diciembre 27, 2005

Análisis político (parte 3)

Desde la izquierda muchas de las críticas apuntan a que la Concertación ha defraudado las espectativas que había generado y a su incapacidad y/o falta de voluntad para alterar el modelo económico imperante. Por ello esos sectores recomiendan votar nulo o en blanco.

He recibido correos con duras críticas al accionar de la Concertación, duras y válidas. Asi y todo, no voto nulo. Y para ahorrarles mayores lecturas reiteraré lo que creo que en alguna oportunidad ya he escrito. Aún cuando la concertación pueda ser tildada de una suerte de nueva derecha, entre la nueva derecha y la de siempre, me quedo con la nueva. Voto concertación porque no hacerlo es dar paso a la vieja derecha, a la derecha pinochetista.

Desde cierto ángulo, en cierto modo la concertación nos está chantajeando, y no nos queremos dejar chantajear. Para eso está la opción de Juntos podemos más, la de la izquierda extraparlamentaria, la que no está en el congreso por el sistema binominal. Gracias a esta izquierda tendremos segunda vuelta y quizá la perdamos. Gracias a esta izquierda hemos perdido parlamentarios, y no solo eso, la derecha ha ganado parlamentarios. Gracias a esta izquierda hemos tenido que gobernar con la vieja derecha. El asunto es muy simple. Si la izquierda no quiere apoyar a la concertación, gana la derecha. eso es lo que quiere? Bueno, tengamos entonces un gobierno de derecha. Creo que a la izquierda se le ha olvidado lo que es un verdadero gobierno de derecha. Nosotros somos una caricatura de gobierno de derecha.

Sabemos lo que es un gobierno de derecha. Lo hemos vivido, sufrido y no lo olvido, a pesar de todos los defectos, de todas las limitaciones, de todas las criticas, de todas sus malas políticas, voto concertación. No estoy disponible para un voto nulo que será capitalizado por la candidatura alternativa. Esto no es un juego, esto es política, y los errores se pagan caro. No se fuerza para hacer las cosas que tenemos que hacer y por las que creemos. Y en gran parte no la hemos tenido porque existen sectores que se han restado. Que a la primera dificultad desertan. los maximalistas, los puristas. Esto no es una línea recta, el camino es tortuoso, con avances y retrocesos. Para quienes creen que la concertación es lo mismo que la derecha, el tema es: cómo estaríamos hoy sin la concertación? Quizá debamos votar nulo para que la concertación deje de gobernar para la derecha y nos haga bien que gane la derecha. Tras Piñera está la ultraderecha de la UDI.

Pero que después no lloren. Se han olvidado cómo reprime la derecha, cómo mata, cómo despide. Con la derecha ni siquiera tendremos sueldo mínimo porque limitan el libre mercado. Si Lagos ha gobernado para los empresarios, imagínense cómo lo habría hecho Lavín si todo lo que ha hecho Lagos se le hace poco. Siempre pide más y más, y puede hacerlo porque tienen a la UDI y RN en el Congreso, muchos de los cuales están ahí gracias a esa izquierda que se da el gustito de posturas testimoniales. Si con Lagos hemos firmado tratados lapidarios para chile, imaginense ecómo habría sido con Lavín. En un hipotético gobierno de Piñera estos tratados van a ser tildados de revolucionarios al lado de los que se le ocurra firmar a Piñera. Si nosotros hemos entregado la riqueza minera a las transnacionales por 100 pesos, Piñera lo hará por 50 pesos. Si la educación hoy es cara. con la derecha lo habría sido mucho más. Lo mismo con la salud. En fin, para qué seguir.

En realidad, votemos todos por Piñera. No tiene sentido que gobernemos solo para impedir que el país sea tan regalado, regalémoslo de un viaje. O que se nos explotein misericordamente. No, me arrepiento, no votaré nulo porque conservo la esperanza que se pueda hacer lo que debemos hacer. De todas formas, voto Michelle.

diciembre 20, 2005

Análisis político (parte 2)

No deja de impresionar el optimismo que reina en la oposición frente a la segunda vuelta presidencial. A pesar de los 20 puntos de ventaja que sacó Michelle por sobre su inmediato contendor y que la coalición que la respalda, la Concertación, superara con creces a la alianza opositora.

Este optimismo opositor también se dio en las elecciones pasadas cuando Lagos tampoco logró la presidencia en la primera vuelta. Entonces, el optimismo emanaba de un contexto económico a nivel nacional que había perdido impulso como consecuencia de un mal manejo de a crisis asiática y por la condición socialista del entonces candidato Lagos. Por primera vez la Concertación postulaba a un socialista a la presidencia, lo que fue aprovechado por la oposición para atizar sus temores por un retorno de la Unidad Popular y de una supuesta izquierdización que pondría en jaque el “modelito”.

Ya entonces el candidato opositor, Joaquín enarbolaba las banderas de la alternancia, del cambio y de la búsqueda del voto de centro, en particular de ese voto proveniente de sectores cercanos a la Democracia Cristiana, aprovechando que este partido no llevara candidato presidencial propio. A pesar de la derrota opositora en la primera y segunda vuelta, su mensaje encontró cierto eco. De hecho, mientras Aylwin y Frei obtuvieron la presidencia en la primera vuelta con porcentajes por sobre el 55%, Lagos la obtuvo en la segunda vuelta por un porcentaje que apenas superó el 50%.

En estas circunstancias, no debiera llamar la atención que nuevamente estemos ante una segunda vuelta. Tampoco debiera sorprendernos los intentos opositores por “fichar” adherentes desde la Concertación. Por otro lado, la candidatura opositora ya no es Joaquín, sino que Sebastián, cuya vinculación con la dictadura es significativamente menor a la de Joaquín.
Sin embargo, Sebastián tiene que lidiar con algunas realidades. La situación socioeconómica, política y cultural de hoy es significativamente superior a la de 6 años atrás. De partida, el gobierno encabezado por Lagos está siendo reconocido no solo como el mejor de los tres encabezados por la Concertación, sino que el mejor del último siglo, y su heredero natural sería Michelle. De hecho, se reconoce que la Concertación ha sido una coalición exitosa en su tarea de dar gobiernos estables y responsables, por lo que todo aconsejaría continuar por esta senda, antes que aventurarse tras proyectos personalistas.

Si bien, desde la propia noche del 11, tanto Joaquín como la UDI se cuadraron tras Sebastián, cuesta creer que de la noche a la mañana, hayan podido borrar los históricos y permanentes desencuentros y conflictos que los ha caracterizado desde su origen. Mientras Sebastián encarna un proyecto con un tinte más personalista, Joaquín, y particularmente la UDI, están en un proyecto más institucionalizado, consistente con la filosofía de su principal fundador, Jaime Guzmán. Ello en consideración a las malas experiencias que la derecha ha tenido en el pasado cuando respaldó personas antes que proyectos capaces de consolidarse en el tiempo.

En este sentido cuesta creer que el respaldo público entregado por la UDI a la candidatura de Sebastián sea real, sincero y concreto, así como que la votación obtenida por Joaquín sea íntegramente traspasable a Sebastián.
No obstante lo expuesto, debo confesar que el resultado de la elección presidencial me defraudó a pesar que Michelle obtuvo sobre el 45%, que sacó 20 puntos por sobre su más cercano competidor, y que sigue teniendo la primera opción para la segunda vuelta.

¿A qué se debe entonces el optimismo opositor? ¿Están blufeando? No lo sé, pero sí tengo una sensación que nos equivocamos de candidata. Subió como la espuma, nos creimos el cuento y menos de un mes antes de las elecciones observamos cómo se desinfla. Para la segunda vuelta, si ganamos, será con el vuelito y porque se ha logrado frenar el ascenso de Sebastián.

