mayo 31, 2006

Qué hacer con el alto precio del cobre?

Por estos meses el precio del cobre se ha disparado bordeando los 4 dólares la libra cuando no hace mucho andaba alrededor de un dólar. No conozco a nadie que haya previsto este escenario impensado. Tampoco nadie sabe cuánto tiempo va a durar.

Gran parte del debate político-económico actual está cruzado por qué hacer frente a esta favorable situación, y evitar que lo que debiera ser una bendición, no se nos transforme en una maldición. Esto es, “perdamos la micro” como ya nos ocurrió en siglos pasados.

Han surgido las más disímiles propuestas destinadas a utilizar estos recursos extraordinarios. Ellas van desde incrementar el gasto social, construir plantas generadoras de energía, formar profesionales del más alto nivel en prestigiosas universidades extranjeras, invertir en fondos en el exterior, hasta crear un fondo para financiar las pensiones mínimas.

El tema es de suyo complejo porque exige meridiana claridad respecto de lo que queremos. La coyuntura ante la cual estamos como país podemos asimilarla a la que tendría una familia modesta cuyos ingresos mensuales bordeen los 300 mil pesos mensuales que de la noche a la mañana ve multiplicados sus ingresos hasta superar el millón de pesos. Ello sin saber por cuánto tiempo los va a seguir recibiendo, no vaya a ser que más temprano que tarde vuelva a recibir las 300 lucas mensuales.

¿Qué debería hacer esta familia? ¿aprovechar de ponerse al día? ¿pagar la deuda que tiene? ¿resolver sus problemas de salud muchas veces pospuestos? ¿enviar a sus hijos a otra escuela? ¿crear la empresa soñada? ¿ahorrar? ¿comprarse una casa o un auto?

Esta familia tiene ante sí un amplio abanico de alternativas a escoger, no necesariamente excluyentes, cada una con sus ventajas y desventajas. La alternativa a elegir vendrá dada por los objetivos que persiga la familia. Por ello es clave tener claridad respecto de los objetivos perseguidos. Como le aconsejaran en su momento a un conocido, cuando había perdido la brújula: “no olvides tener claros tus objetivos”.

Al igual que en el caso de la familia, en el país lo más probable que en definitiva se termine por escoger una mezcla de alternativas resultante de una negociación de intereses, lo que no necesariamente es bueno o malo per se. Lo importante es que lo que se resuelva esté alineado con lo que queremos como país, con los objetivos que nos hemos trazado. ¿Y cuáles son éstos?

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