diciembre 28, 2006
Hora de balances y proyecciones
diciembre 22, 2006
En una noche como hoy, hace ya más de dos siglos, en una cuna de paja, hijo de María y José –un modesto carpintero-, nació el niño Jesús. Menciono esto para aterrizar la desenfrenada locura en que nos encontramos sumergidos. Locura expresada en la obsesión por comprar y regalar a como dé lugar. Como si fuéramos una manada impulsada por una fuerza irrefutable, caemos presa de una fiebre de compras que nos deja extenuados y endeudados por todo el año. Con esta conducta desvirtuamos el sentido más profundo de esta fecha.
Vamos, ¡¡¡¡Arriba los corazones!!!!
diciembre 14, 2006
La historia es muy cruel. Así como para el 11 de septiembre del 73 una parte del país estuvo descorchando botellas de champaña, en esta ocasión la celebración corrió por cuenta del sector opuesto. Hoy como ayer, no hubo funerales de Estado, ni banderas a media asta, y tampoco se decretó duelo oficial.
Para unos, Pinochet fue un libertador, poniendo el acento en que entregó su vida por los demás, salvando al país de una guerra civil derrotando al marxismo internacional, que fue capaz de encarar a Perú y Argentina en momentos extremos, y de abordar profundas reformas económicas liberalizadoras, soslayando el tema de los derechos humanos y las restricciones impuestas al devenir político. Para sus partidarios, si algún error se le pudiese imputar, sería el de no haber matado a todos sus adversarios. Si alguna lección dejan estos años, y se pudiese repetir la historia, esa sería la de haber sido demasiado “blandos”.
Para otros, Pinochet fue un clásico dictador de derecha que se enriqueció haciendo uso del poder, que encabezó el período más trágico de la historia de Chile implantando una dictadura caracterizada por la sistemática violación de los derechos humanos al amparo de una doctrina de seguridad nacional que posibilitaron los asesinatos, las torturas, los exilios, y atropellos haciendo uso del aparato civil y militar del Estado. En lo económico, enfatizan las oscuras privatizaciones que enriquecieron a unos pocos y propagaron la miseria y cesantía.
Su muerte ha dejado al trasluz las profundas diferencias que nos dividen como nación y las dificultades que encierra su construcción. Estas encontradas visiones de quienes habitamos esta tierra, son las que nos impedirán alcanzar el objetivo común de ser un país desarrollado capaz de vivir en paz.
La muerte de Pinochet lo que ha puesto sobre la mesa es esta realidad que no pocas veces soslayamos y ocultamos. Ojalá el período de catarsis que estamos viviendo abra paso a una fase de reflexión. Mientras su nieto lo ensalza, otro nieto del comandante en jefe del Ejército que precedió a Pinochet y que fuera asesinado en Buenos Aires, escupe sobre su féretro. En este marco, las palabras y decisiones adoptadas en estos días por la presidenta Bachelet, hija de un general de Aviación muerto bajo el régimen de Pinochet, nos orientan respecto del camino a seguir.
Debo confesar que la muerte de Pinochet me produjo alegría y pesar; sentimientos encontrados y la constatación de un gran fracaso nacional: la incomunicación nacional, la existencia de sectores de la sociedad incapaces de asumir sus responsabilidades, imputándoselas a los demás.
Pesar porque los tribunales de justicia chilenos no fueron capaces de condenarlo, aún cuando tenemos la convicción que la historia ya lo condenó. pesar porque las tácticas dilatorias de sus abogados dieron su fruto. Alegaron demencia, prescripción por el paso del tiempo, edad,, el contexto de guerra fría, estirando la cuerda para que alcanzara a morir antes que lo condenaran. Y lo lograron. Se dieron el gusto de rendirle honores en la Escuela Militar.
Alegría porque al fin se despachó un personaje siniestro que influyó tanto en nuestras vidas. Porque con el tiempo se ha ido reduciendo a su real dimensión: la de un clásico dictador de derecha que en sus tiempos de gloria, con la soberbia propia de quien detenta el poder total, violó impunemente los derechos humanos. Alegría porque no obstante las limitaciones que enfrenta nuestra precaria democracia actual, el soporte cívico militar que lo sustentó, se encuentra en franca retirada. pero, ojo! porque se mantienen al acecho. Alegría porque no obstante que los tribunales de justicia chilenos no realizaron oportunamente su tarea, tanto a nivel internacional como nacional, ya está condenado en el corazón de la gente. Ello a pesar de los esfuerzos de la "seria" prensa nacional que emitió informes especiales en los que sibilinamente, eufemísticamente, al mas puro estilo mercurial, buscan ensalzar su figura posmortem. Esa misma prensa que en su tiempo ignoró las macabras acciones que se llevaban a cabo y lo que es peor, las alentaba al hacerse eco de los desvergonzados y mentirosos mensajes oficiales. Mientras en aviones lanzaban cuerpos al mar, con engoladas voces oficiales sostenían que esas personas presuntamente desaparecidas estarían en el exterior y que todo no era más que parte de la campaña internacional del marxismo.
A duras penas se atreven a llamr las cosas por su nombre. Régimen autoritario a lo que fue una brutal dictadura; Pronunciamiento a lo que fue un Golpe de Estado.