Michelle subió por su carisma, su simpatía, su cercanía con la gente, su caracter ciudadano. Imaginaba que tras esa imagen tenía que haber algo mas consistente y me fié de sus correligionarios, los que la conocen como una persona de partido, con ideas claras. me fié de su historia de vida, de su trayectoria. Una existencia marcada por las dificultades y la capacidad para sobreponerse a ellas con mucha dignidad. Para superar los escollos sin guardar rencores y más encima ser optimista, hay que tener cuero duro, caracter, personalidad. claridad de objetivos. Sin embargo, en estos meses no he visto el despliegue de esas capacidades. Si bien los medios de comunicación están controlados por la oposición, de todas formas existen instancias para "verla en acción" como todos queremos. Frente a un embrujo arrollador de Sebastián, ella aparece inhibida sin mayor capacidad de reacción. Quizá estemos acostumbrados a reacciones tipo Lagos o Vidal o Insunza o Zaldívar. Sebastián aparece todos los días jaqueándola y no visualizo que lo enfrentre apropiadamente.

¿Qué clase de candidata hemos puesto al frente? No estamos jugando a las bolitas. Siempre me he fiado que ya aparecerá la Michelle, pero se dió la primera vuelta y no apareció. Vamos a tener la segunda vuelta y no aparece. Ahora último pareciera que se ha ordenado un poco más el naipe luego de unos desbarajustes iniciales de miedo, pero eso ha sido por la vía de que el gobierno y los partidos de la Concertación decidieron tomar el toro por las astas colocando a Bitar y Zaldivar el frente para, recién ahora, encarar a la derecha, a Sebastián, por pretender vestirse con ropa ajena, por querer hacernos creer que dirigir un país es lo mismo que dirigir una empresa.

Lo que me está quedando claro es que la campaña se centra en atacar las debilidades de Sebastián antes que en destacar las fortalezas del Gobierno, de la Concertación y de Michelle. Ahora siento que estamos en manos del Señor.

diciembre 13, 2005

Análisis político (parte 1)

Las recientes elecciones presidencial y parlamentaria se dieron en un contexto especialmente favorable para el oficialismo, esto es, para la Concertación y su candidata presidencial. El contexto no es otro que un respaldo ciudadano al gobierno encabezado por Ricardo Lagos y sustentado por la Concertación, que supera el 60% de aprobación. Es difícil encontrar un porcentaje similar en ningún otro gobierno en las postrimerías de su mandato.

Es en este contexto que haré mi evaluación de los resultados que se conocen. La candidata presidencial de la Concertación, Michelle, obtiene un 46%; los candidatos de la oposición por la derecha -su más cercano seguidor, Sebastián, un 25% y Joaquín un 23%- suman un 48%; y finalmente el candidato opositor por la izquierda no representada en el Congreso, Tomás, un 5%.

A nivel parlamentario los partidos de derecha suman un 38%, los de la Concertación un 51% y la izquierda extraparlamentaria un 7%. Al interior de las respectivas coaliciones, por la derecha, la UDI se consolida como la primera fuerza política nacional por sobre RN tanto porcentualmente como en número de parlamentarios. En la Concertación, la DC sufre un severo traspié, particularmente en su bancada senatorial, en tanto que en el PS, PPD y PRSD sacan cuentas alegres por el fuerte incremento que experimentan ya sea en votos como en parlamentarios.

A pesar de su simultaneidad, las elecciones presidencial y parlamentaria tomaron cursos distintos. No obstante el buen resultado parlamentario, la derecha dura representada por la UDI no pudo impedir la pérdida de las candidaturas de Bombal y Fernández, el primero alcalde en tiempos de Pinochet, y el Fernandez, exministro del interior de la dictadura y artífice de la constitución del 80. Y en la elección presidencial la candidatura de la UDI se perdió con el ingreso a última hora de Sebastián al ganarle éste la posibilidad de pasar a la segunda vuelta. A favor de la UDI se cuenta la reelección de Novoa, exsecretario general del gobierno de Pinochet, y la elección de Longueira, secretario de la juventud bajo Pinochet, como senador por Santiago oriente. La votación de la UDI (22%) fue casi similar a la obtenida por Lavín (23%), lo que señala claramente que el soporte de Lavín está conformado íntegramente por la UDI, reduciendo su representación a la derecha dura, pinochetista, fraguada en tiempos de Pinochet a través de las alcaldías, las que fueron utilizadas como vías de un posicionamiento político que ha logrado perdurar en el tiempo.

RN evitó su desaparición del mapa político gracias a la incursión presidencial de Sebastián, pero su peso dentro de la derecha sigue siendo significativamente menor al de la UDI. De hecho, la votación de Sebastián (25%) sobrepasó con creces la de RN que alcanzó tan solo al 14%. Por tanto, se puede afirmar que su apuesta por abrirse hacia el centro -una vez que la precandidatura presidencial de la DC (Soledad Alveal) quedó fuera de carrera- fue exitosa. De hecho, la votación lograda, de más de 10 puntos porcentuales por sobre la de su partido, así lo señala. No fue la derecha dura la que votó por él, sino que un centro político que no se sentía representada con los candidatos en carrera. Un centro político veleidoso, volátil, caprichoso, que no pudo sustraerse al encantamiento de un discurso embriagador de quien es el Berlusconi chileno. Un verdadero encantador de serpientes que ha amasado una fortuna a partir de la nada, proveniente de una familia DC. Un centro político cuyo comportamiento de alguna manera está señalando una suerte de derechización en la sociedad chilena que ha caído al embrujo de un discurso basado en el emprendimiento, la innovación y las oportunidades, características que suelen adosarse a los empresarios, con exclusión de los demás. En este plano, la condición empresarial de Sebastián, más que constituirse en un escollo, pasó a ser una de sus fortalezas. Su visión del país como una empresa, y su imagen de empresario exitoso, en un ambiente donde la lucha de clases ha pasado a ser una entelequia histórica, parecen explicar su vertiginoso ascenso. En términos de negocios, inteligentemente, aprovechó una oportunidad dada por un nicho no cubierto del mercado electoral, para incursionar con los resultados ya conocidos.

En la parte 2 haré similar análisis de la candidatura presidencial de la Concertación para después entrar de lleno a lo que será la segunda vuelta donde Michelle deberá ganar, sí o sí, pero ello pasa necesariamente por asumir el actual escenario. Sebastián logró perforar la Concertación, por lo que –en términos médicos- habrá que cerrar la perforación para evitar mayores pérdidas y recuperar una gran mayoría sobre la base de los logros gubernativos alcanzados, y la denuncia, de una derecha responsable del origen de la desigualdad imperante, que a la fecha no hemos sido capaces de superar, pero que redoblaremos los esfuerzos en esa dirección. Pero que no nos vengan a vender la pomada que Sebastián resolverá el drama de la pobreza. No serán los causantes de ella los que la resolverán.

noviembre 23, 2005

Decisión de voto

Lo que para algunos era carrera corrida, ya no lo es. A un par de semanas de las elecciones presidencial y parlamentaria, vale la pena hacer un alto. Manejo los mismos antecedentes que todos, esto es, los resultados de las más diversas encuestas, las tendencias que se observan; también me veo sorprendido por la multimillonaria y atosigante campaña de algunos candidatos; y también me encuentro bajo el influjo de los diversos medios de comunicación escritos y audiovisuales.

Salvo de unos pocos que se atreven a expresar lo que piensan y por quien votarán, del resto de los mortales desconozco absolutamente sus intenciones de voto. Por tanto los comentarios que siguen están condicionados por esta realidad que me rodea y todo aconseja no pasar por alto los resultados que arrojan las encuestas. Si bien algunas de ellas tienen su origen en empresas ligadas a sectores políticos particulares, basta cotejarlas con otras para recoger algunas lecciones. Entre ellas se puede mencionar que:

a) la primacía absoluta de Michelle ha dejado de ser tal, y por tanto se está abriendo la posibilidad de una 2ª vuelta;

b) la apuesta de Sebastián está modificando el cuadro político, perforando no solo parte de la votación de Joaquín –lo que era de esperar-, sino que de parte de la Concertación;

c) el estancamiento y deterioro de las posibilidades de Joaquín no obstante su protagonismo político en las últimas décadas; y

d) la marginalidad de la candidatura de Tomás, a pesar de sus esfuerzos por levantar una alternativa a la izquierda de la Concertación.
Las variables que suelen incidir en la intención de voto suelen concentrarse en las siguientes:

1. Gobernabilidad: tras un candidato se asume la existencia de una coalición de partidos que lo respaldan, con capacidad no solo para ganar elecciones, sino que para gobernar, para dirigir los destinos del país, para construir y aplicar políticas públicas.

