diciembre 30, 2010

Balance 2010: un año movido

No cabe duda que se va un año movido en todo el sentido de la palabra. Comenzó con el terremoto político que significó la derrota de la Concertación en la segunda vuelta, la primera en 20 años. Una derrota que la dejó en un estado de trance de la que aún no logra salir. La derecha, por primera vez en más de 50 años, triunfa electoralmente. A fines de febrero, a 11 días del cambio de mando, la tierra se remece y el mar se sale de madre con repercusiones más allá de los daños a la infraestructura física y productiva nacional de la que nos costará recuperarnos.

Y el 11 de marzo, en medio de las réplicas, asume el nuevo gobierno con un gabinete que hace recordar al primero de Jorge Alessandri, dominado por aires gerenciales, la nueva forma de gobernar, gestión y más gestión. Al igual que la Concertación, ya en el gobierno, la derecha aún no logra percatarse que el país ya no es el mismo de antes, que lo que se toleraba ayer, hoy ya no se admite.

Y los desaguisados gubernamentales han estado a la orden del día, partiendo con el del entonces embajador en Argentina, Miguel Otero, que se sintió llamado a defender a Pinochet y terminando el año con el de la directora de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI), Ximena Ossandón, al afirmar que su sueldo de casi 4 millones era “reguleque”. Esto en un país donde el 90% del país gana menos de 500 lucas. Lo rescatable, es que todos estos personajes, se fueron cortados. El Chile de hoy, ya no es el mismo de ayer. Algo parece que hemos avanzado.

A mitad de año el país se ve envuelto en el mundial de fútbol en Sudáfrica gracias a la conducción del loco Bielsa de un grupo de jugadores de excepción, muchos de los cuales brillan en las principales ligas nacionales del mundo. Sorteamos las primeras fases gracias a un juego limpio, audaz, no arratonado, energizando el orgullo nacional. El retorno fue apoteósico, sin embargo, las secuelas de un saludo forzado en la recepción oficial por parte del gobierno, no se hicieron esperar.

Luego vienen las celebraciones del bicentenario, en las que se tira la casa por la ventana en un desfile de luces y colores, de juegos de artificio, como para olvidar la dura realidad. A poco andar, ésta aparece en toda su crudeza en el norte del país cuando 33 mineros quedan atrapados en una mina. El hecho mostró la peor cara del país: su realidad laboral, precaria, frágil, incierta. Luego de unos primeros momentos dubitativos, el gobierno asume la difícil, compleja tarea de organizar una operación rescate cuya probabilidad de éxito se avizoraba escasa. Y desde sus entrañas, el país entero mostró lo mejor de sí, ante el mundo entero: su solidaridad, su espíritu de cuerpo, su capacidad organizativa.

Y terminamos el año con dos botones de muestra: el incendio en la cárcel y el resultado de las elecciones en la ANFP, ambos hechos que de vuelta nos estallan en la cara como testimonio de las contradicciones que tenemos. Ambos hechos, así como muchos otros que por razones de espacio he omitido, nos vuelven a invitar a reflexionar en torno al país que estamos construyendo. Desafortunadamente, con una simplicidad que asombra, no pocos creen que la aplicación de políticas de “mano dura” son las pertinentes. Lo peor es que las desean para “los de abajo”, no para “los de arriba”.

2 comentarios:

  1. Anónimo9:06 a.m.

    Estoy chata del 2010, no veo la hora que se acabe. No es un comentario de mucha altura intelectual pero es todo lo que puedo decir.

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  2. Buen resumen, Rodolfo.
    Es bueno no creerse 100% el cuento de lo del "
    "Chilean Way".Tenemos cosas buenas que mostrar y otras malas que, para no caer en los mismos errores, es bueno no ocultar.
    Saludos.

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