En fin, para qué seguir.
diciembre 07, 2006
Uno de los problemas más serios que visualizo en la oposición es el carácter unilateral y repetitivo de sus propuestas. Esta realidad le estaría impidiendo capitalizar el desgaste de la Concertación, no obstante llevar ya más de 15 años de andadura gubernamental, y sumar una creciente dosis de conflictos internos. La ciudadanía no cree que siguiendo las recetas provenientes de la derecha tengamos un mejor país, un país más decente donde haya tanta disparidad económicosocial.
Desde la década de los 70 el país se ha empelotado, abriéndose al mundo y abandonando todo afán proteccionista. No solo se abrió al mundo, además inició un proceso privatizador sin precedentes en tiempos “autoritarios”, poco transparentes, que posibilitó la transformación de modestos funcionarios públicos en nuevos y poderosos empresarios a partir de la posesión de información privilegiada desde posiciones de poder.
Todo lo que nos enseñaron a lo largo de la vida, centrado en la necesidad de ganarnos el pan nuestro de cada día, ha sido puesto en jaque en el pasado y lo está siendo hasta el día de hoy. En la práctica lo que nos toca observar es que quienes más ganan, no lo hacen trabajando, sino que especulando sobre seguro. Cuando escribo esto último me asalta la duda porque la especulación en sí conlleva un riesgo y sobre seguro sería sin riesgo.
Pero no nos vayamos por las ramas. Volvamos al título de la columna: más y más. No conforme con la realidad actual, la derecha solo atina a reclamar más y más privatización, más y más flexibilización laboral, más y más espacio para seguir haciendo de las suyas. Todo atisbo de regulación es visto como sacrílego, presagio de los mil demonios y que va a contrapelo de las “recomendaciones” de los “expertos”. Por mera coincidencia estos expertos suelen ser “independientes” despojados de sesgo ideológico alguno.
Si siguiéramos las recetas de la derecha no tendríamos salario mínimo al cual culpan del actual nivel de desempleo; no debiéramos tener permisos pre ni posnatales porque elevan los costos de las empresas; no debiéramos tener jornadas de 8 horas diarias, sino que las que el “mercado” sugiera “libremente”; no debiéramos tener contratos laborales porque rigidizan los costos empresariales. No tendríamos escuelas ni universidades públicas. Quizá dónde estaríamos si siguiéramos a pies juntillas las recetas derechistas! Recetas que ni en la meca del capitalismo (Estados Unidos) se practican.
Estimo que esto es lo que está tras la decisión de los profesores y estudiantes secundarios y universitarios de marginarse del consejo de educación conformado luego del paro de los pingüinos. Marginación que solo puede explicarse ante la esterilidad de los esfuerzos desplegados por detener el insaciable afán de lucro, disfrazado de libertad de enseñanza, que hoy invade al ambiente educativo nacional.
noviembre 17, 2006
El PPD en ascuas
noviembre 10, 2006
La semana pasada escribí afirmando que en el tema de la corrupción habían saltado los tapones. Más temprano que tarde iban a saltar. La capacidad de la sociedad para tolerar actuaciones ilícitas y/o indebidas está dada por el tipo de tapones que se tienen. En la sociedad que tenemos estos tapones son de alta capacidad, esto es, aguantan mucho. Se hace la vista gorda una y otra vez. La haremos nuevamente. ¿O arreglaremos los tapones con alambritos? La reacción que se observa nos permite abrigar la esperanza que no se hará la vista gorda. Habrá que ver si pasada la tempestad se habrá ido al fondo de la cuestión o se dejará que el tiempo sane heridas que posteriormente se reabren con mayor fuerza.
En esta ocasión el partido que está en el ojo del huracán es el PPD. Dos de sus tres senadores están enfrascados en una disputa sin cuartel. Dos posiciones que reflejan distintas maneras de ser y hacer política. Lo que está en jaque no son los principios del PPD, ni la política en sí. La política existe per se, nos guste o no. Existe desde el minuto que el ser humano es un ser social, o lo que es lo mismo, un ser que ha decidido vivir en sociedad. El cambio desde la apacible vida rural a la vertiginosa urbe no es gratis. Mientras más alta sea la tasa de urbanización, de gente que vive en ciudades, mayor incidencia tiene la política.
Lo que está en juego no es la política, sino que su ejercicio, su práctica. El problema no son sus principios, sino que sus dobles estándares, las acusaciones al voleo, los clientelismos, los sectarismos, la discrecionalidad en la asignación de recursos y cargos, la hipocresía, males todos que afectan no solo a los partidos, sino que recorre a la sociedad entera, y a muchos de nosotros. Por lo general rasgamos vestiduras ante hechos deplorables y dejamos de mirarnos a nosotros mismos.
Los partidos no son sino un espejo de la sociedad que representan, por lo que difícilmente cambiarán si la sociedad, esto es, nosotros, no cambiamos. Nos gusta mirar a los partidos tomando palco, sin involucrarnos, pero si no lo hacemos, la congénita debilidad partidaria persistirá, y agudizará, al igual que las malas prácticas. Desafortunadamente la sociedad que estamos construyendo, que privilegia el individualismo por sobre lo colectivo, la competencia por sobre la solidaridad, la alienación por sobre la libertad, no fortalece la adscripción partidaria.
En el caso particular del PPD gran parte de la crisis que la afecta tiene sus raíces en lo grotesco que resulta la disonancia entre sus principios y sus prácticas. Un partido que nació contra la dictadura, a favor de la democracia, la diversidad, el medio ambiente, la no discriminación, la convivencia pacífica, la justicia y los derechos humanos, si se mirara al espejo, al espejo de su propia realidad, probablemente le costaría reconocerse al observar las innumerables denuncias de irregularidades que afectan a algunos de sus militantes de mayor o menor peso. Más allá de la presunción de inocencia hasta que no se compruebe culpabilidad alguna, lo cierto es que existe un viejo adagio que nos dice que “cuando el río suena, es porque piedras trae”.