2. Credibilidad: todo candidato es más o menos creíble, lo que depende en lo fundamental de su historia de vida, de su consecuencia entre lo que dice y hace.

3. Personalidad: todo candidato tiene su propia personalidad, carácter, temperamento, liderazgo.

4. Propuesta: todo candidato tiene un mensaje, un sueño que ofrecer, transmitir, comunicar y que busca interpretar los anhelos de quienes quiere representar.

La ponderación o peso que se le proporcione a cada variable depende de cada uno. Por ejemplo, hay quienes les interesa sobremanera que la propuesta que formule uno u otro candidato, en cambio para otros esa variable no condiciona de manera alguna su voto; para otros, la personalidad del candidato es un elemento clave a la hora de tomar una decisión; o su credibilidad.

A cada candidato se le puede evaluar variable a variable, y que a cada una asignársele un peso específico, lo que depende de cada votante en particular. En mi caso que construido mi particular tabla haciendo uso de la escala de Lickert (con una puntuación de 1 a 5), arrojándome un valor de 3,9 seguida por Sebastián con un 3,6. De mi particular análisis se deduce que:

a) la fortaleza de Michelle se centra en la gobernabilidad que ofrece, la que viene dada por la coalición que la respalda –la Concertación- antes que por ella misma. Esta fortaleza debe explotarla intensamente porque sus oponentes no la tienen. Se trata de una gobernabilidad probada desde 1990 que los restantes candidatos no están en condiciones de ofrecer. Basta preguntarse: con quien podrá gobernar Sebastián? Joaquín? Tomás? La derecha no fue capaz siquiera de ponerse de acuerdo en torno a un candidato, menos lo será para gobernar.

b) La credibilidad es otra fortaleza de Michelle, que emana de su historia personal, de su capacidad para sobreponerse a las desgracias y a las dificultades, para desenvolverse con autonomía e independencia ante los más diversos conflictos de intereses que se le generarán, más allá que venda o no las empresas de su propiedad. Palos blancos nunca le vana faltar.

c) La personalidad, al menos la que ha mostrado a la fecha –o la que muestran los medios de comunicación- sería su debilidad, sobretodo en un país en el que si bien el machismo y autoritarismo de antaño han ido quedando atrás, aún persisten resabios de ellos. Cuando a Michelle se le reprocha que “no da la talla o el ancho” para la presidencia, el mensaje subliminal subyacente es que a la cabeza del gobierno debe ir alguien “con pantalones”, de sexo masculino, que mande. Curiosamente, en esta línea, tanto Sebastián como Lavín están buscando posicionarse como “continuadores” de Lagos, por su personalidad con fuertes rasgos de autoritarismo del cual Michelle se siente muy lejana. Por otra parte, las múltiples obras que están caracterizando el gobierno de Lagos parecen estar siendo apropiadas por los candidatos opositores antes que por Michelle. Ella debe salir al frente, denunciar la hipocresía que significa escuchar a los candidatos de derecha sus denuncias en torno a la delincuencia, la desigualdad y el desempleo. No son ellos quienes los resolverán, más bien son ellos los responsables, los que impiden su solución. A la fecha no hemos sido capaces de resolver estos problemas, es cierto, pero ello no implica que ellos sean capaces de hacerlo. Las veces que han sido gobierno, estos problemas los han multiplicado, porque sus intereses reales están en otra parte.

d) La propuesta de Michelle no ha sido explicitada, está implícita, y por tanto hace falta que aflore con mucha fuerza. Mientras Sebastián y Joaquín se centran en proponer infinidad de propuestas, viables e inviables, cual encantadores de serpientes, Tomás no es capaz de formular propuestas en una realidad que es muy distinta a la de los años 70. Michelle debe enfatizar un mensaje de continuidad y cambio, del buen camino, de más mercado con más y mejor Estado, de una sociedad de ciudadanos que va mucho más allá de una sociedad de consumidores. Una Michelle que salga al paso a los ataques, los cuales de ser pasados por alto corren el riesgo de menoscabarla. Cuando Sebastián la acusa de falta de carácter, éste debe responder respecto de su propio carácter cuando tuvo que enfrentar coyunturas políticas complejas:

I. Para las pasadas elecciones parlamentarias, Sebastián resolvió postular como candidato a senador por Valparaíso. Cuando la UDI levantó la candidatura del almirante Arancibia, se bajó o lo bajaron: qué pasó? Nunca se supo. Dónde quedó su carácter?

II. Siendo presidente de RN fue incapaz de asegurar que los votos de los senadores de su propio partido fuesen consistentes con los acuerdos internos adoptados en materia de reforma constitucional.

III. Siendo presidente de RN, en colisión con Pablo Longueira, entonces presidente de la UDI, y siendo ya candidato presidencial Joaquín, renuncia a petición de este último. Dónde está ese carácter de que hace gala?
Porqué, una y otra vez se ha tenido que bajar? Cuáles son las presiones que lo fuerzan a abandonar caminos ya decididos? Quienes son los que lo presionan? Qué nos asegura que, en el hipotético caso que asuma la presidencia, no renuncie el día de mañana? En Brasil, décadas atrás, en los años 60, un presidente electo, Janio Cuadros, a poco de asumir la presidencia, renuncia, yéndose al exterior. Hasta el día de hoy se desconocen los motivos. Falta de carácter? Presiones indebidas y ocultas? Incapacidad?

Por último, importa señalar que hay candidatos sin posibilidades reales de alcanzar la presidencia, de carácter testimonial cuyo objetivo es marcar el inicio de una nueva senda en rechazo a una realidad particular. La paradoja reside en que ese voto testimonial, por lo general, termina por favorecer a los candidatos que menos se acercan a los postulados que los mismos electores profesan. En Chile a estos candidatos se le conoce como los curas de Catapilco, en recuerdo de la elección presidencial de 1958, hace ya casi 50 años atrás, cuando un candidato -el cura de Catapilco-, sacó un número de votos suficiente para asegurar la elección de Jorge Alessandri, arrebatándole la victoria a Salvador Allende. Ya entonces la mano negra de las fuerzas fácticas entraban en acción.

noviembre 15, 2005

Concentración económica

En las últimas semana se ha estado debatiendo en torno al tema de la concentración económica y la desigualdad. Incluso han aflorado voces afirmando que no tiene nada de malo la concentración económica, que ella es positiva, apuntala el crecimiento, incrementa la eficiencia de la sociedad en su conjunto, y es consecuencia de las economías de escala capaces de reducir los costos medios de los bienes/servicios.

Curiosamente estos son los argumentos de los campeones de la libre competencia, del libremercado, de quienes por años nos han cantado a gritos a favor de la competencia, que la diseminación de la propiedad era consustancial a ella para garantizar la existencia de infinidad de actores -consumidores y productores- en el marcado, ya que ellos, imposibilitados de ponerse de acuerdo, de coludirse, garantizarían el funcionamiento de la "mano invisible" de manera tal que el precio de equilibrio resultante de los bienes/servicios correspondientes, optimizaría la asignación de los recursos. Aleluya, aleluya!!!!

