideología resolvió que dejara de ser un derecho, para transformarla en un negocio. Hace 5 años hubo un primer aviso, una advertencia de que no todo lo que brillaba era oro, que el ídolo tenía pies de barro. El movimiento pingüino que amenazó en transformarse en revolución pingüina, terminó por ser absorbido vía comisiones cuyas conclusiones llevaron a cambios destinados a mantener incólume la esencia. Esencia que vuelve a estar siendo jaqueada por estos días, esta visión de la educación como una mercancía antes que como un derecho.

Pocos saben por qué los tapones están saltando ahora con tanta fuerza. Entre los factores que pueden estar incidiendo podemos especular con los siguientes. Uno, porque ya llevamos muchos años de aguante, de rabia acumulada, mal que mal, ya son 30 años de privatización educacional los que celebraba el ministro Lavín en el Edificio Diego Portales cuando fue funado por estudiantes de la UTEM. Dos, porque ha aparecido una dirigencia estudiantil universitaria con una estrella de fuste: Camila Vallejo, cuya visión, belleza, tranquilidad y claridad están llamando poderosamente la atención. Tres, porque ya no está la Concertación en el gobierno, sino que la derecha.

Me voy a detener en estos dos últimos factores, partiendo por el último. Existe una visión de que la estrategia de la Concertación basada en la negociación, en avanzar en la medida de lo posible, se agotó. La ciudadanía se habría cansado de tratar con la Concertación, a quien terminó por visualizar como una suerte de capataz del país, optando por tratar con el “dueño” del país. En el caso de los estudiantes, parecen sentirse más cómodos tratando con “los dueños” de la educación privada – la derecha política y económica- antes que con sus “sostenedores” –la oposición representada por la Concertación-.

El otro factor, el de la existencia de una dirigencia estudiantil cuya lucidez ha permitido que hoy la discusión y los argumentos que se ponen sobre la mesa sean más limpios, más transparentes, no mediadas por lo posible, sino que por conceptos y valores. Con mucha fuerza han abordado un tema que a lo más ha sido tratado marginalmente hasta ahora: el negocio educacional, la masificación universitaria sustentada en el endeudamiento estudiantil. Como el negocio de La Polar, da crédito a cualquiera, después ve cómo lo aprieta para que pague su deuda. Lo mismo vale en aquellas universidades privadas que reciben a cualquiera, después se verá cómo se le hace pagar. La derecha ha hecho realidad el viejo slogan de la izquierda de los años 60: Universidad para todos, claro que para todos los que tengan los recursos económicos no importando si tienen los antecedentes académicos para cursar estudios superiores, total, para eso están las redes sociales, el capital socio-cultural que trae consigo. Y también para todos los que no tienen recursos económicos, claro que a costa de un endeudamiento de por vida.

El planteamiento estudiantil está abriendo la cancha a fin de instituir una educación superior gratuita o con un arancel diferenciado. Esto, que muchos ven hoy como impracticable, curiosamente es implementado en el resto del mundo. Pero nosotros, somos más papistas que el Papa.

El sistema que tenemos en Chile es tremendamente injusto, y lo que me llama poderosamente la atención es cómo ha podido durar tanto tiempo sin que los estudiantes se dieran cuenta -quizá recién ahora se percatan- que el sistema que tenemos los ahoga a futuro. Intentaré ser breve. Un estudiante de familia de bajos ingresos, debe optar por un crédito, lo que significa que después de egresar debe pagarlo; un estudiante de familia de altos ingresos, no tiene necesidad de optar a crédito puesto que su familia paga, y por tanto, al momento de egresar, ingresa al mundo del trabajo limpio, sin deuda. A ello, debe agregarse que si estamos ante dos egresados de una misma profesión, uno proveniente de una familia de altos ingresos y el otro de bajos ingresos, lo más probable que el primero acceda a un puesto de trabajo –por su red de contactos familiares- con mayor sueldo que el profesional cuya familia es de bajos ingresos. O sea. Este último, ganará menos y deberá pagar la deuda contraída, en tanto que el primero ganará más y sin pagar deuda alguna.

Cualquier duda estoy a disposición de mis queridos lectores.

2 comentarios:

  1. Anónimo5:17 p.m.

    Este articulo te puede interesar, apunta a las trayectorias de movilidad social de egresados universitarios en nuestra región. https://sites.google.com/site/congresomaulino/expositores/claudia-concha

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  2. La cosa es clara...tenemos lo que merecemos...los chilenos somos los reyes de las soluciones a medias y la educacion no es la excepcion...todo es en la medida de lo posible y cuando aceptamos que pinocho saliera de la presidencia y siguiera como capo del ejercito y que
    le rindieran honores militares al morir en su cama dijimos fuerte y claro que su herencia en educacion,en salud,en bancos,en mercado,en prevision etc etc, seria respetada y cualquier cambio seria acordado con sus herederos...asi nos va y asi nos ira por un par de generaciones,a menos que una nueva fuerza politica,ajena al contubernio derecha-concerta,tome las decisiones en Chile y haga los cambios que los jovenes estan pidiendo.
    Creo que esa fuerza es el PRO,partido progresista,que no tiene compromisos con el pasado de arreglines y componendas de los politicos actuales.

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