Nació hace ya más de 15 años como una gran promesa que a la fecha no ha logrado despegar no obstante el esfuerzo de pocos o muchos de sus militantes, por comportamientos indebidos de pocos o muchos de sus militantes que se posicionan al lado de distintos próceres según la ocasión. No obstante ser un partido nuevo, incurre en prácticas internas impropias.
En sus recientes elecciones internas, era primera vez que se presentaron dos candidaturas a su presidencia, lo que parecía una muestra de su madurez y capacidad para encarar el desafío que supone una competencia interna. Craso error, pues todo indica que las diferencias de entonces subyacen en la crisis actual.
Poco después de derribarse las torres gemelas en Nueva York, en el PPD circuló un folleto en el que se hacía alusión a las torres gemelas del PPD: Ávila y Girardi por su protagonismo y capacidad para atraer votos al partido. Una de estas torres se derrumbó hace unos años: Ávila, quien fue expulsado; la otra, Girardi, se mantiene. En ese tiempo, ambos eran diputados con aspiraciones senatoriales. Hoy ambos son senadores, no sin dificultades: arrebataron la senaturía, no a la oposición, sino que a la democracia cristiana. El mediatismo de ambos sepultó a dos políticos convencionales: Hamilton y Zaldívar. Qué ganó el PPD? Ahora, de los 3 senadores con que cuenta, en el escenario más pesimista, conservará uno, Muñoz Barra, ya sea por que expulsen o renuncien Girardi y/o Flores; en el escenario más optimista, que el PPD logre articular un acuerdo sobre la base de un cambio radical en su convivencia interna y sus prácticas, y sea capaz de mantener a los tres senadores, escenario ideal, pero por lo mismo, poco probable. El escenario más probable es aquel que en el que al final de este jaleo termine son 2 de sus 3 senadores.
Lo expuesto invita a reflexionar respecto de la selección de sus candidatos al parlamento y de quienes propone para ocupar cargos en el gobierno; a ingresar a un período de penitencia con el retiro o renuncia a los cargos de gobierno que ocupan sus militantes para seleccionar a quienes tienen las capacidades técnicas y con real espíritu de servicio público para ocuparlos.
noviembre 03, 2006
Una vez más ha saltado a la palestra el tema del uso, o mal uso, de recursos públicos. Esta vez, a raíz de las platas de Chiledeportes, institución que se asume responsable de promover el deporte en el país, ya sea el de alto rendimiento como de masificarlo. Es un tema que se arrastra desde hace tiempo y que se relaciona con una manera nefasta de ver y encarar la política: la del clientelismo político. Concepción por completo ajena al sentido más profundo y pleno de lo que se debe entender por democracia porque desequilibra la igualdad de oportunidades al privilegiar a unos por sobre otros promoviendo el rastrerismo, la obsecuencia.
Si queremos abordar de verdad el problema, debemos ir más allá del hecho puntual y no dejarnos llevar por apasionamientos momentáneos que obnubilarán las posibles alternativas que permitan reducir la repetición de hechos y conductas delictivas y reprobables.
De partida los partidos políticos y la ciudadanía deben asumir su responsabilidad. Los primeros deben reflexionar acerca de su razón de ser y rol dentro de una democracia. Dentro de los partidos políticos existe la idea generalizada que su razón de ser es la conquista del poder, y que éste, en democracia, se consigue con votos, los que se alcanzarían a base de prebendas y favores. Pero ojo, que la existencia de este problema no es exclusivo de la democracia. Las dictaduras, también se apoyan en ellas, con el agravante que lo hacen en un contexto peor: sin oposición y ante una ciudadanía totalmente desprotegida.
De hecho, uno de los problemas que tiene la oposición en Chile reside en su falta de credibilidad en estas materias porque ella se procreó en los tiempos de gloria de Pinochet. Sus principales dirigentes fueron en su tiempo sus alcaldes y/o ministros secretarios de la presidencia o de instituciones gubernamentales que manejaban cuantiosos recursos a su antojo sin rendir cuenta ante nadie y con una oposición relegada a la ilegalidad que arriesgaba la tortura, muerte, desaparición y/o exilio.
Esta cordón umbilical de la oposición con la dictadura, que a la fecha no ha podido romper, ha impedido que la alternancia haya tenido lugar, facilitando la permanencia de la Concertación y que la ciudadanía persista en sus preferencias por ella no obstante el desgaste que está experimentando en su andamiaje gubernamental, el deterioro en las relaciones entre los partidos y al interior de ellos.
La ciudadanía, nosotros, también tenemos una dosis de responsabilidad en esta materia al no asumir el insustituible e indelegable rol de control que nos corresponde. Nada peor que hacer la vista gorda o quedarse en la denuncia de pasillo. La democracia pasa por ejercer y practicar la ciudadanía, esto es, copar espacios, no dejar el camino libre a los sinvergüenzas, activar controles, denunciar arbitrariedades y no practicarlas.
