marzo 09, 2007

Ahora le toca a la DC

Hace tiempo que no se veían defecciones partidarias ni crisis al interior de los partidos. Incluso se llegó a afirmar, por parte de sus promotores, que el sistema binominal favorecía la aglomeración de partidos al forzarlos a conformar coaliciones, y por ende, a buscar más acuerdos que desacuerdos.

En un comienzo ello pareció ser cierto, pero con el tiempo el binominalismo parece estar convirtiéndose en una camisa de fuerza a punto de reventar. Antes, cuando uno no estaba de acuerdo con el partido se iba para correr con colores propios; hoy nadie se va, espera que lo echen. Y no se va porque sabe que en solitario está políticamente muerto. A lo más se han producido defecciones partidarias dentro de una misma coalición, pero no de una coalición a otra, salvo uno que otro caso muy específico sin mayor connotación nacional.

Sin embargo, en la actualidad hay signos preocupantes de degradación política. Las crisis al interior de los partidos obedecían esencialmente a visiones encontradas, antes que a personalismos. Por décadas la democracia cristiana fue capaz de crecer bajo la conducción de líderes tan potentes como Frei Montalva y Radomiro Tomic, ambos de fuerte personalidad, con un tronco común aunque con enfoques políticos distintos. Mientras Frei tendió hacia el camino propio buscando una equidistancia entre la derecha y la izquierda, Tomic, por el contrario, sostenía la necesidad de gobernar con la izquierda para poder dar gobierno. Sola la DC podría llegar a ser gobierno, pero tendría problemas serios para dar gobierno. No obstante estas distintas visiones jamás la DC vio amagada su unidad, salvo a partir de los últimos años del gobierno de Frei Montalva, cuando primero se orgina el MAPU. Posteriormente, cuando la DC se une a la derecha para conformar la Confederación Democrática (CODE) en los inicios del gobierno de la Unidad Popular (UP), nace la Izquierda Cristiana cuyo líder natural era Tomic. Así y todo, Tomic siempre se mantuvo fiel al partido de toda su vida, la DC.

Hoy la situación pareciera ser distinta. Las diferencias que se observan en la DC pareciera que obedecen más a razones personales de apetitos de poder antes que a diferencias conceptuales. A la fecha no logro desentrañar las diferencias de fondo que pudieran existir, salvo que se estuviera intentando reeditar la alternativa del camino propio. Bajo un sistema binominal, la reproducción del esquema de los tres tercios abre una caja de Pandora, pues condena al tercio menor al ostracismo político.

No cabe duda que la DC vive tiempos complejos, pero el rol histórico que ha jugado y la responsabilidad que tiene como principal partido de gobierno deben motivarla para abordar a fondo, en la fraternidad demócratacristiana, la realidad que tiene frente a sí.

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