Cuando ya nos estábamos comprando el cuento completo, sin vaselina, desde los mismos sectores -esos que pregonan día y noche las virtudes de la librecompetencia, del desguace del Estado, de la flexibilidad laboral, de la eliminación del salario mínimo, de las indemnizaciones, de las inamovilidades- surge ahora un nuevo grito de guerra: que la concentración económica puede traer consigo más progreso, más crecimiento. las históricas luchas antimonopolio están siendo relegadas al olvido con eufemismos tales como que "la concentración solo sería negativa si atentara contra la libre competencia". como si fuera llegar entrar y salir del mercado cuando se afirma que existe libertad de entrada en la mayoría de los sectores, libertad que forzaría a los productores a traspasar a los consumidores las potenciales rentas que se obtienen de las fusiones, vía menores precios y/o productos/servicios de mayor calidad. No necesariamente!!!! como lo comprueban las utilidades que registran las instituciones previsionales de salud y la banca. La libertad de entrada en términos prácticos está en jaque por el volumen de inversiones que se requiere para incursionar en una pelea de perros grandes.

La libre competencia, más allá de voluntarismos, ella está siendo jaqueada por una concentración económica. Siendo inevitable en muchos casos por la cuantía de las inversiones requeridas y/o las economías de costo que puede conllevar, por eso mismo al frente debe posicionarse un Estado incorruptible dotado de las atribuciones que garanticen que las potenciales ventajas de toda concentración se traspasen efectivamente a los consumidores. No vaya a ser que una vez que los perros grandes se terminen comiendo a los chicos, hagan de las suyas.

De hecho, ¿acaso ya no lo están haciendo? Lo hacen con sus proveedores a quienes pagan cuando se les antoja; lo hacen amarrándonos con tarjetas de crédito que nos esclavizan a ellos. Más allá de nuestra responsabilidad por endeudarnos más allá de todo límite, no es menos cierto que la misma fuerza y empeño que colocan en engatusarnos, es la misma que colocan para ejecutarnos a la hora de los quiu.

noviembre 10, 2005

¿Ser o no ser neoliberal?

Desde que tengo uso de razón, me enseñaron que la economía surge a partir de la escasez, en particular, cuando la cantidad demandada por un bien/servicio supera la oferta disponible en el mercado. La economía busca responder interrogantes básicas tales como: ¿qué producir? ¿cúanto producir? ¿cómo producir? ¿cómo distribuir? ¿cuánto cuesta producir? ¿qué alternativas se encuentran disponibles? ¿para quienes producir? ¿en qué magnitud? ¿a qué precio?

En tal sentido la economía se considera la disciplina responsable de abordar la asignación "óptima" y/o "eficiente" de los recursos disponibles normalmente limitados, y por consecuencia, se asume que busca contribuir a satisfacer el máximo de necesidades con los recursos disponibles. El fin de la historia, al menos en el ámbito económico, se habría alcanzado con el libremercado, con esa “mano invisible” que guía el comportamiento mercantil. Existen múltiples ejemplos irrefutables acerca de la existencia de esa ley de la “mano invisible”, así como en el mundo de la física nadie cuestionaría la ley de gravedad formulada por Newton. En este sentido ¿quién podría no ser un neoliberal?

Junto con esto, me enseñaron que este libre mercado funciona cuando no existen barreras de entrada, o sea, con la libre concurrencia de muchos oferentes y demandantes, porque cuando son pocos los actores ya sea por el lado de la demanda, como por el lado de la oferta, el libremercado deja de funcionar como tal y empiezan a operar los carteles o monopolios. Curiosamente, por la vía del libremercado observamos una tendencia hacia la existencia de pocas grandes empresas en los más diversos sectores, amparados en la lógica de las economías de escala y de la creciente incorporación de tecnologías de información y comunicación en la gestión de las organizaciones.

Me enseñaron que el libremercado funciona cuando todos los actores tienen acceso a la misma información, no existiendo información privilegiada para unos en desmedro de otros. También me enseñaron que el Estado no debe interferir en el libremercado, más bien debe asegurar que se den las condiciones para que “la mano invisible” funcione; pero también me enseñaron que los mercados reales no suelen ser perfectos, por lo que se requiere la intervención del Estado para que el libremercado opere como tal: un Estado tan chico como sea posible, un Estado estrictamente necesario para subsanar subsidiariamente algunas “imperfecciones” que puedan presentarse.
En base a estos antecedentes ¿quién podría no ser neoliberal?

Sin embargo la realidad es más compleja, no se limita a lo meramente económico, como lo constatan los propios neoliberales, quienes en el plano político-cultural suelen ser ultraconservadores, y no trepidan en pretender imponer conductas, valores y prohibiciones que harían palidecer a cualquiera.

El neoliberal centrado en lo económico adhiere a un enfoque reduccionista que termina por olvidar que la economía es un componente de la realidad que debe estar al servicio del ser humano y no viceversa. De hecho, el modelo neoliberal, en los países donde ha sido aplicado a ultranza, genera sociedades excluyentes, donde periódicamente es ingresa a fases de crisis explosivas. La exclusión opera sobre la base de la coexistencia de insolidaridad y del desmantelamiento de los servicios públicos por parte del Estado. Un Estado incapaz de pagar seguros de desempleo o pensiones mínimas o decentes a quienes la mano invisible mercantil desecha por inservibles, ya sea por edad, como por incompetente. Los seguros privados de salud, operando bajo la lógica de la rentabilidad, no pueden sino expulsar a aquellos afiliados que se enferman en demasía o tienen enfermedades de muy alto costo. Afiliados “cachos” que son entregados a manos del Estado para que éste se encargue de ellos, pero un Estado raquítico a quienes los propios neoliberales les niegan la sal y el agua para que ejerza en plenitud el rol subsidiario que el propio modelo neoliberal le tiene asignado.

Desafortunadamente son muchos los sectores donde no existe simetría de información, particularmente en los sectores financiero-bancario, de servicios de comunicación, salud y educación. ¿Tenemos claridad respecto de las tasas de interés que nos aplican? ¿De la calidad los servicios educacionales que prestan las diferentes instituciones educacionales? ¿De los contratos y las tarifas que nos aplican las empresas proveedoras de servicios telefónicos? Y cuando queremos reclamar ¿adónde podemos recurrir? ¿Tenemos tiempo para hacerlo cuando el trabajo nos exige más y más?

El problema de fondo del neoliberalismo reside en que asume que somos de usar y tirar. Aldous Huxley lo graficó claramente en su “Un mundo feliz” somos, en la medida que servimos en términos económicos, si somos productivos, en caso contrario, más vale que nos vayamos al tacho de la basura. Enfoque que entronca con el darwinismo puro, con las teorías racistas, por las cuales unos son elegidos y otros, condenados.

Los “defectuosos” no tendríamos nada que hacer en este mundo. En estas circunstancias, como bien lo afirma Andrés Monares en su paper titulado ¿Quién podría ser neoliberal? y que de alguna manera motivó el tenor de esta columna.

noviembre 03, 2005

Pildoritas universitarias

Hace poco me tocó participar en un debate en torno a los estudios universitarios, y uno de los expositores hizo mención a la masificación universitaria, punto sobre el cual me permití hacer algunos alcances.

En las últimas décadas, la cobertura de educación universitaria ha aumentado significativamente, desde menos del 20% hasta casi el 40% en el grupo etáreo correspondiente. De una educación universitaria elitista estamos pasando a una masiva. Cuando la cobertura sobrepase el 60% podríamos hablar de una educación universitaria universal. Por tanto todo señalaría que nos espera un futuro promisorio.

Cualquiera pensaría que si hoy son más quienes siguen estudios universitarios que en el pasado, es porque son más los alumnos con méritos académicos. Esto es, hoy serían mucho más los alumnos que egresan de la educación media con los conocimientos requeridos para proseguir estudios en las universidades.