En este plano, lo que está ocurriendo con Chiledeportes constituye una gran oportunidad y es en extremo saludable. Nos energiza, nos involucra y refuerza la necesidad de no dormirnos en los laureles para que los gatos de campo hagan de las suyas.
octubre 31, 2006
Voluntarismo bomberil insostenible
octubre 20, 2006
A raíz de la reciente prueba nuclear efectuada por Corea del Norte se ha reactivado la amenaza nuclear. EEUU ha advertido que adoptará medidas en caso que se produzca una nueva prueba similar. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha aprobado una resolución que sanciona a Corea del Norte por la realización del ensayo nuclear subterráneo. Las fuerzas del “bien” procuran atajar a las fuerzas del “mal”. De esta forma se nos presenta la noticia.
En tiempos de la guerra fría, la amenaza de la guerra nuclear era pan de cada día. Tanto EEUU como la entonces Unión Soviética tenían la capacidad nuclear suficiente para destruir el mundo. Paradojalmente esa misma capacidad constituyó el disuasivo para que no ninguna de las dos potencias nucleares hiciera uso de ella. Con el derrumbe del imperio soviético a fines de los 80, se produjo una sensación de alivio al pasarse de un mundo bipolar a un mundo unipolar en el que no habría necesidad de recurrir a la amenaza nuclear.
Sin embargo la realidad ha resultado ser más fuerte. Desde entonces, si no antes, el imperio dominante –léase EEUU- no ha hecho sino alimentar la proliferación nuclear. Ella no se ha detenido, y a EEUU le cabe una cuota importante de responsabilidad, especialmente a sus traficantes de armas. El club nuclear ha sido alimentado en lo sustancial por los mismos estadounidenses que hoy ponen el grito en el cielo por el ensayo nuclear norcoreano.
La conducta de los países que poseen bombas nucleares es hipócrita y me hace recordar a aquel “niño” que teniendo un “juguete” no quiere que otro “niño” tenga un “juguete” similar, por lo que intenta quitárselo. Acá la única reacción decente y racional que cabe es el desarme total. Estamos hablando de “juguetes” con una capacidad de destrucción que excede nuestra imaginación.
Desde entonces las pruebas nucleares han ido en aumento y más y más países realizan esfuerzos por incorporarse a este “selecto” club. Actualmente 8 países cuentan con bombas atómicas para hacer pedazos el mundo una y otra vez.
Insisto, si queremos ser serios y no ofender la razón, lo único que cabe es detener este irracional proceso de armamentismo nuclear e iniciar un proceso de desarme nuclear sin excepciones. Cualquier otra política no es más que música y no hace más que justificar la pretensión de más y más países por poseer “juguetes” nucleares. En definitiva: ¿por qué yo no puedo tener el juguete que tienes tú?
octubre 06, 2006
octubre 02, 2006
Reciclables
septiembre 26, 2006
En Chile se están desarrollando complejos procesos de modernización con impactos en los más diversos ámbitos –social, político, cultural y económico-. Ellos forman parte de un escenario mundial caracterizado por la globalización y la hegemonía del mercado. Tales fenómenos son causa y efecto de procesos de innovación tecnológica, con importantes consecuencias en la gestión de las empresas y en sus procesos de negocios.
Existe la convicción que para alcanzar niveles de desarrollo sustentable es imprescindible contar con una cultura innovadora para traspasar el umbral de país exportador de materias primas y productos sin mayor valor agregado. Para consolidar el esfuerzo exportador de las últimas décadas, los más diversos actores han expresado la necesidad de ingresar a una fase caracterizada por el mayor valor agregado de su oferta exportadora. Lo anterior implica vincular el desarrollo científico-tecnológico con el aparato productivo.
Un análisis histórico de las invenciones e innovaciones da cuenta de la existencia de ciclos de invenciones seguidas por períodos de innovaciones. De hecho un gran número de productos y servicios que hoy se demandan tienen origen en innovaciones del período post Segunda Guerra Mundial. El intervalo de tiempo desde que ocurren las invenciones hasta que se producen las innovaciones ha tendido a reducirse, revelando una aceleración entre el paso del laboratorio a la producción a escala comercial. A modo de ejemplo, la radio después de 40 años alcanzó un volumen de penetración en el mercado de 50 millones de hogares, mientras que la televisión en 13 años logró satisfacer un mercado de igual magnitud. Asimismo, Internet en tan sólo pocos años ha cubierto un mercado por sobre los cientos de millones de personas.
El motor de la innovación tecnológica no es otro que el pertinaz esfuerzo del ser humano por reducir el trabajo manual, mecánico y repetitivo, el cual está siendo sustituido por el intelectual que requiere de nuevas capacidades de orden cognitivo, procedimental e interpersonal.
Nuestra actividad productiva ha estado sustentada básicamente en la explotación de sus recursos naturales y en la disponibilidad de mano de obra de bajo costo. La globalización y la creciente competitividad no permiten basar el desarrollo del país en recursos naturales que tienen cada vez menor peso en los productos y servicios demandados por los mercados, ni tampoco en recursos humanos de baja calificación. Dada la alta correlación existente entre el nivel de desarrollo de un país con su capacidad de innovación tecnológica, como lo muestra la evidencia internacional, se desprende la necesidad de incrementar los esfuerzos que en materia de innovación tecnológica se puedan estar efectuando.
