noviembre 28, 2008

Caos creativo

No pocas universidades, en los últimos años, han estado intentando implementar un modelo curricular orientado al desarrollo de competencias. Entre otros propósitos perseguidos, uno de los más relevantes es el de formar profesionales capaces de insertarse con prontitud en el mercado laboral, intentando reducir el tiempo que media desde su egreso y su contratación por parte de alguna empresa y disminuyendo el tiempo de adaptación en la empresa.

Lo expuesto plantea desafíos no menores, destacando sobremanera la necesidad de abordar problemas del mundo real. En el caso de carreras vinculadas a las ciencias sociales, problemas sociales, en tanto que en carreras vinculadas a la gestión y las tecnologías, problemas empresariales. Esto implica que en el proceso de formación los estudiantes deben insertarse fuertemente, en la sociedad y en la empresa. Los estudiantes deben salir de las aulas para empaparse desde ya, de los problemas que a futuro, como profesionales, deberán encarar.

Otro desafío se relaciona con la evaluación de las competencias. Siendo la tarea de evaluar de por sí compleja, más lo es cuando de una competencia se trata porque en ella está comprometida no una capacidad, sino un conjunto de capacidades, las que además deben expresarse, ponerse en acción, movilizarse, en un ambiente real.

De allí que las asignaturas incluidas en un plan de formación con un enfoque basado en competencias, están incluyendo la realización de proyectos en organizaciones productivos y/o sociales cuyos resultados finales deben expresarse en productos tales como objetos, informes escritos, presentaciones orales u otros.

En la semana tuve el privilegio de ser invitado a la presentación de los resultados finales de alumnos de la asignatura Psicología de la Educación en la carrera de Psicología Social de la Universidad de Talca. El formato fue en la modalidad de posters, esquema habitual en congresos de carácter profesional, pero no a nivel estudiantil. Bajo esta modalidad cada grupo de trabajo despliega en la pared una cartulina blanca de mediano tamaño (alrededor de 90 a 120 cm) en el que se incluye el nombre del trabajo, sus autores, un resumen del trabajo realizado, objetivo perseguido, antecedentes del problema a abordar, metodología aplicada para enfrentar el problema, resultados alcanzados, discusión y conclusiones, para terminar con las referencias bibliográficas ocupadas. Por lo general se acompañan de gráficos u fotografías asociadas a la temática abordada. Los integrantes de cada grupo van explicando a quienes asisten y efectúan consultas destinadas a aclarar dudas o conocer más en profundidad el trabajo realizado.

Lo que me tocó presenciar me atrevería a calificarlo de caos creativo. El ambiente era bullicioso, la profesora había llevado bebidas, frutas y otros manjares para servirse. Asistentes, profesores y alumnos recorrían los posters, muchos preguntaban y los interrogados explicaban con lujo de detalle. Una experiencia enriquecedora. Los posters se relacionaban con el mundo educacional actual en Chile, modo de ejemplo, cómo encarar el tema de la violencia entre compañeros en el aula, el de ser un profesor efectivo en un ambiente escolar no efectivo, y el de la propensión de la mujer docente por extender su rol maternal en el aula. En estos posters me detuve e hice consultas, las que fueron respondidas con creces y entusiasmo. Fue una linda experiencia que me dejó animoso respecto de lo que se está haciendo y de que no solo hay malas noticias.

noviembre 20, 2008

Tocando fondo

En un dos por tres los fondos de pensiones se están haciendo agua como consecuencia de la crisis financiera. Con ello se abre la interrogante acerca de las bondades/maldades del sistema de reparto que teníamos en el pasado versus el sistema individual actual. La verdad es que al igual que con el tema del sistema de transporte público existente en la capital del reino (transantiago) los sistemas serán tan buenos o tan malos como los queramos, los definamos, los diseñemos, los implementemos.