Sin embargo creo que las cifras pueden inducir a engaño porque antes que un mayor conocimiento de quienes postulan a las universidades, lo que estaría ocurriendo es un aumento de la oferta, esto es, de las vacantes como consecuencia de la liberalización y mercantilización de las universidades. Liberalización, por la irrupción de universidades privadas abiertas sin mayores barreras de entrada, creadas bajo la figura de instituciones sin fines de lucro y que no trepidan en incurrir en multimillonarias campañas publicitarias para atraer matrículas; mercantilización, porque la educación superior se ha transformado en un negocio tratado como si se tratara de la comercialización de un bien privado, obviando su fuerte componente de bien público. Mercantilización que también ha invadido a muchas de las universidades estatales, las que también han estado abriendo carreras y vacantes en base a evaluaciones privadas de sus beneficios/costos sin que exista regulación alguna, dejando librada la oferta y demanda a la “mano invisible” de un mercado capaz de ofrecer de todo a distintos niveles de calidad, para todos los gustos, a distintos precios.

Este aumento en la oferta, tanto de carreras como de vacantes tiene su origen en aprovechar oportunidades de negocio antes que en los mayores conocimientos de quienes postulan a las universidades. La mayor cobertura universitaria se explica, en lo fundamental, porque las exigencias de ingreso a las universidades son significativamente menores que las existentes en el pasado. Si estas exigencias fueran las que imperaban hace 20 años atrás, una importante proporción de las vacantes que se abren no se completarían, muchas carreras no se impartirían, y muy probablemente muchas de las actuales universidades estarían en crisis por falta de alumnos.

En este sentido percibo que la masificación se ha logrado a costa de una degradación en la educación en todos los niveles. El extremo énfasis en lo cuantitativo y ha sido en desmedro de lo cualitativo. A las universidades están ingresando alumnos sin mayores hábitos de estudio, por lo que cuesta entender cómo han podido terminar su educación media. Esta realidad, de alguna manera hipoteca nuestro futuro.
Se me quedan elementos en el tintero que no abordaré para no abusar de mis queridos lectores. Entre ellos, el tema del esfuerzo, de “sacarse la cresta”, de “comprar” educación, mecanismo por el que se privilegia la exigencia económica sobre la académica, o dicho de otro modo, la exigencia académica está condicionada por lo económico.

Al paso que vamos imagino un mundo en el que las farmacias incluyan dentro de sus estanterías pildoritas universitarias de distintos colores y calidades. Cada color corresponde a una carrera. Por ejemplo, color rojo correspondería a Ingeniería Comercial y tendríamos de diferentes precios ya sea porque son más concentradas como porque son de mayor duración.

La idea es que compremos una pildorita, la tomamos con un vaso de agua y ya está! De un minuto a otro, sin mayor esfuerzo asimilamos las capacidades y competencias asociadas a cada carrera para una duración dada. Vencido el plazo, por arte del birbiriloque los conocimientos desaparecen, salvo que nos compremos otra pildorita, distinta de la anterior porque el tiempo ha transcurrido y las competencias y capacidades exigidas han cambiado. Con estas pildoritas nos ahorraríamos años de estudio y esfuerzo. También podríamos tener pildoritas apitutadas –claro que serían más caras-, pildoritas que permitirían obtener buenos trabajos y en forma inmediata, a diferencia de las otras pildoritas, las “normales”, que no garantizarían la obtención de trabajo alguno.

octubre 27, 2005

¿Sentimientos de culpa?

El último comentario recibido comienza con la sugestiva frase: “Por favor no mas mea culpas por el golpe del 73!!” centrando la responsabilidad de lo ocurrido en Chile hace ya más de 30 años en el gobierno norteamericano encabezado por Nixon, eximiendo indirectamente al gobierno de Allende de toda responsabilidad, o minimizándola.

Compartiendo en lo sustantivo el planteamiento de mi querido lector, lo que nos anima no son sentimientos de culpa, sino que la aspiración de aprender a partir de lo ocurrido. Más allá de plantear culpas y responsabilidades de otros, por lo demás suficientemente conocidas y que el tiempo se está encargando de desnudar, se trata de identificar en qué fallamos nosotros, cuáles fueron nuestras responsabilidades. Tener al frente a regímenes que no trepidan en actuar gangsterilmente, como ocurrió con el gobierno norteamericano de entonces, es un dato que no se puede soslayar y que querámoslo o no, condiciona nuestra propia actuación. No tomar en cuenta una determinada realidad político-social puede conducir a males peores que los que se desean evitar.

Lo que estoy afirmando ni yo mismo me lo creo en plenitud pues sé que conlleva el alto riesgo del chantaje. Es una disyuntiva desagradable, “penca”. Es aplicar el axioma de “hacer lo que se puede, no lo que se quiere” en contraposición a “hacer lo que se quiere”. La frase “voluntad es poder” está bien para el bronce o para quienes tienen el poder a su lado, pero para los que no tienen el poder, no lo es.

Quién define lo que se puede y lo que no se puede? Quienes tienen el poder. El gobierno chileno, a mi modesto entender, está transitando por el camino de lo posible, de lo que las circunstancias y el poder que dispone le permiten, no lo que aspira. No se trata de que hayamos matado nuestros sueños. Éstos se encuentran plenamente vigentes, su concreción se encuentra pospuesta hasta que las circunstancias y el poder lo permitan. Lenta, parsimoniosamente se han ido extendiendo las fronteras de lo viable, pacíficamente, democráticamente, traspirando la gota gorda. Que se puede hacer más? Avanzar más rápidamente? Es muy probable, pero no resulta fácil evaluar cuán viable es estirar más o menos estas fronteras, porque al otro lado también hay fuerzas que intentan estirarlas en sentido contrario.

Por momentos pareciera que “nadie sabe para quien trabaja”. Desde los partidos comunista y humanista se busca abrir una alternativa distinta a la Concertación, conducta muy legítima por lo demás y con argumentos muy sólidos que no podemos sino compartir, particularmente cuando de denuncias se trata. La Concertación se ha fosilizado, pero comunistas y humanistas no ofrecen una alternativa viable en las circunstancias actuales. Y en la práctica no están sino reforzando a las fuerzas de derecha. Como la tesis del MIR en los 70: “hay que extremar las contradicciones del sistema para que explote, porque de ahí saldrá el sol y la luz consiguiente”. En concreto, la actuación del PC y del PH debilita la Concertación y favorece a la derecha. Es duro lo que estoy afirmando porque el concepto de viabilidad es relativo y viene dado por la correlación de fuerzas reales existentes y también podría decirse lo contrario: que fortaleciendo a la Concertación indirectamente se estaría fortaleciendo a la derecha.

Mi visión, no temo en reconocerlo, antes que en sentimientos de culpa, se basa en que en el pasado nos pasamos películas, nos creímos el cuento, sin dimensionar la magnitud de los asesinos que teníamos al frente mientras hacían gárgaras con la democracia. Hasta el día de hoy no dejan de sorprendernos. Mi visión se basa en que los líderes de entonces nos aleonaban a los veinteañeros para “parar al fascismo”, “crear milicias populares”, sin sospechar siquiera la que se venía. El sufrimiento de los que no sobrevivieron a la barbarie, y de los que alcanzamos a sobrevivir, no puede ser en vano.

No hemos renunciado a la justicia social, a vivir en una sociedad más justa, con menos inequidad, sí hemos renunciado a dejarnos matar.

octubre 21, 2005

Ofertones electorales

A pesar que del primer debate entre los 4 candidatos presidenciales no me había hecho mayores expectativas, he quedado con una sensación de defraudación. Mucha palabrería, mucho ofertón electoral, poca sustancia. Es cierto que en el lapso de tiempo disponible no resulta fácil expresar conceptos, ideas, proyectos, pero con todo debería existir la capacidad para dibujar los sueños y caminos para alcanzarlos. Nada de eso ocurrió. Todo indica que el país discurre por una senda, la que uno puede apostar que no sufrirá mayores alteraciones a pesar de las críticas y objeciones que se le hacen.

No dejó de llamarme la atención los ataques que de derecha a izquierda se lanzaron contra el gobierno encabezado por Lagos, a pesar de contar con una mayoritaria aprobación ciudadana que ningún otro gobierno anterior ha alcanzado. Ataques que no fueron neutralizados por Michelle, quien se asume que representa su continuidad.