Si queremos dejar de patear piedras, debemos redoblar nuestros esfuerzos en materia de disponibilidad de recursos, de rendición de cuentas, de levantamiento de obstáculos, y de una férrea y persistente voluntad conducente al aprovechamiento de las oportunidades existentes.
agosto 31, 2006
Los sagrados incentivos
Ha saltado a la prensa el tema de eventuales sobornos e irregularidades en el fútbol nacional. Debo confesar que no me extraña, aún más, lo veo inevitable dado el contexto en que nos encontramos. Si bien hoy está centrado en el futbol, es un tema que trasciende al futbol recorre a todo el deporte, y no solo al deporte. Tiene que ver con el tipo de sistema en que estamos inmersos, con la escala de valores dominante. Por tanto, no debiera sorprendernos la corrupción que observamos en este ámbito, así como en muchos otros.
Ahora es el futbol el que está en el candelero por posibles incentivos a jugadores para que perdieran partidos involucrados en apuestas de juegos legales o ilegales ya sea en el país como en terceros países. Mas temprano que tarde el problema saldría a luz. Lo curioso es que quien puso el fosforito fue Miguel Namur, quien fuera alto dirigente de la actividad, se fue al ostracismo, para recientemente volver por sus fueros como dirigente en Santiago Morning. Además, empresario vinculado a casinos y dueño de terrenos dieron origen a la conocida toma de Peñalolén.
Cuando hago mención al contexto se me viene a la mente lo ocurrido en Brasil, donde los árbitros eran comprados. Si algunos creen que la solución es convertir a los equipos futbolísticos en sociedades anónimas que se transan en la bolsa de valores. Sin embargo, ni ellos se han librado.
Vivimos en un mundo que se orienta en base a incentivos, donde la tentación está a la vuelta de la esquina. En todas partes nos explican que las ineficiencias y los fracasos tienen su origen en la falta de incentivos o la no existencia de los incentivos correctos. Aquí está la madre del cordero. Cuando el valor del trabajo que realiza la gran mayoría de las personas vale hongo es fuerte la tentación por ganarse unos pesos adicionales para parar la olla. Ahí está el narcotráfico buscando corromper.
Pero también está el otro extremo, el de quienes no ganan poco, quienes están en la cúspide, en la cresta de la ola, embriagados por la competitividad, donde parece primar el “todo vale” para acceder a posiciones de vanguardia o con tal de mantenerse arriba. En el mundo de hoy, para ser campeón hay quienes creen que no solo se requiere esfuerzo, entrenamiento, persistencia, sino que también se hace necesaria una buena dosis de hormonas provistas por drogas. En el deporte tenemos múltiples ejemplos, pero también los tenemos más allá de ellos, en el mundo político, empresarial y laboral. Muchos máximos ejecutivos de empresas deben drogarse para sostener su tren de vida, al igual que muchos trabajadores con extenuantes jornadas laborales o sometidos a fuertes exigencias de cumplimiento de metas. En el mundo académico no han estado ausentes los casos de investigadores que simulan o manipulan experiencias para llegar a conclusiones que confirmen sus hipótesis.
En fin, para qué seguir. No nos movamos a engaño. En un mundo que se orienta por incentivos materiales, la realidad actual no debe sorprendernos. Algunos creen que el tema pasa por implementar un apropiado sistema de castigos que inhiba conductas reprobables. Desgraciadamente la propia lógica mercantil es la que encontrará los medios para vulnerar cualquier sistema de castigos que se quiera imponer. El problema es más profundo y pasa por modificar la esencia, el corazón del sistema en el que estamos envueltos y la lógica bajo la cual se toman las decisiones.
agosto 21, 2006
A los bolivianos no les bastó declarar monumento nacional a la modesta choza donde nació su actual presidente Evo Morales. Ahora estamparon su figura en una reciente producción de sellos bolivianos. Estos hechos me permiten poner sobre la mesa una característica nacional que parece escasear en otros confines, y que no quisiera que perdiésemos.
En Chile, ni siquiera a Lagos se le habría ocurrido promover su reelección, no obstante el amplísimo respaldo que gozó en las postrimerías de su gobierno. Ni a sus asesores del segundo piso de entonces se les pasó por la mente manejar esa alternativa. ¿Razones? Esta suerte de pudor nacional de la que en otros lares se carece.
Por suerte, al menos hasta la fecha, no nos hemos prestado para estas farándulas. Ya llegará el momento para que nuestra Michelle tenga su estampilla como lo han tenido quienes han ocupado la primera magistratura.
junio 27, 2006
La educación en Chile
junio 16, 2006
El mercado en la educación
Los apologistas de la educación privada, de los rankings por resultados y de la eficiencia, claman por más mercado y menos Estado, en contraste con quienes sustentan la necesidad de más Estado y menos mercado. Debo confesar que no me alineo con ninguna de las dos partes. Valoro tanto al mercado como al Estado, cuando funcionan bien, no así cuando operan mal. Todos sabemos que existen fallos de mercado y fallos de Estado. Por ello, mi postura es más y mejor mercado, junto con más y mejor Estado. Esto último es indispensable si queremos que efectivamente se desea que el mercado opere como la afirman sus apologistas. Para que la “mano” que guía el comportamiento mercantil sea efectivamente “invisible”, deben ser millones los actores que participan en tal mercado, sin que uno o unos pocos de ellos adquieran posiciones dominantes, y si estos existen, deben tener al frente un Estado profesional, incorruptible, que no se deje comprar, con capacidad para corregir las distorsiones propias de un mercado caracterizado por el imperio de la desigualdad extrema. Sí, porque sin perjuicio que somos 15 millones los que habitamos este país, el mercado propiamente tal está constituido por unos pocos, los que tienen dinero como dirían Los Prisioneros. El resto no son sino gatos frente a la carnicería.
