enero 30, 2009

Miradas cortas y largas

A lo largo de la vida –en nuestro entrono social, familiar, laboral- nos ha tocado encontrarnos con personajes de las más variadas categorías, sobre todo cuando de autoridades se trata. En estas líneas me tomaré la libertad de abocarme a una taxonomía en particular, aquella que clasifica a quienes tienen la mirada corta y la mirada larga.

A los primeros podríamos agruparlos en quienes tienen dificultades para ver más allá de sus narices, y que por lo general se enfrascan en lo operativo, subsumiéndose en ellos. Son de vuelo rasante, con los pies en la tierra, quizá demasiado apegados a ella. Son terrenales, buena onda, accesibles. Tienden a centrar su atención en los costos, buscando su reducción, antes que en incrementar ingresos. Por ello suelen ser ahorrativos, austeros, aunque no faltan quienes exprimen el limón de otros antes que el suyo. Estos personajes tienden a sufrir y agobiarse con el ejercicio del poder. El tiempo que están en él pareciera eternizarse. Aparentemente no desean el poder, pero les tienta como el fruto prohibido y se hacen de rogar para hacerse con él. Desafortunadamente, una vez que tienen el poder en la mano no saben qué hacer. Quienes los rodean lo perciben y suelen transformarse en consejeros que terminan por enredarle la perdiz. Ven los árboles antes que el bosque, por lo que suelen perderse en él.

Los segundos, los de mirada larga, son quienes vuelan a lo alto, no se enfrascan en lo operativo, en el día a día, otean más allá del horizonte, fabrican escenarios y toman decisiones sin dejarse enfrascar por lo que ocurre en el día a día. A diferencia de los otros, gozan con el ejercicio del poder y el tiempo que están con él se les hace agua. Están por encima del resto de los mortales, creen ver lo que los demás no vemos, razón por la cual tiene propensión a mantener distancia de los ciudadanos de a pie. Son percibidos como de otro planeta. No se pierden en los costos de sus acciones y decisiones. Sus prioridades van por otro lado. Sienten que sus decisiones no deben verse limitadas por los costos. Estos no son problemas para ellos, la vía para abordarlos es generando mayores ingresos y si es necesario, recurrir al endeudamiento. Sus ideas y proyectos no deben verse frenados por motivo alguno. Quienes los rodean, sienten un temor reverencial por ellos, razón por la cual no les cuentan la firme de lo que ocurre. Ven el bosque antes que los árboles que lo constituyen.

Reconozcamos que todos tenemos una mezcla de ambas miradas, pero por lo general hay una que predomina. Les invito a realizar el ejercicio respecto de algunos personajes que la vida ha querido ponerlos allí donde se encuentran e intente identificar a cual categoría se asemeja más. Ejercicio que también podemos hacernos con nosotros mismos, aunque no seamos autoridad, y cuéntenme cómo les fue.

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