enero 25, 2006

La UDI en ebullición

Terminado el proceso electoral, el ambiente político veraniego se ha visto remecido por las declaraciones de un alcalde de la UDI, Gonzalo Cornejo, quien además es un alto dirigente de dicha colectividad. La sorpresa se debe a que la UDI se ha caracterizado porque a la fecha no se conocían disidencias en su seno. Se trata de un fenómeno interesante que marcaría una inflexión en su desarrollo y que abre posibilidades inéditas dentro de la derecha. La frase que desde Pica lanzó Gonzalo a propósito del resultado de la primera y segunda vuelta electoral de la carrera presidencial, sin medir quizá sus consecuencias, fue “Dirigentes de la UDI vinculados a la dictadura deben dar espacio a los que no tienen esa imagen”. Expresión que cayó como una bomba entre los aludidos, quienes no trepidaron en responder de inmediato vía el secretario general de la UDI, diputado Patricio Melero: “O Gonzalo Cornejo se equivocó y rectifica sus dichos o se equivocó de partido”. Así de simple. El tema no es menor porque Gonzalo es el primer dirigente de la UDI que se atreve a denominar como dictadura –con todas sus letras- al gobierno encabezado por Pinochet. No hace sino constatar una realidad que la UDI ha soslayado a la fecha y que es su estrecha vinculación con Pinochet y su gobierno. Si bien su fuerza electoral no es despreciable, amasada cuando poseía el control de los municipios, corre riesgos. Representa una derecha dura, disciplinada, amante del orden a como dé lugar, proclive al autoritarismo. Su paradigma de buen gobierno es el de Pinochet, del cual fue su soporte civil. Esta sola constatación le impone un techo a su crecimiento que le ha impedido el acceso al gobierno por la vía democrática, como se acaba de confirmar en las recientes elecciones presidenciales. Incluso su candidato presidencial, Joaquín, fue desplazado al tercer lugar por Sebastián quien procuró abrirse hacia el centro. Por tanto, Gonzalo no hace sino poner el dedo en la llaga. Si bien el tema no se limita a un mero cambio de caras de sus principales figuras, sí constituye un primer paso importante que deberá ser continuado por otros para que las aspiraciones de poder de la UDI se puedan concretar por la vía democrática. Se trata de un proceso complejo, pero apasionante. Complejo porque en algún momento, necesariamente, deberá enfrentar la hora de la verdad: reconocer que bajo la dictadura ocurrieron hechos deleznables a vista y paciencia de quienes hoy conducen a la UDI y de su máximo referente, Jaime Guzmán. En su momento, éste ensalzó las cualidades de Augusto Pinochet Ugarte, de quien ahora se están conociendo atributos que ni siquiera sus peores enemigos imaginaron siquiera que poseía. Apasionante porque tiene relación con el desarrollo político del país. Me atrevería a afirmar que la verdadera transición terminará el día que a ninguna de las fuerzas políticas con algún peso electoral específico se le ocurra reivindicar a la dictadura de Pinochet ni a ninguna otra dictadura, cualquiera sea su naturaleza.

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