Un mercado que sea competitivo de verdad, no solo en el papel, en el que ningún actor o conjunto de actores, sea capaz de imponer sus condiciones; un mercado en el que exista transparencia de información confiable; un mercado constituido por empresas capaces de asumir la responsabilidad social que tienen ante la sociedad; un mercado al que concurren personas con capacidad económica y capacidad para discernir a fin de que sus decisiones tengan una base racional.
Con el nivel de desigualdad imperante en nuestro país el mercado no funciona, o está funcionando de manera tal que agudiza las desigualdades y lo que es peor, está desintegrando en vez de integrar. En las actuales condiciones, quienes propugnan más mercado y menos Estado nos conducen a la desintegración total. A nivel educacional, lo que está ocurriendo con la educación pública y privada que tenemos, apunta en la misma dirección. Con un Estado ausente, consecuencia de la LOCE, que permite crear establecimientos educacionales particulares como si de un negocio cualquiera se tratara, sin mayores regulaciones y con establecimientos a cargo de municipios cuyo giro no tiene nada que ver con la educación, que nunca han asumido su responsabilidad en ese terreno, y más encima sin recursos. Así difícilmente tendremos personas bien educadas.
Hecha esta introducción, en algunas de mis columnas siguientes espero abocarme al tema de la calidad en la educación desde mi particular visión.
junio 15, 2006
Con plata se compran huevos
junio 01, 2006
Sorpresivamente, los estudiantes secundarios han copado la escena, tanto por la fuerza de sus movilizaciones como por la envergadura de sus planteamientos. Partió con la solicitud de gratuidad del pase escolar y de la PSU y va por la demanda de un nuevo modelo educacional. Con ello está removiendo los cimientos de una visión de la educación basada en la activa promoción del financiamiento privado y el retraimiento del financiamiento público. Una visión inaugurada en 1981 con la municipalización de la educación, consolidada y consagrada con la ley orgánica constitucional de la educación (LOCE) que se promulgara el 10 de marzo de 1990, justo el día antes que Pinochet entregara la Presidencia del Gobierno, pero conservando la comandancia en jefe del Ejército.
Hay que decirlo con todas sus letras: mientras el quintil más pobre reciba una educación cuya subvención que sea la cuarta parte del promedio del arancel que pagan los apoderados del quintil más rico, las desigualdades actuales están condenadas a agudizarse.
mayo 31, 2006
Trabajos mal hechos
Lo ocurrido me recordó lo ocurrido con las casas COPEVA o nylon de años atrás, que no obstante haber estado recién entregadas, se mojaban enteras, forzando a sus habitantes a desalojarlas. Me recordó los famosos hoyos callejeros que en su oportunidad dieron motivo a escándalo, así como actualmente lo hace la calle principal de la capital del reino, que fuera repavimentada hace dos años atrás para que durara por 20 años, y que ya muestra signos de agotamiento.
O el ejercicio militar en Antuco de hace ya un año atrás, donde irresponsablemente se llevó a la muerte en condiciones inhumanas a un contingente de jóvenes conscriptos. También me recuerda la construcción del puente Loncomilla que se vino abajo. Los sucesivos accidentes que experimentó ferrocarriles en un tramo sureño que había sido inaugurado recientemente con bombos y platillos.
O las dificultades y el retraso en la implementación del plan transantiago; o el fracaso del plan de descontaminación ambiental en Santiago; o el dolor de los familiares por la errónea identificación de las víctimas del patio 29.
O las leyes que una vez promulgadas se descubre que tienen fallas que deben ser reparadas; o el nuevo edificio consistorial de la comuna de Maipú que tuvo que ser desalojado por el riesgo de derrumbe ante cualquier temblor y que incluiría un piso por sobre el estipulado en el plano respectivo.
En fin, para qué seguir. En todos estos casos siento que el común denominador es que se trata de “trabajos mal hechos”. Ellos ponen en jaque nuestras posibilidades de despegar del tercer mundo, del subdesarrollo. Cuando creemos estar con un pie en el primer mundo, o ascendiendo hacia el mundo desarrollado, esta realidad nos parece recordar que pertenecemos al tercer mundo. Que tenemos serios problemas no resueltos, más allá del espejismo de la modernidad, de las tarjetas de plástico, de las catedrales del consumo (malles).
En efecto, subsisten bajas exigencias, vistas gordas, estándares inapropiados, ausencia de rigor, ámbitos que conciernen tanto al mundo privado como público. Lamentablemente, todavía nos queda un largo camino que recorrer.
Por estos meses el precio del cobre se ha disparado bordeando los 4 dólares la libra cuando no hace mucho andaba alrededor de un dólar. No conozco a nadie que haya previsto este escenario impensado. Tampoco nadie sabe cuánto tiempo va a durar.
Gran parte del debate político-económico actual está cruzado por qué hacer frente a esta favorable situación, y evitar que lo que debiera ser una bendición, no se nos transforme en una maldición. Esto es, “perdamos la micro” como ya nos ocurrió en siglos pasados.
Han surgido las más disímiles propuestas destinadas a utilizar estos recursos extraordinarios. Ellas van desde incrementar el gasto social, construir plantas generadoras de energía, formar profesionales del más alto nivel en prestigiosas universidades extranjeras, invertir en fondos en el exterior, hasta crear un fondo para financiar las pensiones mínimas.