Lo que estamos presenciando es el fin de una concepción basada en la omnipotencia del mercado que no debía ser alterado bajo ninguna circunstancia. El presidente de Francia, Sarkozy –a quien nadie puede acusar de comunista ni socialista-, lo dijo con todas sus letras: “En el fondo, con el final del capitalismo financiero -que había impuesto su lógica a toda la economía y que había fomentado su perversión- muere una determinada idea de la mundialización. La idea de la omnipotencia del mercado que no debía ser alterado por ninguna regla, por ninguna intervención pública. La idea de que los mercados siempre tienen razón es descabellada".

Lo que se requieren son cambios de fondo, no cosméticos ni de forma, que conduzcan a sociedades en los que sea mas rentable producir que especular. Y resulta que en Chile, de la mano de los economistas ortodoxos, neoliberales que han santificado al mercado y demonizado al Estado a lo largo de ya mas de 3 décadas, hemos estado yendo en la dirección que nos ha conducido a la realidad actual empujados por una derecha política recalcitrante y con una Concertación incapaz de hacerle frente y doblegada en este plano. A lo largo de estas décadas hemos observado una derecha dale que dale presionando por desregular, por liberar las fuerzas de mercado.. y al final qué? los mismos adalides del mercado, incapaces de anticipar el actual escenario, son los que claman por la intervención del Estado.. como el cura Gatica, predican, pero no practican...

Algunos tienen la osadía de poner como ejemplo la crisis del 82 en Chile, y poco menos que recomiendan a Obama que miren cómo resolvió Chile ese intríngulis e inviten a nuestros insignes economistas para que le den sus recetas. Lo hacen omitiendo las consecuencias en las tasas de desempleo que superaron el 20% luego de años de dólar a precio bajo y que el innombrable aseguró que no cambiaría (cuando estaba a $39), y que luego cambió, primero a $45 y luego se fue disparando, empobreciendo a los que se endeudaron en dólares y enriqueciendo a los dateados. Con la debacle, hicieron su aparición los buitres, quienes compraron a precio de huevo las empresas cuyas acciones se habían ido al suelo… mientras los sobrevivientes que conservaron sus empleos a duras penas llegaban a fines de mes con sus sueldos.

Así se enriquecieron muchos prohombres del régimen de entonces -los Yurazecs y los Ponce Lerou, este último entonces yerno de Pinochet, entre otros-, que de simples empleados públicos mortales pasaron a ser prominentes empresarios.

Se nos ha formado bajo la tesis bíblica: "te ganarás el pan con el sudor de tu frente" y la vida de señala lo contrario, mas bien te dice "que con el sudor de tu frente a duras penas sobrevivirás"; nos enseñaron que la usura era pecaminosa, pero hoy, la usura está legalizada. En fin, para qué seguir…

noviembre 14, 2008

El desafío postmunicipal

Los resultados de las recientes elecciones municipales debieran alertar a la clase política y a la ciudadanía respecto del camino a seguir. Cuando me preguntan quién ganó en ellas, mi respuesta es: nadie, porque si alguien ganó fue la abstención, la no inscripción, la cantidad de votos nulos y en blanco.

El padrón electoral ha envejecido en términos alarmantes. Los jóvenes no se inscriben: ayer representaban más del 30% del padrón electoral, en tanto que hoy representan menos del 10%. En paralelo cada vez son más quienes se abstienen, a pesar que el voto es obligatorio, y su magnitud es tal que resulta prácticamente imposible multar a quienes estando inscritos no votan. Y cada vez son más quienes votan nulo o en blanco.

En síntesis, la apatía está ganando terreno, y siendo la nuestra una democracia representativa, al ser cada vez menos quienes emiten votos válidos, se genera un cuadro en que los candidatos elegidos -alcaldes, concejales, o los parlamentarios, o el presidente de la república- nos representan menos. Lenta y persistentemente estamos deslegitimando un sistema político, el democrático.

El tema es complejo. El camino fácil nos lleva a disparar contra la clase política, y no nos van a faltar razones para ello, pero a nosotros, como ciudadanos de a pie, también nos cabe una responsabilidad. Reclamamos porque se repiten el plato una y otra vez, pero al mismo tiempo los reelegimos una y otra vez; reclamamos porque en campaña ensucian la ciudad, pero por lo general los elegidos son quienes más empapelan las ciudades.

