marzo 10, 2011

Balance del primer aniversario

En estos días se cumple el primer año del gobierno encabezado por Sebastián. El primer gobierno después de 20 años de Concertación y ya es posible visualizar sus características gruesas, las que difícilmente cambiarán en el curso de los próximos años.

Convengamos que la partida no fue simple, difícilmente podría serlo con un terremoto ocurrido menos de 15 días antes de iniciar su gobierno y cuyas réplicas se hicieron sentir incluso al momento de asumir la primera magistratura. Convengamos también que la oposición que ha tenido el gobierno no le ha hecho ni cosquillas, y de hecho desconozco que algún proyecto relevante haya sido rechazado. Por tanto no estamos, ni mucho menos, ante una oposición esquizofrénica como ha querido calificarla algún gobiernista.

Quienes optaron por rechazar un quinto gobierno de la Concertación al amparo de las banderas levantadas por la Coalición por el Cambio deben estar exigiendo una explicación.

Recuerdo que se hablaba del gobierno de los mejores, de la excelencia, de que saben cómo hacerlo, del ataque frontal a la corrupción, del término de la fiesta de los delincuentes y del cuoteo político. Sin embargo no se observa que la gestión haya mejorado, sino que por el contrario, aumentan los desaguisados. La corruptela anda a la orden del día. Ahí están el puente mecano, los conflictos de interés y las mentiras de una intendenta para asignar subsidios a quienes no corresponden.

El primer gabinete tuvo una impronta gerencial y de aparente prescindencia política que duró poco. Pareciera que pensaban que gobernar un país era lo mismo que gerenciar una gran empresa. Gobernar es una tarea de mucha mayor complejidad, que incluye factores sociales y políticos imposibles de soslayar. En una empresa privada no se necesita escuchar a la gente que trabaja, lo que importa es escuchar a sus dueños, pero no se puede gobernar sin escuchar a la gente. La Coalición por el Cambio no fue más que un slogan que desapareció del mapa desde el primer día del gobierno, incluso la Alianza por Chile se haya desaparecida. No se ve coordinación alguna entre los partidos gobernantes, la UDI y RN, que con mucha frecuencia se muestran los dientes. Si hay algo que ha molestado sobremanera a la UDI en este primer año, es la sobreexposición de Sebastián, la baja consideración hacia los partidos que lo respaldan, y la no institucionalización del gobierno y de la Alianza. Pareciera que se gobernara a punta de arrancadas de tarros. Es el caso de lo resuelto en Punta Choros mediante una simple llamada telefónica; o el de la fiesta del gas en Magallanes.

El cambio de gabinete reveló el fracaso del gobierno gerencial y el destape de un cuoteo milimétrico al incorporarse un senador de cada partido gobernante. Hasta la fecha la UDI no se resigna a que el presidente no sea uno de los suyos no obstante ser el partido mayoritario. De allí que sostenidamente efectúa demandas que en más de una ocasión han puesto en aprietos al gobierno. La exigencia de mantener a Jacqueline en la intendencia a pesar de engañar a las autoridades centrales rebalsó todo límite, a punto tal que su fundador, Jaime Guzmán, debe haberse agarrado la cabeza una y otra vez en su tumba. También reveló que el anzuelo lanzado a Ravinet para integrar el primer gabinete no produjo ganancia alguna y solo condujo pérdidas. No logró quebrar a la DC y ningún DC lo siguió; por otro lado solo generó resquemores dentro de los partidos de la derecha. Los mismos resquemores que no pocos en la derecha sienten por Sebastián dado su origen DC y que algunos quieren ver en la agenda social.

Sin embargo, esa misma agenda es la que a algunos hace creer que se está ante un quinto gobierno concertacionista. Mal que mal, la agenda incluye medidas que en su momento fueron propugnadas por la Concertación pero que no fueron aprobadas por el permanente rechazo de la derecha. Ahí está el 7% de descuento por salud para los jubilados, y para qué hablar del tema de la delincuencia, donde la derecha solo veía mano blanda y por lo tanto se resistía a cualquier liberalización en este plano. Exigía tolerancia cero con la delincuencia, y por esta vía ahora tenemos cárceles abarrotadas, y la propia derecha, por la fuerza de un incendió que desnudó las falencias en este ámbito, se ha abierto. Pareciera que en vez de terminar la fiesta de los delincuentes, ahora estaría comenzando. Lo mismo vale respecto del permiso postnatal y de las salas cuna, acciones siempre deseadas por la Concertación pero torpedeadas desde la derecha por su alto costo para las empresas.

En este primer año, el punto alto de este gobierno está centrado en el épico rescate de los 33 mineros, donde el gobierno de Sebastián mostró lo mejor: resolución, trabajo mancomunado entre empresas públicas y privadas. Después de eso, el retorno a la mediocridad, a la falta de contenidos en las palabras. Se habló de reforzar la seguridad laboral. Palabras que se llevó el viento.

Tanto la alta política –la estratégica- como la baja política –la operativa, la del día a día, la real- están por los suelos. Por estos días estamos viendo un caso ejemplar de baja política, de politiquería más bien dicho, en la comuna de La Florida, donde la renuncia del alcalde ha desatado toda clase de pasiones. Por un lado una concejala de la oposición que ha anunciado que concurrirá con su voto por un concejal de gobierno bajo el argumento de estar asqueada de los procedimientos y máquinas imperantes, pero sin sentir el más mínimo asco de votar por quien parece ser el niño símbolo de DICOM por la cantidad de deudas que posee. Si esta es la clase de personas que nos gobiernan solo resta rezar 100 padres nuestros y un millón de aves marías.

En resumen, el gobierno parece estar haciéndolo todo para no repetirse el plato, pero así y todo capaz que se lo repita porque la oposición no logra articularse para constituirse en una alternativa como lo fue en el pasado. De allí que podríamos estar ante la paradoja de que un mal gobierno sea sucedido por otro del mismo signo, así como un buen gobierno no necesariamente es sucedido por uno de la misma coalición. La política tiene esas peculiaridades.

1 comentario:

  1. Un buen resumen para quien se ha saltado ese ano, me da una idea por donde van las cosas.

    Luca

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