El tema es de suyo complejo porque exige meridiana claridad respecto de lo que queremos. La coyuntura ante la cual estamos como país podemos asimilarla a la que tendría una familia modesta cuyos ingresos mensuales bordeen los 300 mil pesos mensuales que de la noche a la mañana ve multiplicados sus ingresos hasta superar el millón de pesos. Ello sin saber por cuánto tiempo los va a seguir recibiendo, no vaya a ser que más temprano que tarde vuelva a recibir las 300 lucas mensuales.
¿Qué debería hacer esta familia? ¿aprovechar de ponerse al día? ¿pagar la deuda que tiene? ¿resolver sus problemas de salud muchas veces pospuestos? ¿enviar a sus hijos a otra escuela? ¿crear la empresa soñada? ¿ahorrar? ¿comprarse una casa o un auto?
Esta familia tiene ante sí un amplio abanico de alternativas a escoger, no necesariamente excluyentes, cada una con sus ventajas y desventajas. La alternativa a elegir vendrá dada por los objetivos que persiga la familia. Por ello es clave tener claridad respecto de los objetivos perseguidos. Como le aconsejaran en su momento a un conocido, cuando había perdido la brújula: “no olvides tener claros tus objetivos”.
Al igual que en el caso de la familia, en el país lo más probable que en definitiva se termine por escoger una mezcla de alternativas resultante de una negociación de intereses, lo que no necesariamente es bueno o malo per se. Lo importante es que lo que se resuelva esté alineado con lo que queremos como país, con los objetivos que nos hemos trazado. ¿Y cuáles son éstos?
mayo 23, 2006
Por estas semanas se han estado dando procesos eleccionarios en las más diversas instancias, tanto a nivel nacional como internacional. Lo interesante es que ellas se dan en contextos complejos sin que por ello la institucionalidad se vea amenazada, por más precaria que esta sea.
A nivel internacional, las elecciones de Evo y Michelle marcaron sendos hitos que asombran al mundo entero. En un caso, se trata del primer indígena que accede a la presidencia boliviana; en el otro, donde una mujer asume el mando presidencial, poniendo en jaque la primacía masculina. Hoy, Evo implementa la nacionalización de hidrocarburos, con un sólido respaldo interno, desafiando los intereses económico-financieros internacionales. El tiempo dirá la última palabra respecto de la factibilidad de tal decisión y si ella contribuye a la solución de los graves problemas que aquejan a la república altiplánica.
Ya tuvieron lugar las elecciones presidenciales en Perú, sin que se resolviera en la primera vuelta. Tanto la elección de Evo en Bolivia, como la presencia de Ollanta Humala y Alán García para la segunda vuelta en Perú, deberían llevar a la reflexión respecto de las consecuencias de las políticas económicas llevadas a cabo por sus antecesores, marcadas en lo sustancial por la privatización, la corrupción, y la desvalorización de la función estatal.
Dentro de nuestro país, los más importantes partidos políticos están enfrentando procesos eleccionarios fuertemente competitivos, donde cuesta encontrar las diferencias entre las diferentes candidaturas, más allá de estilos personales o luchas por el poder. En la DC el tema parecía circunscrito, a un gallito entre Soledad y Adolfo, al igual que en el PPD, entre Sergio y Fernando, porque en términos de propuestas no se ven diferencias sustantivas. En el PS la elección era entre algo más que dos personas, porque ellas reflejaron distintas tendencias históricas, visiones de la sociedad y de relacionamiento con el gobierno. Lo mismo observo en la elección que tendrá lugar en RN, donde las posturas de Carlos Larraín y Pedro Sabat están claramente marcadas por el conservadurismo de uno y el liberalismo del segundo. Hasta la fecha, la UDI se ha resistido a entrar en esta dinámica.
Con todas las chispas y cortocircuitos que estos procesos de democratización conllevan en todas las organizaciones en que ellas tienen lugar, sumando y restando, las consecuencias son positivas. En este sentido resulta anacrónico que partidos predicadores de ideales democráticos, hayan tenido tantas dificultades para enfrentar la competencia en su seno, privilegiando la búsqueda de consensos. Lo importante es que una vez concluidas las elecciones, las eventuales heridas se cierren. Mal que mal, estamos todos en un mismo barco, el que todos queremos que llegue a buen puerto.
En semana santa estuvimos en el lago Lanalhue, a unos 180 km al sur de Concepción. Llegamos sin mayores expectativas, solo con el deseo de pasar unos días tranquilos, lejos del mundanal ruido. Tuvimos la fortuna de llegar a un lugar paradisíaco, y más encima con días esplendorosos. Pero lo mejor estaba por venir.
En el hotel donde alojamos se nos invitó a un concierto en Contulmo, pueblo de no más de 5000 habitantes localizado en la parte sur del lago, cuyas características son no habituales: calles amplias, ordenadas, limpias; los letreros de sus casas comerciales son de madera artísticamente talladas, con gran cantidad de casas patrimoniales que dan cuenta de su origen en base a una fuerte influencia de la colonización alemana. También está dentro de las 50 comunas más pobres del país con las consecuencias pertinentes, entre las que destaca el alcoholismo.
En este contexto, en el teatro de Contulmo nos aprestamos para ver y escuchar a una orquesta infantil conformada por 30 niños bajo la batuta de su entusiasta y activa directora. El auditorio estaba lleno, silencioso, embobado escuchando los sonidos que fluían de los más diversos instrumentos musicales al compás de los movimientos de los niños.