Recuerdo el caso de un candidato que estando en plena campaña, recorriendo los barrios en bicicleta con sus adherentes, se detuvo en una plaza y comenzaron a repartir folletos en las casas. En una de ellas, el candidato sostuvo una animada conversación con una pobladora. Esta, al recibir un díptico, le consultó al candidato: “¿Acaso UD. me va a pagar la cuenta del agua?”. Sorprendido, el candidato solo atinó a contra preguntar: “¿Y acaso usted cree que mi función como su representante será pagarle la cuenta del agua?”. No escapará a la comprensión del lector que el candidato en referencia no ganó, y sí haya ganado quien ante similar pregunta diera cualquier otra respuesta conducente a sembrar la esperanza.

No creo que la clase política sea capaz de renovarse por la vía de la apatía, muy por el contrario, lo será por la vía de nuestro involucramiento, de incrementar nuestra tasa de asociatividad, de integrarnos a las más diversas organizaciones, sean estas políticas, sindicales o sociales. Hoy suelen penar las ánimas en las juntas vecinales, en los sindicatos. El individualismo está haciendo presa de nosotros, no dándonos tiempo para nuestra vida en sociedad, y eso lo estamos pagando caro en términos políticos. Revertir esto es el gran desafío postmunicipal, válido para todos los partidos políticos, para todos nosotros.

noviembre 07, 2008

El desafío de la Concertación

Si hiciéramos un recorrido por los titulares de la prensa de los últimos años, la Concertación debió haber perdido por paliza en las últimas elecciones municipales. Si el país real es el que muestran todos los medios de comunicación, acá estaríamos en tierra de nadie, copado por los narcotraficantes, la corrupción, los crímenes, la inflación desbocada, el caos.

En este cuadro la oposición debió haber ganado con holgura, ya sea la que está a la derecha como a la izquierda de la Concertación. Con los pies en la tierra los resultados señalan un descontento, aunque no de la magnitud de muchos agoreros, y por tanto remontable.

Este descontento se resiste a volcarse hacia la derecha, lo que se explicaría porque el modelo económico-social que pregona no haría sino exacerbar la desigualdad imperante jugando todas sus cartas al crecimiento y ninguna hacia la redistribución, salvo la asistencialista vía focalización de subsidios, y poniendo todo el acento en el chorreo. Pero en Chile ya estamos vacunados bajo esta filosofía porque está comprobado que el chorreo no opera naturalmente.

También se resiste a marcar preferencia hacia la izquierda dura. Los resultados confirman que la lista de Juntos Podemos mantiene vigencia, pero no logra perforar la barrera del 10%. Si bien están pagando cara su exclusión como consecuencia del sistema binominal imperante, las elecciones municipales permiten revelar que su peso electoral tiene un techo aún bajo esquemas no binominales.

Si bien la prensa tiende a poner de relieve un cierto ascenso del partido comunista (PC), al igual que el del partido humanista (PH), la verdad es que su avance para los años de circo que llevan, es minúsculo. Sobretodo al lado del partido regionalista independiente (PRI) que de la noche a la mañana irrumpe con cierto peso electoral, aunque no se puede obviar que en su seno conviven Adolfo (Zaldívar), Fernando (Flores) y los Carlos (Cantero y Bianchi) quienes poco tienen en común, por no decir nada. Solo falta que para las próximas elecciones se les sume Alejandro (Navarro) para que tengamos una verdadera bolsa de gatos.

Por otra parte, los niveles de no inscripción electoral, de abstención, y de votos nulos y blancos aumentan de elección en elección. El padrón electoral envejece y pocos son los jóvenes que se inscriben. Esto no hace sino deslegitimar los procesos electorales cuyos resultados cada vez nos representan menos. Por tanto, el desafío de la Concertación y de todo el espectro político nacional no es otro que detener y revertir esta tendencia. Para ello es indispensable una reflexión profunda pospuesta una y otra vez, para que de ella emerja un nuevo proyecto, un nuevo sueño, un nuevo relato, que nos interprete, que nos interpele de modo que permita volver a creer, volver a soñar.