Quedé con la percepción que gane quien gane, da lo mismo: la incidencia de la política en la vida nacional –y me atrevería a afirmar que a nivel mundial- pareciera ser insignificante. El poder político habría sido asaltado por el poder económico. Quizá de siempre haya sido así, pero antes uno tenía la sensación que podía cambiar el curso de la historia. Hoy en cambio prima una sensación de impotencia, que las cartas están echadas. A veces me pregunto para qué hacemos elecciones, para qué tanta fanfarria, cuando las encuestas ya lo predicen todo.
Las puesta en escena fue sintomática, cual paleta de colores, los candidatos se dispusieron físicamente de izquierda a derecha en el mismo orden de pensamiento. En el extremo izquierdo estaba la candidatura del PC y PH, luego Michelle de la Concertación, Sebastián en representación de la derecha de RN, y por la extrema derecha, Joaquín.

Este último, siguiendo el libreto fijado por su comando y fiel a su discurso de las últimas semanas se centró en su tema favorito, el de la mano dura con fuertes ataques tanto al gobierno de Lagos como a la candidatura de Michelle. Su discurso se apoya en la legítima aspiración de orden y seguridad que anida en cada uno. Sin embargo su enfoque está centrado en acciones represivas antes que en abordar las causas profundas y que se centran en la desigualdad, la que si bien se remonta a tiempos históricos, fue agravada con la dictadura, no ha sido resuelta bajo los gobiernos de la Concertación, y bajo el paradigma político-económico vigente no se visualizan soluciones de fondo.

Y ese es el déficit que me dejó el debate: frases de buena crianza, conejos que salen del sombrero, voladores de luces. Como que nadie la da con el palo al gato.
Tomás me interpreta totalmente en sus denuncias, particularmente cuando enrostra a la derecha su cara de palo por aspirar a ser alternativa de gobierno para consolidar un modelo económico que en vez de resolver el tema de la desigualdad, lo agudiza. Si bien también comparto con Tomás sus críticas a la Concertación, a la que responsabiliza por administrar el modelo imperante sin mayores pretensiones de modificarlo sustantivamente, otra cosa es con guitarra. Con todo, la Concertación debe hacer más, debe reafirmarse en sus principios antes que en el pragmatismo, porque esa senda terminará por anularla como fuerza capaz de cambiar el curso de la historia.

No obstante mi voto no estará con Tomás, por una razón eminentemente práctica. No estoy para saludos a la bandera ni votos testimoniales. Yo voto por la alternativa que más me gusta solo cuando tiene posibilidades reales de triunfo; en caso contrario voto por quien menos me disgusta. No estoy disponible para que como consecuencia de mi opción de voto tenga alguna opción de triunfo, y gane quien no deseo de manera alguna que gane. Ello, tan solo por darme el gustito de votar por quien más me gusta. Menos para que haya una segunda vuelta que solo ayuda a envalentonar a la derecha, que ya se dio el gustito seis años atrás cuando logró llevar a Lagos a una segunda vuelta, debilitando su candidatura y precarizando su gobierno.

Quiero decirlo con todas sus letras: este principio básico que rige mi actuación electoral tiene su raíz en el golpe del 73, donde por “quererlo todo, nos quedamos con nada”.

En lo personal, mi alternativa, hoy por hoy, es Michelle, para que con un triunfo contundente en una primera vuelta tenga la fuerza suficiente, para enfrentar los poderes fácticos de la derecha y efectuar los drásticos cambios que se requieren con el suficiente piso político para que no se le mueva el piso.

octubre 12, 2005

Islas cárceles

Uno de los candidatos a la presidencia ha querido poner sobre la mesa el tema de la delincuencia a raíz de ser una de las preocupaciones centrales de los chilenos. Si bien acierta al ponerlo sobre la mesa, se equivoca medio a medio en la forma de abordarlo, así como en las medidas que propone. De hecho lo banaliza, lo faranduliza, lo trivializa, lo manipula, lo manosea, lo trapea, lo chacotea, lo caricaturiza.

Sus propuestas son simples, básicas, sin capacidad alguna de recoger toda la complejidad que el tema tiene ni la relación causa-efecto que posee en otras variables. Estas propuestas se reducen a mano dura, más carabineros, más cárceles, y ahora último saca de la manga la creación de una isla-cárcel. Apela a lo instintivo, a la búsqueda de seguridad que anida en cada uno de nosotros. Desgraciadamente la realidad es más fuerte.

De sus acciones cuando fue alcalde, ya sea en Las Condes como en Santiago, no queda nada. Ni las peras de agua, ni los buses ejecutivos, ni las playas mapochinas, ni las canchas de nieve, ni los botones de pánico. Y ahora nos viene a vender la pomada que es capaz de detener la delincuencia. Por momentos siento que ofende nuestra más mínima inteligencia.

Primero, su visión de la delincuencia es unilateral. Si, porque sus denuncias apuntan a robos, asesinatos, violaciones, escapes en que no están involucrados delincuentes de cuello y corbata o uniforme. No le he escuchado ni una sola palabra sugiriendo mano dura contra Pinochet y sus secuaces, comprometidos en múltiples procesos. En estos casos, conminado a responder, solo atina a afirmar, suavemente, que hay que dejar que la justicia actúe.

Segundo, su receta pone el acento en la represión. Si, solo se le ocurre imponer leyes draconianas, dar más poderes a los policías para reprimir, más carabineros. Solo falta que sugiera cortar las manos a quienes roben, cortar el pene a quienes violen, cortarles la cabeza a quienes asesinen. Ojo por ojo, diente por diente.

Tercero, su enfoque es mercantil. Si, tiene la convicción que es un problema de incentivos. Que el delincuente no tiene incentivos para no delinquir, ni desincentivos para delinquir. Es la lógica económica aplicada al mercado delincuencial. Lo último que se le ocurrió es mandar a los delincuentes a una isla. Que se pudran. De esta manera el delincuente razonará: si asesino corro el riesgo que me manden a una isla y allá me podriré. Por tanto, no me conviene asesinar. Lógica impecable, pero que no funciona en la práctica. Si fuera por eso más vale matarlos a todos y nos ahorramos cárceles, su mantenimiento, y capaz que tengamos un país de las mil maravillas.

Cuarto, no va al meollo, esto es, a las causas de la delincuencia. Y estas causas, desafortunadamente son múltiples y tienen su base en la persistente desigualdad en una sociedad que excluye, que no proporciona oportunidades laborales a que no tienen las competencias requeridas por el mercado, y que por el contrario, solo ven caminos cerrados.

Quinto, las islas cárceles han sido abandonadas por sus altos costos y no cumplir con la función rehabilitadora que se presume tiene toda cárcel.

En fin, el tratamiento que Lavín da al tema es poco serio, irresponsable, que impide abordarlo como corresponde.

octubre 06, 2005

Duración de las carreras universitarias

Por momentos pensé que se trataba de una estrategia futbolística cuando un ministro de Estado hizo mención al modelo 4-2-2, pero los números no me calzaban pues tradicionalmente se habla del 4-3-3, 4-2-4 u otros como táctica o posicionamiento de los jugadores en una cancha para encarar a un equipo rival.

Pero no, el ministro estaba hablando del modelo de educación superior que están implementando –o tratando de implementar- algunos países de mayor desarrollo. Esto va en línea con la idea de cotejarnos con quienes están por sobre nosotros en materia de desarrollo.

El modelo 4-2-2 apunta básicamente a que los programas de pregrado -las carreras profesionales- no tengan una duración superior a 4 años, en tanto que los programas de posgrado, ya sea de magíster como de doctorado, 2 años cada uno. Considerando que acá nuestras carreras profesionales clásicas tienen una duración de 6 años, un modelo de estas características en nuestro país tendría un carácter revolucionario pues involucraría su acortamiento en 2 años. La reacción ha sido inmediata.