Recordé Macondo pues lo que escuchaba y veía me parecía macondiano, surrealista, más propio del absurdo. Se trata de una de las mejores orquestas estudiantiles a nivel nacional, donde no existe conservatorio ni escuela tradicional de música. Me sentí en presencia de una suerte de milagro, algo que invita a levantar la mirada, la esperanza, que tenemos remedio, que es posible salir adelante hasta en las peores condiciones, desde las situaciones más adversas.
Estos niños, aparentemente condenados a un futuro sin destino, a un vacío existencial, son una palpable demostración de la capacidad que tiene todo ser humano para revertir, torcer el camino que aparentemente tiene por delante. En este caso, a través de la música, así como también pueden serlo el deporte, la pintura y la lectura, entre otras actividades.
Pero para que ello ocurra, es imprescindible voluntades y manos dispuestas a apoyar, a ir más allá de su metro cuadrado, de sus intereses inmediatos. En este caso, profesores –sí, profesores, los que hoy muchas veces son vilipendiados- para quienes sus alumnos son sus hijos. Profesores a quienes les gusta trabajar con los niños, que quieren verlos salir adelante, que son capaces de viajar periódicamente decenas de kilómetros.
Esta iniciativa nació en 1994 a partir de los retiros musicales que tenían lugar por estos parajes de la mano de un matrimonio de profesores que querían desarrollar la cultura y el arte allí donde estuvieran y por sugerencia de quien tenía a su cargo la orquesta infantil del conservatorio de la Universidad Austral de Valdivia –hoy SEREMI de Cultura de la 10ª región-. Sin embargo, recién en 1999 logró materializarse con el respaldo de la comunidad y sus autoridades.
Su éxito ha sido tal que han logrado consolidar anualmente las semanas musicales de Contulmo, y han sido invitados a lo largo del país e internacionalmente.
abril 17, 2006
Estamos conociendo, por tanto, una universidad pública que tiende a generar cada vez más elementos de relación directa con el mercado, ya sea por medio de la venta de sus servicios a precios de mercado. Bajo la inocente apariencia de universidad pública estamos viviendo un proceso de autentica privatización encubierta, que es tanto más grave porque gran parte de los recursos públicos son aprovechados por plataformas privadas para conseguir rentabilidades particulares que difícilmente derivan en recursos o mejoras para la universidad en su conjunto.
A modo de ejemplo varias universidades estatales han instalado sedes a miles de kilómetros de su casa central, lo que no sería problema (en un formato de mercado), de no existir en esas localidades otras universidades, pero ocurre que las hay y también son estatales, ¿Quién puede entender esto? ¿Qué lógica explica esta irracionalidad? ¿Son universidades públicas destinadas a competir entre sí? ¿A disputarse los mercados? ¿Esa es su misión?
También ocurre en el país que universidades que reciben significativos aportes públicos, sean privadas o estatales, en una misma región, imparten las mismas carreras, duplicando esfuerzos en vez de ampliar la gama de oportunidades para sus estudiantes.
abril 03, 2006
Varias universidades han entrado en un proceso electoral, entre ellas, la Universidad de Tarapacá. La elección de Rector es una de las pocas ocasiones en que existe la oportunidad de debatir y reflexionar en torno al tipo de universidad pública que se ha estado construyendo desde los tiempos de Pinochet y que a la fecha no ha sufrido mayores modificaciones tanto en sus aspectos legales como en su sistema de financiamiento.
No pocos perciben que el concepto de universidad pública se encuentra en una encrucijada, en una suerte de callejón sin salida, pues de no generarse cambios importantes va encaminada a su total privatización. Crecientemente se entiende menos que las universidades pertenecientes al Consejo de Rectores reciban aportes fiscales directos y otras no. De igual forma cuesta comprender porqué si un estudiante se matricula en una universidad privada no tenga acceso al crédito universitario. Es decir, no es fácilmente comprensible la razón que lleva al Estado a apoyar financieramente a unos estudiantes y universidades y otros no.
Si se trata de producir bienes o servicios públicos, su generación no tiene porqué limitarse a organizaciones públicas. En el país ya existe la creencia generalizada de que es posible proveer bienes y/o servicios públicos por parte de privados en condiciones de mayor eficiencia.
La discusión al interior de las universidades suele centrarse en las características que debe asumir su organización interna –más o menos Vicerrectorías, más o menos Facultades, dependencias de Escuelas y Departamentos; o en las características de su gestión –más o menos centralizada, más o menos transparencia, con o sin representantes de estudiantes y administrativos en sus organismos de gobierno colegiados -; o en las características personales de quienes postulan a la rectoría –con más o menos trayectoria académica; talantes más o menos autoritarios.
La discusión en torno a estas materias evade el problema de fondo, esto es: el rol de la universidad pública en una sociedad democrática en el mundo actual. Esta evasión de lo sustantivo y su intento de adaptarse o ajustarse a un modelo de sociedad basado en factores de mercado, la ha hecho perder la brújula.
La universidad pública ha dejado de ser el ambiente y espacio de generación de reflexiones e ideas destinada a configurar la sociedad que queremos, para ser hoy una institución que está siendo conducida por un modelo de sociedad acrítica y obsecuente que nadie osa discutir. Se asume como dato de la causa. En lenguaje juvenil: “Es lo que hay”.
De ahí que en los debates internos que por estos días tienen lugar no se observa que se vaya al tema de fondo: el actual modelo universitario se encuentra entrampado en un proceso de privatización y mercantilización que está conduciendo inexorablemente a la extinción de la universidad pública. ¿Es esto lo que se busca?