noviembre 04, 2010

El negocio del fútbol

La reciente elección en la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) estuvo marcada por una expectativa sin precedentes por motivos difíciles de comprender, incluso para quienes tienen mas de dos dedos de frente. Postulaban a la presidencia, el mandamás actual, Harold, y su contendor, el español, Jorge Segovia. Se asumía carrera corrida para el primero por muchas razones, pero en lo fundamental, porque durante su gestión el fútbol profesional vivió un período sin parangón en la historia, cuyo resultado se puede resumir en que le cambió el pelo al fútbol chileno. Harold, de la mano de Bielsa, y éste de los jugadores, encabezó un proceso que permitió convertir al fútbol en un negocio redondo, allí donde en un pasado no tan remoto solo se acumulaban deudas: dentro del ranking de la FIFA Chile estaba en el puesto 80, al asumir Bielsa la conducción del seleccionado nacional, hoy está en la décima posición; y el valor de los jugadores nacionales se multiplicó por 10.

Por eso resulta tan difícil explicar la derrota de Harold. Todo parece señalar que no tenía santos en la corte, ni él ni Bielsa. No eran los jugadores ni los hinchas los que votaban. Y en la corte estaban hartos con Harold y Bielsa, ambos intratables, autónomos, imposibles de corromper.

Hace meses que la corte había dictado sentencia: la necesidad de poner en la testera del fútbol profesional a alguien que fuera funcional a ellos. Y donde manda capitán, no manda marinero. Lentamente, fueron preparando el terreno, primero con Antonio Bolies, luego con Jorge Segovia, cuyos antecedentes hicieron que Bielsa afirmara “No puedo ni voy a trabajar en común con el señor Segovia".

Habiendo ahora recursos para repartir donde antes no había nada, el apetito arreció a punto tal que se dieron el lujo de tirar por la borda una de las etapas mas exitosas que registra el fútbol nacional. Nos hicimos el harakiri. Por eso cuesta tanto entender lo ocurrido; por eso se tiende a pensar que hubo mano mora.

Nuestro país parece arrastrar un sino: cuando vamos bien, algo pasa que nos impide dar el salto hacia un estado de mayor desarrollo. Volvimos a estar a fojas cero. Es cierto que ahí están los jugadores, que no se van a desvalorizar de la noche a la mañana. Es cierto que se contratará a otro entrenador, que se buscará uno de fuste que compense la desazón producida entre la hinchada por la interrupción de este proceso, pero difícilmente se encontrará alguno de pergaminos y que al mismo tiempo tenga el nivel de autonomía de Bielsa a quien Harold siempre respaldó.

Cuando uno ve las caras de algunos de los protagonistas que gestaron este resultado se percibe que los apetitos e intereses en el meollo de una decisión que trunca una fase auspiciosa y cuyas repercusiones muy probablemente lamentaremos más temprano que tarde.

1 comentario:

  1. Anónimo10:11 a.m.

    Rodolfo, para serte honesta no veo futbol y - hasta tres días atrás - no sabia quien era Mayne-Nichols. No puedo dejar de entristecerme, no por el football que honestamente me importa un pepino, sino por que nuevamente las formas de atura en este país son turbias y oscuras. De Bielsa, nuevamente puedo admirar su integridad.

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