enero 13, 2011

La fiesta del gas

Cuando Jaime Ravinet dijo que “el puente vale callampa” llegué a pensar que había sido una maniobra distractiva destinada a volcar la atención en el puente en vez de la fiesta del gas magallánica. Sin embargo, a poco andar, en un dos por tres, el puente pasó a ser “extraordinariamente importante”. Después de esa vuelta de carnero, su renuncia al gabinete que fue recibida con beneplácito por moros y cristianos. Espero tener la posibilidad de escribir en otra ocasión acerca de los conceptos implicados en “el puente”, como son el de la transparencia en los gastos militares, la concepción de gastos reservados, el celo por el secretismo en unos ámbitos, y el de la ventilación en otros.

El tema del gas en Magallanes no se limita al alza en su precio del 16,8%, sino que se extiende a la reducción del tope –o umbral- sobre el cual se aplican los subsidios desde los 25 mil metros cúbicos a 1,000 metros cúbicos. En buen chileno, la “sugerencia gubernamental” es a reducir drásticamente el consumo para hacerte acreedor al subsidio.

Desde una oficina santiaguina, expertos cargados de apellidos, títulos y grados, en medio del fragor veraniego, deben haber llegado en forma unánime, a la convicción de que había que cortar el drenaje de gas, la fiesta del gas magallánica. El Ministro de Energía, para reforzar la línea argumental sostenida hasta la fecha, no titubea en lanzar con tutti sus dardos afirmando que mientras una familia magallánica paga por su consumo alrededor de 25 mil pesos mensuales, en cualquier otra parte de este paisito, pagaría casi 200 mil pesos, esto es, casi 8 veces más.

El mensaje que entrega este gobierno es clarito: “baja tu consumo o pagarás las ganas porque te quitaré el subsidio y mas encima te subo la tarifa”. Y esto es a nombre de la patria, para “racionalizar el consumo y promover la producción de gas y petróleo en Magallanes”; no hacerlo, significaría que el gas y el petróleo se terminarían.

Todo calza a la perfección dentro de una lógica neoliberal, donde el ser humano vale maní en aras de un bien superior y donde todo se da a entender como que no existe ninguna otra salida razonable, donde la única salida racional, lógica, sensata, es la “de ellos”, la de los “expertos” que no saben que el consumo de gas no es para inflar globitos sino que para soportar los rigores climáticos. No se consume más gas por darse el gustito, sino que para protegerse del frío.

Décadas atrás se aplicó la misma filosofía con Arica, cuyos habitantes fueron perdiendo beneficios en aras de la lógica neoliberal. Así Arica se quedó sin Junta de Adelanto, sin Zona Franca, sin Barrio Industrial, y solo falta que se quede sin gente.

La solución la provee la misma lógica neoliberal el día que “los expertos” en la capital del Reino entiendan que las alternativas de solución no son únicas y que la vida humana vale algo más que un maní.

Algunos se quieren entretener discutiendo si se trata de una mala decisión o una equivocada estrategia comunicacional la que se habría llevado a cabo. No es necesario que pierdan el tiempo en este falso dilema: se trata de una mala decisión política acompañada de la aplicación de una pésima estrategia comunicacional que parte del supuesto que somos estúpidos a todo evento.

Más les vale que eliminen los subsidios que aplican a los sueldos reguleques.

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