El tema es complejo y tiene sus bemoles. Por un lado, efectivamente, en la práctica, las carreras en nuestro país son extremadamente largas. Siendo las carreras en sí definidas para ser cursada en un determinado número de años, en la realidad el tiempo que realmente los alumnos cursan sus carreras supera con creces ese número, con excepción de unas pocas carreras. O sea, carreras cuya duración es de 6 años, terminan siendo cursadas por los alumnos en 7, 8 y más años. Este retardo revela problemas que pueden ir desde que los mecanismos de selección que se aplican a la entrada no son los más adecuados, que los programas de estudio se encuentran excesivamente recargados, hasta que los procesos y/o recursos educativos que se están implementando no son los apropiados.

Por otro lado, en nuestro país existe un proceso de selección para el ingreso a las universidades a través de una prueba nacional, el PSU (Prueba de Selección Universitaria), la que más que seleccionar académicamente, pareciera que lo hiciera económicamente. Existiendo y aplicándose esta selección, se presume que los alumnos aceptados en las universidades se encuentran aptos para cursar las carreras seleccionadas. Sin embargo, los niveles de repitencia, deserción y retardo que dominan la escena universitaria siembran dudas al respecto.

¿Y de dónde provienen quienes ingresan a las universidades? De una educación básica y media cuyos niveles de calidad están fuertemente cuestionadas. Una baja calidad en estos niveles impacta negativamente sobre la educación superior, lo que por cierto no exime a ésta de la responsabilidad que le cabe en lo que le corresponde.

En este contexto, cualquier disminución en la duración de las carreras debe ser abordado un términos sistémicos, lo que implica necesariamente abordarlo en conjunto con el tema de cómo llegan los alumnos (calidad en la educación básica y media) y dónde van a parar las personas y profesionales que forman las universidades (sociedad y mercado laboral).

octubre 01, 2005

No siempre se gana

Nos encontramos ante una orden de captura internacional contra Andrónico Luksic, heredero de la mayor fortuna en este país, y sobre otros dos ex ejecutivos de Luchetti Perú, todos declarados reos contumaces por no presentarse a declarar ante los tribunales peruanos.

Los tres están siendo inculpados por tráfico de influencias, imputación respaldada mediante cintas de video que fueron exhibidas en el Congreso peruano, donde se muestra a uno de los ex ejecutivos de Luchetti participando en una reunión con uno de los personajes más siniestros de los tiempos de Fujimori: Vladimiro Montesinos, en su tiempo asesor presidencial y jefe de seguridad nacional. Por ello se les llamó Vladivideos. Montesinos fue el responsable de montar todo un sistema de recaudación y distribución de fondos basado en el chantaje, apoyándose en la filmación subrepticia de las reuniones que sostenía. Es así como en sus redes cayeron militares, políticos, jueces, empresarios. Pocos escaparon a su embrujo. Actualmente se encuentra preso por corrupción y tráfico de armas.

Hace ya 10 años el grupo Luksic inicia la construcción de una planta industrial en Perú con una inversión sobre los US$ 30 millones teniendo las autorizaciones correspondientes que posteriormente fueron anuladas por razones medioambientales. En este contexto Montesinos aparece ofreciendo sus buenos oficios para levantar las restricciones. No es necesario pensar mal para percatarse que estos buenos oficios no surgen a título gratuito.

Dado el tiempo transcurrido desde la ocurrencia de los hechos, se apeló a la prescripción del caso, lo que fue rechazado por los tribunales peruanos. La defensa reclama discriminación porque se establece un período de 8 años en circunstancias que en otros casos se ha otorgado prescripción de 6 años.

Cuando se trate de causas en que se encuentren chilenos involucrados, resulta difícil pretender pensar que no exista discriminación, tanto en Perú como en Bolivia. Quienes alguna vez han pisado suelo peruano o boliviano conocen de sobra los sentimientos antichilenos que se encuentran fuertemente enraizados en la cultura popular de dichos países y que tienen un origen que se remonta a la historia y que ha sido perpetuado por sus sistemas educacionales.

Me cuesta creer que Luksic, así como muchos otros empresarios, no estén en conocimiento del terreno arenoso en el que incursionan. Ellos más que nadie saben que invertir en Perú o en Bolivia, así como en muchos otros países, no es broma, sobre todo cuando de inversiones chilenas se trate. Y si lo hicieron era porque esperaban rentabilidades consistentes con los riesgos que corrían. No siempre se gana. Los riesgos tienen su costo.

septiembre 27, 2005

La resurrección de Maradona

Photo by Jack Hunter on Unsplash

Estando recientemente en Buenos Aires, me llamó poderosamente la atención el endiosamiento que los argentinos sienten por Maradona. Si en Chile una figura pública, de la farándula, del deporte, de la política o de donde sea, se descarrila, equivoca el camino, nos dejamos caer con todo para darle la espalda a quien en su día idolatramos, abandonarlo y procurar castigarlo con el máximo rigor. 

Nuestra lógica es que no tiene perdón, defraudó nuestras esperanzas, se farreó sus posibilidades, nos desprestigió. Todo ello amerita que nos ensañemos y procedamos a una suerte de linchamiento público. Con nuestras principales figuras solemos ser masoquistas. Hasta el día de hoy a Caszelli no le perdonamos el penal que se perdió en un mundial; al Cóndor Rojas su burda simulación en el Maracaná que nos costó un duro castigo. Somos despiadados con nosotros mismos. 

Maradona, el más grande futbolista argentino de todos los tiempos, teniéndolo todo, y quizá por eso mismo, cayó en la droga, empujado quién sabe por qué circunstancias –las exigencias, la tentación, su origen, quienes le rodeaban, la sociedad, etc.-. Como figura pública, sus desvaríos eran noticia de cada día que seguíamos no sin inquietud. Fue a parar a las más diversas y prestigiosas clínicas, mientras su figura adquiría ribetes tragicómicos. Ya sin voluntad e incapaz de seguir los tratamientos, protagonizó más de un altercado con los paparazzi y sendas escapadas. 

Intentó rehabilitarse fuera del circuito convencional, yendo a Cuba. Sí a Cuba, donde lo acoge Fidel Castro. En todo este proceso, en ningún momento los argentinos le dieron la espalda. Por el contrario, estuvieron con él, a ciegas, lo animaron una y otra vez para que se rehabilitara. Y la fé movió montañas. 

A la distancia, nosotros, en nuestro realismo, en nuestra frialdad, en nuestra racionalidad, teníamos la certeza que no tenía remedio, que no tenía escapatoria, que estaba condenado, que la droga lo había atrapado y que no tenía recuperación posible. Los argentinos en cambio, se la jugaron por él. Ese respaldo popular hizo lo que creíamos imposible, y ahora observamos a un Maradona resucitado, levantado por quienes nunca lo abandonaron. Los suyos le abrieron los brazos, lo abrazan, y así es como hoy tiene a su cargo un programa televisivo en el que se ve virado, y es gerente técnico del club de sus amores: Boca Juniors. 

Nosotros, por el contrario, hasta el día de hoy no perdonamos al Cóndor el daño que nos causó: le negamos la sal y el agua, que sí le dio Brasil, país al que ofendió con su conducta, pero que con todo, tuvo la capacidad de acogerlo. 

Ojalá la recuperación de Maradona sea definitiva, lo que seguramente le debe implicar una lucha diaria, pero a simple vista se le ve entero, agradecido del respaldo que tiene y que está haciendo posible el milagro de su resurrección. Si Maradona hubiese sido chileno, me temo que ya lo habríamos condenado para siempre aunque nos hubiese deleitado con sus filigranas deportivas. Creo que, al menos en esta materia, los argentinos nos están dando un lindo ejemplo a seguir.

septiembre 16, 2005

Los modelos de financiamiento de estudios superiores

Recientemente se ha resuelto un significativo aumento en el financiamiento público de créditos y becas para quienes cursan estudios superiores. Siendo un paso importante y en la dirección correcta, se extraña la ausencia de un marco o modelo en el que se inspira -al menos en forma explícita-, y que asegure que en el corto plazo no nos volvamos a encontrar con los clásicos problemas de financiamiento habituales en las últimas décadas.

