mayo 14, 2010

Liceos de excelencia

De los 50 liceos proyectados que debían comenzar a seleccionar a los alumnos a fines de este año, 10 de ellos debían partir en marzo del próximo año. Si bien el terremoto alteró el cuadro al poner el foco en la reconstrucción de las escuelas, las ganas de implementar estos liceos de excelencia por parte del gobierno de Sebastián están, y el ministro de educación así lo ha hecho saber.

¿De qué se trata? Según los expertos estos liceos de excelencia serían establecimientos educacionales con una misión, un propósito y una identidad, bien equipados, con buenos profesores, con directivos empoderados y apoyados por la comunidad que seleccionan a sus alumnos en base a sus talentos.

Esto parece adquirir particular fuerza cuando nos encontramos con talentosos estudiantes que han tenido que estudiar en establecimientos de educación media marcados por contextos sociales de drogadicción, delincuencia y violencia física. En algún momento también se han definido “cursos de excelencia”, destinado a separar a los talentosos, a fin de que no se pierdan, y poder darles un trato diferencial y proveerles condiciones de estudio favorables.

Todo esto suena a música celestial. Desgraciadamente el concepto de estos cursos es el mismo que el de los liceos de excelencia, y el de los establecimientos particulares: segregar, separar a unos de otros sobre la base de criterios que en último término son socioeconómicos.

Y lo más curioso, es que la base de sustentación del modelo neoliberal se va a las pailas. En efecto, este modelito supone que el cliente elige, la famosa libertad de elegir que pregonaba Milton Friedman. Pero acá lo que tenemos es todo lo contrario: ni la familia ni el alumno eligen, los que eligen son los establecimientos educacionales. En el caso de los establecimientos particulares pagados la selección es por los recursos que dispone la familia. Acá la segregación es netamente económica. Los establecimientos de la cota mil además discriminan por el tipo de familia o la religión de los progenitores.

En el caso de los liceos de excelencia la discriminación sería por talento, lo que implica dejar fuera a los menos talentosos, que justamente son quienes más necesitarían una educación de excelencia. ¿Cuál es la gracia de obtener excelentes resultados con alumnos talentosos? ¿O con alumnos mecidos en cunas de oro?

Retomando la definición de los liceos de excelencia, me pregunto: ¿Acaso pueden existir liceos sin una misión, un propósito y una identidad? ¿Mal equipados? ¿Con malos profesores? ¿Con directivos sin atribuciones? ¿Sin el apoyo de la comunidad? No debieran existir!!!! O un liceo es de excelencia o no es liceo. Es por ahí por donde debemos partir.

Y si no obstante lo expuesto, por pragmatismo, realismo u otras hierbas, deben existir liceos de excelencia y “de los otros”, entonces los primeros debieran seleccionar a los alumnos menos talentosos para visualizar qué tan de excelencia son los que se proclaman como tales.

3 comentarios:

  1. Rodolfo, buenísimo tu comentario sobre los anunciados liceos de excelencia. Escribes sazonado con humor, sobre verdades muy preocupantes.
    También creo como tú que es mucho más fácil separar "manzanas" --y armar una caja de selección, con las más relucientes y sanitas- que integrar a todas en la misma caja, y trabajar personalizadamente por la calidad de cada una.

    Hay que seguir pensando y hacer propuestas!!

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  2. Siempre habrá distintos puntos de vista.Lo que dices, Rodolfo, es cierto. Pero poco o nada se ha hecho en mucho tiempo en educación, y creo que es un diagnóstico bastante generalizado, que en vez de avanzar, hemos ido retrocediendo.
    No se puede hacer todo al mismo tiempo: por recursos económicos y humanos (y quizás, voluntad política). Por lo tanto,es mejor partir por algo, en la medida de las posibilidades.
    Me parece triste que un jóven inteligente, capaz, responsable..(no sólo la inteligencia cuenta) termine no pudiendo desarrollar su potencial por una educación precaria. Y esa es la mejor herramienta para la "movilidad social".
    Yo también desearía que de la noche a la mañana, todos los colegios y liceos fueran de excelencia. Pero no es humanamente posible. Por lo tanto,veo con buenos ojos que se parta por algo. Y que, espero, eso no signifique desatender los de "no excelencia". Pero en esos habrá que ir avanzando a otro ritmo para algún día alcanzar todos un buen nivel.
    Espero se cumpla la meta de "Educación 2020" del amigo Weisbluth, y en 10 años más, podamos sentirnos satisfechos.

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