octubre 06, 2006

Al fin una mirada global a la educación

El Consejo Asesor Presidencial de Educación entregó recientemente su tan esperado informe de avance cuyo informe definitivo saldrá a fines de año. Recordemos que este consejo nació gatillado por las masivas protestas estudiantiles, que si bien partieron por temas operativos tales como los pases escolares y el precio de la PSU, terminaron por objetar la educación en su conjunto, desde la formación del profesorado hasta la ley orgánica constitucional de educación (LOCE), pasando por la jornada escolar completa (JEC), la gestión, la segmentación, el financiamiento y el estatuto docente, entre otros temas.

Los pingüinos pusieron sobre la mesa lo que estaba escondido bajo la alfombra: los problemas que enfrenta la educación en Chile. Hoy existe la posibilidad cierta de abordarlos en su conjunto, sistémicamente, por parte de todos los actores involucrados.

Si hacemos un repaso del enfoque con que estos temas eran enfrentados, veremos que primaba una visión reduccionista, parcial. Por ejemplo, la LOCE fue promulgada el 10 de marzo de 1990, esto es, un día antes que la Concertación asumiera la conducción del gobierno. No hay que ser muy avispado para asumir que ello no fue obra de la casualidad y que esta ley, junto con la municipalización educacional en 1981, ha condicionado todo el desarrollo de la educación hasta la fecha.

Desde entonces -en virtud de una correlación de fuerzas políticas condicionada por un sistema electoral binominal concebido como traje a la medida de la derecha-, lo que se ha hecho no son sino parches.

En lo sustantivo, la LOCE no ha sido tocada. El estatuto docente generado en los primeros años de la Concertación nació ante el cuadro de absoluta indefensión en que se encontraba el profesorado, pero no miró sus eventuales consecuencias. La JEC parece haber centrado la energía en la infraestructura física, obviando la habilitación de dicha infraestructura y el aprovechamiento de la mayor disponibilidad de tiempo. El mayor financiamiento que ha tenido la educación no ha logrado expresarse en mejores resultados educativos, olvidando la fuerte reducción del gasto público en educación en los tiempos aquellos.

La deficiente gestión educacional municipal, tan vapuleada y no sin razón, tiene su origen en que el traspaso de las escuelas y liceos realizado en 1981 desde el Ministerio de Educación a los municipios se realizó sin ser acompañado del correspondiente traspaso de atribuciones, recursos y capacidades. Qué otra cosa podíamos esperar entonces que no fuera la realidad educacional actual?

Lo mismo vale respecto de la gestión de los establecimientos, cuyos directores fueron designados por su afinidad con el régimen militar en carácter de inamovibles. Solo recientemente ha podido modificarse esta situación para que dichos cargos sean resueltos por concurso.
En fin, para qué seguir. Por ello creo que la labor que está realizando el consejo de educación es una oportunidad preciosa, tanto para encarar sistémicamente el problema educativo nacional, como porqué en él participan no solo los expertos, sino que todos los actores involucrados –profesores, apoderados, estudiantes, universidades, gobierno-.

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