En verdad, ese marco existe, y en términos gruesos, los más conocidos son el de la gratuidad de los estudios superiores, el de los aranceles diferenciados, y el de aranceles únicos, donde cada universidad tienen un único arancel por carrera y año de ingreso. Este último es el que impera en Chile desde los años 80 con un soporte crediticio y de becas predominantemente públicos. En el resto del mundo dominan los otros modelos, y en América Latina el modelo dominante es el de la gratuidad de los estudios superiores en consideración a múltiples factores, entre los cuales se incluyen los beneficios sociales que generan, al bajo ingreso per cápita que presentan las mayorías, las presiones del estamento estudiantil, y la existencia de una institucionalidad estatal incapaz de identificar, controlar y/o regular la condición socioeconómica de los estudiantes de educación superior.

Este modelo de gratuidad opera razonablemente cuando solo unos pocos acceden a la educación superior, lo que no deja de ser una contradicción, por cuanto esos pocos por lo general pertenecen a familias del quintil de más altos ingresos, y que por tanto, se asume que están en condiciones de financiar sus estudios superiores. Curiosamente, cuando la educación superior se masifica, y por tanto comienza a hacerse accesible a estudiantes provenientes de quintiles de menores ingresos, la gratuidad comienza a cuestionarse en base a la rentabilidad privada que genera la posesión de estudios superiores. Bajo este modelo, las instituciones de educación superior suelen verse desbordadas financieramente porque sus requerimientos superan con creces los que el Estado está en condiciones de financiar, lo que se expresa en profesores universitarios mal pagados y una infraestructura física –salas de clases, laboratorios, etc.- obsoleta y/o deteriorada

septiembre 09, 2005

Un nuevo Once

A 32 años de un golpe militar cuyos ecos se prolongan hasta la fecha, no se observan visos que los aminoren, sino que por el contrario, ellos se multiplican sin cesar. Como a borbotones, la ciudadanía observa perpleja, cuando gran parte de ella no alcanzó siquiera a ser protagonista de la época, cómo diariamente se va desenmascarando una realidad marcada por el delirio.

Digámoslo claramente, en 1973 el país estuvo partido en dos, polarizado, donde las voces moderadas no eran escuchadas, y lo que es peor, eran motejadas de pusilánimes. Los puentes estaban rotos, y los esfuerzos por repararlos, por construirlos se perdían en el vacío en beneficio de los extremos. El fuego era atizado por ellos y por fuerzas foráneas. Fuimos pasto de intereses espurios en un contexto marcado por la guerra fría, por el dominio imperial disputado entre EEUU y la entonces Unión Soviética, que menos de 20 años después se derrumbó estrepitosamente.

No pocos dieron la bienvenida al golpe del 73, expresada simbólicamente con las donaciones que muchas señoras hicieron de sus joyas, para contribuir a la reconstrucción de la patria por parte de los salvadores de ella. Este era el lenguaje que se manejaba en una prensa que desde el primer minuto estuvo cercenada, aceptándose solo aquella que siguiera las directrices oficiales. Se fijó la meta de hacer de Chile una gran nación, sin definir plazos. Su principal protagonista, la Junta Militar encabezada por los comandantes de las FFAA, a poco andar delega el protagonismo en Pinochet. Hasta el día de hoy sigue siendo un misterio su rol en los días previos al golpe que, Merino en la Armada y Leigh en la Fuerza Aérea, ya habían resuelto. Tengo la convicción que se subió a última hora, para no perder el tren de la historia, y acicateado por Lucía, cuyo rol en las decisiones adoptadas fue más trascendente de lo que se presume.

El objetivo trazado, cargado de patriotismo, hoy se muestra vacío e hipócrita cuando se observa la cadena interminable de delitos por los cuales está siendo procesado. Delitos que no solo tienen que ver con los vinculados a los derechos humanos, sino que con falsificaciones, evasiones tributarias, tráfico de armas, triangulaciones financieras, etc.

Lo que a lo largo de estos años se ha estado descubriendo explica el empecinamiento por perpetuarse en el poder y el profundo significado del triunfo del NO en el plebiscito del 88. Ahora es más fácil entender porqué necesitaba fuero permanente: encubrir la maraña de delitos y pactos mafiosos que involucraron a civiles y militares. Ahí están los asesinatos, entre otros, del coronel Huber, de Eugenio Berríos y de Rodrigo Anfruns. Para garantizar su propia impunidad, construyó una institucionalidad a su medida. Si bien dejó la presidencia forzado por la derrota, se parapetó en la comandancia en jefe del Ejército, y desde allí saltó al senado como senador vitalicio. Todo se derrumba con su detención en Londres. A partir de allí se abre una caja de Pandora cuyo contenido nos depara nuevas sorpresas día a día.

Hasta para sus propios partidarios, en menos de 32 años ha pasado de héroe a villano. Y no ha sido justamente la derecha la que ha develado esta realidad, sino que el empecinamiento de quienes fueron sus opositores aún a riesgo de sus propias vidas.

septiembre 02, 2005

Nubosidad parcial

A estas alturas del año el panorama electoral se ve despejado a nivel presidencial, no así en el parlamentario. En materia presidencial las cartas parecieran estar echadas, incluso desde la propia oposición. Si bien en política los meses que faltan para las elecciones pueden ser una eternidad, la figura de Michelle tiende a consolidarse y dan cuenta de un país distinto al tradicional. Joaquín en cambio está viviendo el desgaste de quien ya habría tenido su mejor tiempo. En su contra juega una gestión alcaldicia muy controvertida, luego de haber vivido su época de esplendor en Las Condes. Sí, con plata se compran huevos, y en efecto, los recursos de que dispone el municipio de Santiago no son los mismos que tuvo en Las Condes. El resto lo hacen las permanentes rencillas opositoras, incapaces de resolver, y un desempeño del gobierno que está siendo positivamente valorado por la ciudadanía.

Para Joaquín, la vieja ya habría pasado. Su discurso se ha tornado reiterativo, previsible, sin mayores novedades respecto del que tuvo 6 años atrás. La irrupción de Sebastián ha hecho el resto, sembrando el pesimismo en la derecha, en la elección presidencial. El mantenimiento de ambas candidaturas solo se explica porque han renunciado a alguna posibilidad de triunfo, concentrando su opción en las elecciones parlamentarias. La candidatura de Sebastián tiene su razón de ser en la necesidad de sobreviviencia por parte de Renovación Nacional frente a una derecha dura y hegemónica representada por la UDI. A estas alturas, aunque Joaquín quiera bajarse, ya la UDI no puede permitirse que ello ocurra sin que se le desarme un sistema binominal pensado, estructurado e implementado en tiempos dictatoriales y que hasta la fecha no ha podido ser desmontado.

Ante la imposibilidad de conquistar la presidencia de la república, el rol de Joaquín y Sebastián no es otro que el de generalísimos que apuntalen a los candidatos a senadores y diputados de sus respectivos partidos. En este sentido, la estrategia opositora es la que busca asegurarles el mejor resultado posible.

En la Concertación, la relativa tranquilidad que se respira en el ámbito presidencial, por el cómodo liderazgo de Michelle, no se da en materia parlamentaria donde hasta este minuto aún no logran ponerse de acuerdo en la confección de la plantilla, lo que ocurriría solo en la antesala de la fecha límite de inscripción de las candidaturas, el próximo 12 de septiembre. Los partidos, en su intento por llevar cada uno agua a su molino, maximizando sus respectivas posibilidades, están arriesgando las opciones de la Concertación en su conjunto. Existe la posibilidad que se farreen un triunfo histórico en las presidenciales y parlamentarias, por la simultaneidad de ambas elecciones, por la existencia de una derecha desconcertada, un gobierno con sus bonos en alza, y una coyuntura económica favorable. Que ello ocurra no depende de terceros, sino que solo de la propia Concertación. Por ello mi pronóstico a la fecha es de nubosidad parcial.